En los 90, la cantante pop Marta Sánchez era una habitual en los pósters de los camioneros y media España se la quería follar. Por eso, no es de extrañar que hubiera algún productor iluminado que la engatusase para hacer una película de ciencia ficción y utilizarla de reclamo masculino. Y es así como nació “Supernova”.
El conde Nado, un aristócrata millonario, está enamorado de Fénix, una cantante galáctica. Al no poderla conseguir con los métodos tradicionales, el malvado Nado secuestra a Avelina, una científica algo chiflada, para que fabrique la réplica perfecta: “Supernova”.
Vagamente inspirada en “Metrópolis” ( Si Fritz Lang se levantara de la tumba….Ay, señor ), la película es un tremendo despropósito de principio a fin. Todo es ridículo y disparatado, no se salva ni el apuntador. Sorprende que en este subproducto estén actores notables de la talla de Gabino Diego, Neus Asensi, Javier Gurruchaga o la almodovariana Chus Lampreave. Gurruchaga hace de sí mismo con su risa malévola, excentricidad natural y verborrea característica. Un villano del todo a cien. Los jovencitos “torrentianos” Gabino Diego y Neus Asensi no están a la altura, ni siquiera Asensi nos deleita con alguno de sus habituales desnudos. Y Lampreave hace lo que puede la pobre. Pero es que con un guión tan lamentable ni Marlon Brando te salva este esperpento. Eso sí, a destacar que David Gil tiene bastantes frases y está gracioso en su papel de “Tocinito”.
Ni que decir tiene que Marta Sánchez hace gala de sus nefastas dotes interpretativas. Fue su única incursión en el mundo del celuloide ( y esperemos que la última ). Lamento decir que hay muy pocos momentos en que muestre los pechos y, cuando lo hace, la decepción es mayúscula. Aunque hay dos momentos míticos: Cuando Gabino Diego la sorprende bebiendo aceite del coche como si fuera agua y cuando se pone en plan sadomaso con un maromo en un hotel de carretera. Puro cinema verité.
A lo largo del film vemos teletransportaciones chuscas que ríete tú del “canvi de lloc instantani” de Bola de Drac, frases lapidarias como “Soy tu réplica con más vicio y mala uva”, una fotografía tediosa que cansa mogollón…. No hay por donde coger el film dirigido por Juan Miñón.
No falta el momento musical en concierto para que se luzca Marta Sánchez. Pero está metido con calzador y no es muy impresionante que digamos.
Cómo no podía ser de otra manera, la película tuvo una pésima acogida tanto de crítica como de público.
En el terreno de curiosidades, cabe decir que solo dos años antes del estreno de la peli Duncan Dhu había lanzado al mercado un álbum con el mismo título: “Supernova”. Por eso, las malas lenguas cuentan que Mikel Erentxun dijo en una entrevista que, en el caso de ser tentado por el mundo del cine, él nunca participaría en una película que se llamase “Camino Soria”, en referencia al trabajo musical de Gabinete Caligari.
Solo recomiendo el visionado a los fans pajilleros de Marta Sánchez.
En veranito cuándo el calor aprieta, lo único que apetece es quedarse en el sofá tirado viendo una peli, escuchando buena música ¿o qué coño?, ¡Todo a la vez!. Y de eso trata la recomendación de hoy, sexo, drogas y Rock and Roll, ¡Siii!.
La peli de hoy es Cadillac Records, un drama musical que da un breve repaso a los orígenes del Rock a través de la figura del ya extinto sello discográfico Chess Records, la compañía que lanzó al estrellato a leyendas como Muddy Waters o Chuck Berry entre otros. Una pieza clave en la popularización del Blues y por consecuencia, su evolución hacía lo que hoy conocemos como Rock and Roll.
Todo y que la historia del sello en si se la pasan un poco por ahí, obviando muchos aspectos de su fundación y dejando atrás a muchas de las personas que trabajaron en el sitio para centrarse en los artistas más populares, enfatizando en lo dramático y morboso de sus vidas, la peli no deja de ser interesante tanto como puro entretenimiento, como por ofrecer un escueto pero valioso retrato del largo período de segregación racial de los Estados Unidos.
Temazos legendarios, muchos Cadillacs y el breve retrato de artistas clave en la integración de la cultura negra en los estados unidos y mucho famosillo es lo que encontraremos en ésta entretenida pieza de 2008 que lejos de ser una peli puramente educativa sobre la historia musical, ofrece un buen rato de entretenimiento y puede servir de excusa para animarse a aprender un poco más sobre el Blues y el Rock más clásico.
