¡Muy buenas dominguers!
En esta entrada de la Biblioteca os traigo una adaptación de
una novela japonesa escrita por Kazuo Ishiguro llamada Never let me go. La
película, producida en UK, es un drama distópico de ciencia ficción.
El film narra la historia de Kathy, Tommy y Ruth tres niños
del internado Hailsham que descubren que han sido criados junto a todos sus
compañeros para ser donantes de órganos una vez llegados a la edad adulta. A
medida que crecen, Tommy y Ruth inician una relación sentimental con la
esperanza de que un amor demostrable les exima de su deber como donantes y
Kathy, la cual está enamorada de Tommy, se irá distanciando de ellos y
terminará trabajando como cuidadora de donantes para alargar sus años de vida.
En Never let me go, Romanek nos muestra una realidad
histórica alternativa donde la ciencia y la medicina han evolucionado pasada la
II Guerra y Mundial y donde la moralidad ha quedado sepultada pero el instinto
natural de supervivencia.
La falta de privilegios de estos niños se deslumbra rápidamente
por los interiores apagados, las habitaciones de la residencia escasas e
incoloras y los escritorios de clase usados y agrietados. Incluso los
visitantes se estremecen visiblemente al entrar en la institución pero para los
niños, por supuesto, todo esto pasa desapercibido. Nos llevan a asumir que no
han experimentado nada más puesto que Hailsham solo es un conducto. Un conducto
donde Madame (una de las responsables del centro) lucha por demostrar que son seres con conciencia y no simple
mercancía como cree la sociedad.
Mark Romanek, más conocido por su trabajo en vídeos
musicales, ha conseguido que el aura de esta película sea fría y triste a la par que reflexiva. La belleza
de este largometraje reside en su paleta de colores, que deja fuera todos los
colores primarios. De hecho Romanek dijo en varias entrevistas que se inspiró en el cromatismo
de la británica y maravillosa If... (1968) para el rodaje de la película.
Por último aquí tenéis el trailer:
Margot
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