Si hablamos de cine de terror japonés siempre nos vendrán, de buenas a primeras, dos variantes: espíritus y demonios o sangre y tetas.
Si hablamos de Tokyo Gore Police no hablamos ni de una cosa ni de la otra. Bueno, de sangre obviamente va sobrada tal y como su propio título indica, pero estamos hablando de un mejunje de estilos e influencias que resulta en una película muy disfrutable de principio a fin siempre y cuando seas consciente de lo que te vas a encontrar. No estamos hablando de una película con unos efectos de primera, tiene ese regustillo de serie B tan disfrutable a la par que entrañable. Porque uno no puede decepcionarse de una película sin más pretensión que entretener a las mentes perturbadas que disfrutamos de estos festivales de sangre y vísceras.
La acción se sitúa en el Tokyo de un futuro distópico en el que las fuerzas del orden han sido privatizadas. Ruka (Eihi Shiina, a quien ya conocíamos de ese mindfuck llamado Audition) es una policía que lucha contra sus demonios, los cuales le acechan recordándole la muerte de su padre, quien también fuera agente de policía.
Ruka forma parte de un cuerpo especial dedicado a exterminar a los “ingenieros”, humanos mutados con tendencias homicidas. Pero pronto se da cuenta de que ellos no son sus únicos enemigos.
Cabe destacar ese homenaje a Verhoeven con la inclusión de cuñas publicitarias como “No te hagas el harakiri” u otro en el que unas colegialas anuncian unos cutters para las muñecas la mar de kawaii, para suicidarse con “estilo”.
Duchas de sangre, pilas de miembros amputados, peleas con espadas, mutantes con caracterizaciones a cual más delirante… esa clase de película perfecta para ver el fin de semana con los degenerados de tus colegas y con unas cervezas.
Pinchad aquí para ver el tráiler.
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