Ideal para ver con colegas y servesitas bien frescas en una de éstas calurosas tardes de verano.
Hello, Dominguers! Es hora de ponerse el bombín y preparar el té, porque llega una nueva entrega de The British Corner.
Dos años hace ya que existe la sección más británica de CineDomingo. En ella hemos tratado temas de todo tipo sobre la cultura de las Islas y acerca de la historia de las naciones constituyentes del Reino Unido: Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte. Incluso algunas películas sobre la historia de la República de Irlanda.
Volved a echar un ojo a las naciones contituyentes que he mencionado. ¿No echáis en falta a alguna? Si os fijáis, en todo el tiempo que llevo reseñando películas sobre Gran Bretaña nunca hemos tratado ningún tema referente a los vecinos del norte: ESCOCIA. Y eso es un error que considero imperdonable, así que vamos a estrenar el casillero escocés con la película biopic sobre uno de los personajes más famosos y legendarios de las maravillosas Tierras Altas: WILLIAM WALLACE. Efectivamente, vamos a ponernos pinturas de guerra con BRAVEHEART.
Braveheart es una producción estadounidense del año 1995, catalogada como drama histórico y dirigida por Mel Gibson. Nos acerca la historia (aunque no de manera muy exacta) de William Wallace, famoso rebelde escocés que luchó en la Primera Guerra de Independencia escocesa. Con éste film, Gibson se estrenó como director de una superproducción de Hollywood, cuyos directivos le exigieron ser también el protagonista para invertir dinero en ella.
Y como siempre que tratamos una película sobre personajes históricos, lo haremos con una rápida pincelada histórica: si bien no se posee mucha información sobre él, las fuentes más verídicas nos cuentan que William Wallace nació allá por 1270 en Elderslie, condado de Renfrewshire, Escocia. Al contrario de como nos lo presentan en la película, Wallace no nació campesino sino miembro de familia noble por parte de su padre, Malcom Wallace, de origen galés. Cuando su destino parecía encaminarse hacia una vida eclesiástica, la situación política de Escocia hizo que tomara las armas en la lucha contra los ingleses. Encabezando un escaso ejército escocés frente a uno mucho más mayoritario formado por ingleses, galeses e irlandeses, consiguió notables victorias como la de la Batalla del Puente de Stirling (1297). Traicionado por un miembro de la nobleza escocesa, Wallace fue entregado a los ingleses, que lo acusaron de alta traición a la Corona, condenado y ejecutado en Londres el 23 de agosto de 1305. Ése día, nació la leyenda.
Si nos centramos en la trama de la película, vemos a un joven William Wallace (interpretado aquí por James Robinson) que ve cómo el Rey Eduardo "El Zanquilargo" (interpretado por Patrick McGoohan) ataca e invade Escocia tras la muerte de Alejandro III, que no dejó heredero al trono escocés. Tras morir en ésas batallas tanto el padre como el hermano mayor de William, éste pasa a estar bajo tutela de su tío Argyle (Brian Cox), que se lo lleva lejos de su pueblo en un camino nómada por Europa, donde crecerá y será educado.
Años después, un ya adulto William Wallace (interpretado por Mel Gibson) regresa a su villa natal, donde se reencuentra con su amiga de infancia Murron MacClannough (interpretada por Catherine McCormack), de la cual se enamora perdidamente y casa en secreto por el rechazo de los padres de ella hacia él. Tras un primer intento de violación por parte de soldados ingleses a Murron que Wallace consigue rechazar, no correrán la misma suerte en un segundo intento: Murron será capturada y ejecutada. En venganza, William lidera a su clan en un improvisado ataque a la base de la guarnición inglesa en el pueblo y de paso envía de regreso a Inglaterra a la guarnición de Lanark.
El Rey Eduardo, lleno de ira, ordena a su hijo y futuro heredero a la corona que detenga a Wallace por todos los medios, cueste lo que cueste. Llegados a éste punto, Wallace se rebela totalmente contra los ingleses y lidera a todos los escoceses que se unen a su lucha tras escuchar las leyendas que de él se cuentan. La Batalla del Puente de Stirling está a punto de empezar, y el resultado no será el que muchos esperaban...
