viernes, 29 de diciembre de 2017

BAÑO DE SANGRE ALCOHOL VOL. XXXIII: “FIN DE AÑO MALDITO”

Dominguers! Estamos en la recta final del año, a días de esa maldita noche de fin de año. Todo lleno de niñatos borrachos, los (y las) hipócritas que no te saludan por la calle y te felicitan el año, las aglomeraciones en todas partes… una noche en la que, no sé a vosotros, pero a mí me surge mi lado más antisocial. Nada mejor que quedarse en casa… ¿no? Con esos casposos especiales de fin de año grabados en la televisión, en los que los Chayannes y las Malús de turno se dedican a esparcir el sida sonoro…


No os preocupéis, que tenemos un planazo… ¿Quién podría resistirse a un slasher ochentero distribuido por la gloriosa Cannon, ambientado en la noche de fin de año y repleto de extravagantes actuaciones de bandas New Wave? Entre el público, lo mejor de cada casa: punkys navajeros, yonkis espasmódicos, primos yankees de Alaska y Almodóvar… Con todos estos elementos, casi es secundario que estemos hablando de un slasher montonero, sin misterio, predecible, apenas sangriento y con algunas de las actuaciones más chungas del subgénero (que ya es decir). Aún con todo, el resultado final es perfecto para bañarse en litros de alcohol junto a tus colegas y subir el volumen a tope cuando entren en acción las CANCIONACAS. Hay de todo, da para ponerse épico, para hacer pogos en el salón de tu casa y hasta para bailar un pegadito arrimacebolletas. Viva el mal, viva el capital.


Dejando de lado sus ¿bondades? musicales, la historia se centra alrededor de la presentadora de la gala, en la que las actuaciones se combinan con llamadas en directo. En una de ellas, un tipo con una voz distorsionada usando algún aparato del “todo a 100” le avisa de que va a cometer un asesinato cada vez que suenen las campanadas, uno por cada huso horario. Algo en el interior de la presentadora le dice que no se trata de ningún farol y avisa a la policía. Paralelamente, vemos desde el minuto cero como el asesino (a cara descubierta) comienza su tímida minimasacre mientras la policía desarrolla su profundísima investigación sin moverse del puto sitio hasta llevarnos al ¿giro? final, más predecible que el argumento de una porno. ¿Cómo se consigue que semejante argumento de mierda no solo se sostenga si no que, además, enganche y deje un poso de relativa satisfacción pese a estar posiblemente ante uno de los espectáculos más bochornosos que el género punzante proporcionó durante su era dorada? Aunque el sello de Cannon Films no aparezca por ninguna parte, tras la producción estaban dos de las personas con mejor ojo para fichar esos productos de dudosa calidad (con toda la relatividad que el término conlleva) pero sumamente entretenidos: Menahem Golan y su primo Yoram Globus. En ese sentido, Fin de Año Maldito es puro Cannon y eso explica que inexplicablemente nos mantengamos pegados a la pantalla a pesar de saber de antemano qué y cómo va a ocurrir.


Así que ya sabéis, a tomar por culo las uvas: chupito de Jägermeister por campanada y luego a darle al play. ¡Planazo asegurado!


HAIL SEITAN Y A LA MIERDA 2017!
Oscar Lladó

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