miércoles, 14 de noviembre de 2018

The British Corner: Bohemian Rhapsody

Hello, Dominguers! Es hora de ponerse el bombín y preparar el té, porque llega una nueva entrega de The British Corner.

Is this the real life? Is this just fantasy?... El pasado 31 de octubre se estrenó en los cines la que probablemente es una de las producciones más esperadas de los últimos años, y tan sólo dos semanas después de su estreno aquí os traigo la reseña calentita, recién sacada del "horno" de la gran pantalla. Llega la película biopic inspirada en las canciones de una de las bandas más míticas del panorama musical de Gran Bretaña, QUEEN, y de su carismático e inolvidable líder, FREDDIE MERCURY. Pongámosle música a la sección con un título que está siendo la sensación del momento: BOHEMIAN RHAPSODY.


Bohemian Rhapsody es una producción británica-norteamericana del año 2018, catalogada como biográfica y dirigida por Bryan Singer (tras el despido de éste por desavenencias con la productora, fué reemplazado por Dexter Fletcher, quien concluyó la película, aunque en los créditos finales Singer aparece como director y Fletcher como productor ejecutivo). La trama nos muestra parte de la carrera musical de Queen, así como también aspectos de la vida personal de Mercury.

Si bien la película se inicia con los momentos previos al famoso concierto Live Aid que tuvo lugar el 13 de julio de 1985 en el estadio londinense de Wembley, rápidamente hacemos un salto atrás en el tiempo para situarnos en el Londres de 1970. Concretamente en el aeropuerto de Heathrow, donde un joven llamado Farrokh Freddie Bulsara (interpretado por Rami Malek) trabaja cargando y descargando maletas de los aviones.

Nacido en Zanzíbar (actual Tanzania) en el seno de una familia de origen indio parsi asentada los últimos años en Londres, Farrokh se desvive por la música. Por eso era frecuente verle en "bolos" de un grupo llamado Smile, cuyo guitarrista era un tal Brian May (interpretado por Gwilym Lee) y el batería un tal Roger Taylor (interpretado por Ben Hardy). El cantante principal, Tim Staffell (interperatdo por Jack Roth) abandona la formación para unirse a otro grupo que considera tener más futuro, por lo que Farrokh ve el filón ideal para unirse a May y Taylor.


Con la incorporación de John Deacon (interpretado por Joseph Mazzello) como bajista, el cuarteto toma el nombre de Queen y empiezan a hacer conciertos por pubs, salones de universidades y pequeñas giras por el país. Pero para Freddie (que ha cambiado legalmente su apellido Bulsara por Mercury) todo eso se queda corto: hay que grabar un disco. Sólo así podrían conseguir contrato con una discográfica... Y así es como su álbum debut, llamado Queen, les abre las puertas de EMI Records, cuyos ejecutivos les exigen algo con lo que romper el mercado. Así es como A Night at the Opera empieza a gestarse, y con ello, una canción que marcará un antes y un después en la historia de la música: Bohemian Rhapsody...

¿Queréis saber cómo continúa la trama? Pues no os puedo seguir desvelando más: es el momento perfecto para que vayáis al cine y descubráis a un grupo y un hombre que hicieron auténtica historia.


Los seguidores más acérrimos de Queen notarán enseguida que la película está llena de inexactitudes temporales, las cuales se pueden disculpar si tenemos en cuenta que han tenido que resumir en dos horas la historia de un personaje carismático que vivió sus 45 años de existencia a todo tren. A pesar de las mencionadas inexactitudes espacio-tiempo, y algunos usos de licencia poética por parte de los directores para darle más dramatismo a los acontecimientos (como por ejemplo una supuesta ruptura temporal de la banda, algo que realmente nunca sucedió) tratan todos los temas más importantes que afectaron a la vida de Mercury, como su sexualidad o su enfermedad. Todo ello con los éxitos más sonoros de la banda regando nuestros oídos. Y si el propio Brian May ha dicho que el mismo Freddie Mercury estaría orgulloso con el resultado de la película... es por algo.

Como viene siendo habitual, aquí os dejo el tráiler:


Nos leemos en la próxima entrega. Ta-ra, lads!

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