Superproducción de tres horas que nos adentra en un drama bélico realmente épico. Huelga decir que la película está llena de muchos errores histórico-temporales debido a que Randall Wallace, quien escribió el guión, lo hizo previamente a documentarse acerca de la figura de William Wallace y de la historia que le rodeó, seguramente un caso de "licencia poética" tomada expresamente. Muy polémica en su día en Inglaterra, en que incluso diarios tan prestigiosos como el "The Times" la acusaron abiertamente de xenófoba hacia el pueblo inglés. Pero si dejamos de lado éstos asuntos (siempre tan turbios) y nos centramos estrictamente en lo que es la película, podremos disfrutar de unas magníficas imágenes de las tierras escocesas e irlandesas, donde se rodaron la mayoría de secuencias de las batallas, y de una trama llena de tensión, política, traiciones, amor, épica y una banda sonora excelsa. Un título indispensable para conocer parte de la historia de Gran Bretaña.
Ayer disfrutamos de nuestro tercer día en el festival de Vic, una jornada con variadas y muy interesantes propuestas tanto de cine como en otras actividades.
A las 10:00h arrancamos con SOA: ORDINAL SCALE, la más reciente película de la saga anime SOA de la cuál ya hablamos en una entrada anterior y que puede disfrutarse sigas o no la serie, ya que su trama se desarrolla en otra línea temporal.
Tras la matinal anime, pasamos un buen rato con Soccer Killer. Una producción de Wuxia Hongkonesa dónde un rey, tendrá que reclutar a un grupo de maestros de Kung-Fu para que formen parte de su equipo de fútbol defendiendo así su reino.
Finalmente la película, que prometía mucho gracias a su parodia cutre de algunos personajes Marvel, se ha quedado en un mero producto de entretenimiento palomitero pero igualmente disfrutable.
Después de comer hemos podido disfrutar de When sun meets moon, la mejor película romántica del año en Hong Kong. Un romance mágico y edulcorado muy típico de la industria.
A las 18:00h ha sido el turno de The Wrath of Silence, un thriller rural Chino denso y atmosférico sobre un padre mudo, que no dudará en enfrentarse a quién sea para encontrar a su hijo recientemente desaparecido.
Muy intensa y en gran parte contemplativa, con algunas peleas muy interesantes.
Y después de cenar llegó una de las películas más esperadas de ésta edición, BAAGHI 2, que lejos de ser una continuación de la primera nos ofrece una nueva historia con el mismo héroe. Una trama dónde un militar acude en ayuda de su ex novia, la hija de la cuál acaba de ser secuestrada.
Todo y que tiene un final muy explosivo y cuenta con una acción de gran calidad, no acaba de llegar al nivel de la primera parte. Aún así es igualmente disfrutable y cumplirá de sobras par los fans de Tiger Schroff.
Para cerrar la noche pudimos disfrutar de la sesión CAT III, que comenzó con un corto de la productora japonesa GIGA sobre unas superheroínas mezcla de Power Rangers y Sailor Moon, que se dedican a salvar a pecho descubierto, a todas las chicas que sufren abusos sexuales en su instituto
.
Acto seguido dio comienzo Big Boob Sisters: The yellow panties of happiness. Una especie de remake de The yellow handkerchief en tono de comedia picantona con unas monjas pechugonas que le subirán los colores a más de uno.
Y nada, ¡En un rato más!
Aquí os dejo el vídeoresumen por si os da palo leer:
Tras un delicioso almuerzo a base de productos de la zona, cortesía del festival y Osona turisme, se proyectó Sniff, la primera película de la jornada. Una cinta familiar India sobre un niño sin olfato que, de repente, desarrolla unas cualidades olfativas tan excepcionales que hasta puede oler quién ha hecho algo malo y quién no.
Un título amable, divertido y sobretodo ligero ya que su duración es muy inferior al de una película India convencional.
Acto seguido, dentro de las sesiones retrospectivas, pudimos gozar con Out of the Dark. Otro clásico de Stephen Chow que mezcla una comedia de fantasmas muy tonta con la estética de Leon el profesional.
Una auténtica locura con venganzas de ultratumba y perversiones varias.
Tras la pausa para la comida, nos soprendimos con el documental Cambodjan Space Project: Not Easy Rock n' Roll. Un muy interesante documento que sigue la historia de amor entre una prostituta Camboyana y un músico Australiano, y que lejos de ser una excusa para mostrarnos pegadizos ritmos de música garaje, se centra en aspectos más profundos como el crecimiento personal, la miseria y la relación politico-cultural del país.
