¡Hello, Dominguers! Es hora de ponerse el bombín y preparar el té, porque llega una nueva entrega de The British Corner.
Hoy os regalo un 2x1. Toma ya. Lo estamos dando, lo estamos regalando. En una misma reseña vamos a tratar dos temas que tienen mucho que ver con el Reino Unido: la FILOSOFÍA y el HUMOR. De las Islas han salido a lo largo de la historia grandes pensadores como Locke, Hume, Russell... Y en cuanto al humor, de sobras es conocido en todo el mundo el fino sentido del mismo que hay en el país: bien tirado, punzante, inteligente, picante, con un toque de negrura a veces... El British sense of humour está considerado por una amplia mayoría como el mejor humor, dando lugar a una prolífica cantera de grandísimos humoristas: Charlie Chaplin, Peter Sellers, Benny Hill, Rowan Atkinson...
Pero... ¿qué sucede si hacemos la suma filosofía+humor? Pues que el resultado nos da una mezcla explosiva: los geniales, irreverentes e irrepetibles MONTY PYTHON. Seis "gamberros" que se unieron para crear la mejor alianza humorística que el mundo ha podido ver, que con su humor corrosivo y autocrítico de la sociedad (especialmente de la británica) hicieron las delicias de la gente desde finales de los 60 hasta mediados los 80. Con su alocada serie de la BBC Monty Python's Flying Circus alcanzaron una bien merecida fama, lo que les valió un billete para la gran pantalla: en el recuerdo y retina de muchos están las imágenes de los disparatados Caballeros de la Mesa Cuadrada o el bobalicón Brian Cohen haciendo frente a Poncio Pilatos y su amigo Pijus Magníficus en La Vida de Brian.
Si bien las dos películas que acabo de mencionar son las más recordadas y queridas por el público, hoy os hablaré de la tercera en discordia. Una película que también resultó un éxito, pero que irónicamente simbolizó el fin del grupo (ninguno quedó conforme con el resultado). Vamos a recordar un clásico: EL SENTIDO DE LA VIDA.
El Sentido de la Vida es una producción británica del año 1983, catalogada como comedia, y dirigida por Terry Jones. La película nos muestra las diferentes etapas de la vida desde la clásica filosofía satírica de los Python, lo que ya de entrada nos garantiza que nada tendrá pies ni cabeza. La primera sorpresa llega nada más iniciarse la película, cuando el espectador se encuentra con un cortometraje de Terry Gilliam: The Crimson Permanent Assurance (puede saltarse, pero sus personajes tienen una pequeña intervención en la película principal, por lo que yo recomiendo verlo si es la primera vez que se visiona El Sentido de la Vida).
Pasados los quince minutos de duración, comienza la película principal: unos simpáticos peces (interpretados por los mismos Python) ejercen de maestros de ceremonia iniciando el debate sobre el sentido de la vida, y nos acompañarán a lo largo de todo el film. Cabe apuntar que el mismo no se rige por un guión continuo, si no que es una sucesión de sketches variados. Concretamente se divide en siete partes, yendo desde el nacimiento a la muerte del ser humano pasando por fases como el crecimiento, la educación, la senectud... Puro mundo Pythonesco ante nuestros ojos: una clase de educación sexual con demostración en vivo (John Cleese), una celebración de cumpleaños en plena batalla de la Primera Guerra Mundial, un condenado a muerte que pidió ser ejecutado por el método de "persecución de una horda de mujeres en topless" (Graham Chapman)... Y todo además con otra de las grandes virtudes de los Python: sus brillantes canciones, que en ésta película nos deja clásicos como Every Sperm Is Sacred (Michael Palin), Galaxy Song o The Penis Song (ambas del genial Eric Idle).
Los Monty Python prometieron que con ésta cinta ofenderían a todo el mundo, y lo cumplieron a rajatabla: políticos, patriotas, burgueses, obreros, católicos, protestantes, creyentes, ateos... Ninguno logró salvarse de su afilada guillotina. "El Sentido de la Vida" es una deliciosa comedia musical surrealista, con escenas míticas como la del obeso Mr. Creosote (Terry Jones) en un lujoso restaurante francés o la del general británico que perdió una pierna en la Guerra Zulú (Eric Idle). 100 minutos con cierta carga filosófica que quizás no tenga el gancho o filón de las otras dos grandes producciones de los Python, pero que no deja de ser una fuente más en la que poder saciarnos la sed de su humor irreverente. Por cierto, puede que al final de la película se nos desvele el sentido de la vida...
Y como siempre, aquí tenéis disponible el tráiler del film:
Nos leemos en la próxima entrega. Ta-ra, lads!
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