Ligero pero contundente y sobre todo muy objetivo, lo que hay es lo que ves, sin endulzar.
A media tarde fue el turno de The Looming Storm, una película china de cine negro cuya premisa prometía mucho pero que se ha quedado en una simple decepción debido a su mal ritmo.
Y llegada la noche nos dirigimos a la Bassa para ver Bad Genius, una película Tailandesa sobre unos chavales que se dedican a hacer chuletas para los exámenes en plan profesional. Tan profesional, que no dudarán en ir ampliando mercado y arriesgando incluso aunque ello suponga meterse en líos.
Extraña pero original y medianamente entretenida, ya que tiene algunos momentos de tensión muy bien conseguidos.
Para dar broche final a la velada llegó la sesión TETSUDON, el popular recopilatorio de cortometrajes lowcost japonés cuya temática para éste año ha sido el "Sólo para adultos". Una edición muy guarreta y divertida en la cuál, Aureli y un servidor hemos tenido el placer de aportar nuestro granito de arena con el fake trailer Sex Note, una parodia erótica del famoso manga japonés.
Sin duda fue un día muy intenso en una edición, que repito, promete ser una de las mejores de la historia del festival.
¡En un ratito más!
Aquí os dejo el vídeoresumen por si os da palo leer:
Algo se muere en el alma cuando el
Fantosfreak se va… ¡Pero tranquilos! Que a nosotros nos es
imposible, pero tú que estás leyendo estás líneas aún tienes
oportunidad de participar en las actividades que tendrán lugar en
Cerdanyola hasta mañana, siendo hoy un día idóneo si no has podido
acercarte al Parc del Turonet durante la semana, puesto que se
proyectará lo más granado entre los cortos a competición y se
anunciará el palmarés de esta decimonovena edición. Además, a las
19:00 podréis disfrutar de un Q&A sobre bandas sonoras y cine
con Ken Stringfellow (R.E.M., The Posies…)
moderado por el periodista Xavi Sánchez Pons (Mondo
Sonoro, Sensacine, La Razón…). El evento tendrá
lugar en el MAC (Museu d’Art de Cerdanyola), para posteriormente
trasladar la acción de nuevo al Parc del Turonet con lucha libre en
vivo de la mano de Riot Wrestling. ¡No os lo perdáis!
Para ir haciendo tiempo, os traemos la
crónica de esta cuarta y última jornada de proyecciones de cortos
en competición, quizás la noche con el nivel general más elevado,
durante la cual pudimos disfrutar de 11 cortometrajes más que suman
un total de 44 trabajos mostrados ante un total de más de 7.000
espectadores. Esas son las envidiables y fascinantes cifras de un
festival que debería ser cita ineludible en vuestras agendas.
La sesión dio el pistoletazo de salida
con Smashed de Sean Lahiff, presentada por su
productor y, en calidad de compositor de la banda sonora, por Ken
Stringfellow, guitarrista de bandas como R.E.M. y The
Posies, el cual realizó un concierto acústico previo a las
proyecciones. Mezclando el suspense y el terror, Smashed
choca de primeras por su montaje caótico y su enrevesada trama, pero
su potencial visual y sonoro mantiene la atención del espectador a
medida que el metraje avanza. Lamentablemente, su juego de omisión y
confusión da como resultado un trabajo algo desangelado que pasa sin
pena ni gloria.
El segundo trabajo de la noche,
Vargonia, fue presentado por su director Pol Diggler
y una de sus protagonistas. Poco a comentar sobre este videoclip de
trap en clave de humor. Un despiporre en toda regla que rinde
homenaje a Mercè Rodoreda y a las T-10. Les Trapelles al parlament!
Justin Harding es un nombre
conocido en Fantosfreak. Arrasando el año pasado con su
Kookie, y acojonándonos también con Point of
View, la potencia de los trabajos del canadiense reside en su
ojo clínico para captar y provocar miedos ancestrales y universales.
Este año ha participado de nuevo en el festival con su último
trabajo, Latched, una monster movie con aires de
fábula tenebrosa en la que de nuevo demuestra (ya lo hizo en Kookie)
su capacidad para trabajar con niños y usarlos como elemento
potenciador del miedo. Porque prácticamente todo el mundo sufre al
ver a una criatura (humana, digo) expuesta a situaciones de riesgo, y
esa baza Harding la juega muy bien. La belleza visual del
cortometraje, propiciada por los magníficos paisajes canadienses,
ayuda a generar esa aura de fábula cuyo punto álgido se sitúa en
su tan tierno como crudo final. Una maravilla para los sentidos que
se situó inmediatamente a la cabeza de mi ranking personal de toda
la semana. Por favor, que alguien le pague un largometraje al señor
Harding. ¡Deprisa!
La sesión continuó con un segundo
trabajo de Sean Lahiff, cuya banda sonora está compuesta
también por Ken Stringfellow, llamado Too Dark.
Se trata de una comedia de terror en la que un asesino en serie
acecha a una víctima a través del bosque, una lección de cine
social (NO) sobre cómo ser un puto psicópata no es nada fácil hoy
en día. Hilarante, sólidamente interpretada y visualmente notable.
Mucho mejor que Smashed, y más idónea para el entorno
Fantosfreak, tal y como demostraron las constantes carcajadas.
Le Cowboy de Mont Laurier lleva
ya un considerable recorrido de festivales. Esta comedia negra sobre
lo engañoso de las apariencias y lo fácilmente manipulable que es
la voluntad del ser humano no cuenta con aspectos excesivamente
destacables, pero tampoco lo necesita. Su simplicidad y agilidad la
hacen una apuesta segura en certámenes no necesariamente de género,
a pesar de la incomodidad que genera en el espectador, acentuada ésta
en sus segundos finales, homenajeando al personaje de Arno Frisch
en Funny Games.
El siguiente trabajo de la noche,
también proveniente de Australia, es también un corto con un largo
y exitoso recorrido de festivales. Su imponente potencia visual y la
inmediatez de la trama hacen que Daemonrunner nos vuele
la cabeza y nos deje con ganas de más con apenas 5 minutos de
metraje, deseando que algún productor tome este corto (que, en
cierto modo, es más bien un teaser) como apuesta para un
largometraje.
La recta final de la noche comenzaba a
acercarse peligrosamente, pero aun quedaban propuestas
interesantísimas, como la comedia gore Born Again, en
la que se nos muestra un rito satánico de resultado inesperado.
Serie B burra y cachonda, festivalera a más no poder, que se une a
la ya larga lista de candidatas al premio del público.
Y ahí estaba Minotauro,
thriller nacional dirigido por Greg A. Sebastian, para borrar
las sonrisas de las caras del personal. Su propuesta, algo previsible
para el ojo avizor pero no por ello menos disfrutable, es una cruda
historia rodada en un elegante blanco y negro que nos hace partícipes
de la confusión de su protagonista. Un trabajo muy correcto y
efectivo.
Por si las risas no hubieran sido
suficientes ya, Working With Jigsaw era la sorpresa que
el staff del festival nos tenía preparada como antepenúltimo corto
a concurso. ¿Imaginas cómo sería tener a Jigsaw trabajando en tu
oficina? Con sus juegos todo el día, impidiéndote trabajar con
normalidad… Una pesadilla mayor que cualquiera de las torturas de
sus películas. Una comedia low cost de lo más simpática y
entretenida. Si la hubieran alargado unos minutos más, nadie habría
expuesto queja alguna.
Alleycats, antepenúltimo
trabajo proyectado en esta decimonovena del Fantosfreak, era
la apuesta de animación de la noche. Probablemente mal situada en la
parrilla debido a la espectacularidad de la mayoría de trabajos
proyectados previamente, lo cual disminuyó bastante la capacidad de
impacto de la propuesta, esta historia de acción sobre la venganza y
sus consecuencias está excesivamente centrada en la batalla,
provocando que los personajes no tengan ningún trasfondo y nos den
igual, incluso si uno de ellos yace muerto en el suelo mientras su
hijo le llora. Un esfuerzo visual que oscila entre el 2D y el 3D,
impoluto pero vacuo. Quizás si hubiera sido el primer corto de la
noche, mi opinión sería diferente.
Cerrando la cuarta jornada y las cuatro
noches de proyecciones de los cortos en concurso tuvimos la chocante
(no en el buen sentido) Besoin Dead, cuyo intento de
ser seria le juega una mala pasada. En este drama zombie de
interpretaciones amateur poco profundas para las necesidades de los
personajes, su tono e intenciones se ven traicionados. Con semejante
elenco, un tono cómico le habría sentado infinitamente mejor. De
hecho, quedó demostrado que las escenas que mejor funcionaron fueron
las más cercanas a la comedia, especialmente sus pinceladas de gore
en el tramo final. No es ningún desastre, pero desde luego tampoco
es ninguna maravilla. Un broche final un pelín insípido, por
desgracia.
Así nos despedimos, un año más, de
nuestro querido Fantosfreak. Muchas gracias a Rafa, Laura,
Mayka y todo el resto del equipo Fantos, que se merecen un monumento
en el Parc del Turonet más grande que la famosa (en Cerdanyola,
claro) escultura de la C. Gracias por refrescarnos y alegrarnos estas
calurosas noches de verano. Estaremos atentos a las RRSS del festival
para saber cómo queda el palmarés de esta decimonovena edición.
El martes comenzó nuestro querido festival de cine de Vic y como de costumbre, nos hemos acercado por el mismo para ver lo que se cuece y manteneros informados.
Llegamos el miércoles a eso de las 21 y entre cenar y jiji jaja, nos perdimos la última película del día. Pero bueno, valió la pena ya que disfrutamos de una agradable velada y unos exquisitos platos Nepalíes en un popular restaurante de la zona.
Al día siguiente a las 9 ya estábamos disfrutando de nuestro desayuno en el Seminari de Vic, acompañados de Hoshino, Domingo y un par de coleguitas más del ambiente "frikiasiático". Tras coger fuerzas, nos dirigimos al cine Vigatà para disfrutar de Heroes Unite, un animado y potente Tokusatsu de Giga que tuvimos el placer de ver acompañados de tres de los actores principales y su productor, un señor con 20 años de carrera y 5000 películas a sus espaldas.
Después de tanto piño y tanto monstruo, nos subimos a la sala de arriba para ver la sesión restrospectiva Love On Delivery. Una desternillante comedia de Stephen Chow dónde veremos las idas y venidas de un bonachón algo pringado en busca de conquistar el corazón de una chica a base de Kung-Fu.
Un no parar de risas, situaciones imposibles y personajes pintorescos que no nos dará tregua alguna en toda la peli.
Tras una pausa para zamparnos un buen bistec, tocaba una de las más esperadas del festival, Top Knot Detective, precedida de la presentación de la nueva publicación indispensable par todo amante del cine asiático/exótico, el Shocking Asia.
Top KnotDetective es un falso documental sobre la carrera de un señor que escribió, dirigió y protagonizó una serie sobre un samurai detective que va de pueblo en pueblo resolviendo injusticias a la vez que sigue la pista de su archienemigo, el asesino de su maestro.
Cabe remarcar que TODO lo aparecido en el documental es falso, tanto los testimonios como las imágenes de archivo como el tema a tratar. Eso si, trabajado de tal manera que entretiene de una manera brutal e incluso podría pasar por verídico si no estuviéramos al tanto de que no es real.
A éste despropósito documental lo seguía Stained, un thriller Hongkonés con Kara Wai que hemos tenido la suerte de perdernos para ir a descansar un poco. Ya que por lo que nos han comentado, su calidad en general dejaba mucho que desear.
Para cerrar la noche hemos podido disfrutar al aire libre y gracias a Movistar+ de Monster Hunt 2, la secuela de la cinta de espadas y fantasía Monster Hunt dónde los protagonistas, nuevamente deberán luchar por salvar la vida de su querido Wuba. Divertida, con buen ritmo y muy familiar, en la línea de la primera.
Y nada, ahora tras un delicioso desayuno cortesía del festival, seguimos al pié del cañón haciendo lo que más nos gusta...¡Ver pelis!
Aquí os dejo el vídeoresumen por si os da palo leer:
Hay un fenómeno que me apasiona
especialmente del Fantosfreak: ver como la gente se aprende la letra
de los spots y los canta a pleno pulmón. Es algo progresivo: la
primera noche son risas, la segunda se cantan los estribillos, la
tercera se suman las frases más reconocibles y a la cuarta ya hay
más de uno (y más de diez) que la canta de principio a fin y a
pleno pulmón. Es una de las maravillas de este festival tan
especial. Lo doblemente gracioso es que este año las frases más
reconocibles son del calibre de “Isabel Coixet nos suda to’l
coño”. Un espectáculo, oigan. Y las caras de los abueletes
escandalizados más todavía.
La tercera noche de festival comenzó
fuerte, con la comedia Psycho Kino, cuyo realizador
Guillem Dols hizo acto de presencia para presentar su trabajo
ante las casi 2.000 personas habituales de cada sesión. ¿Alguna vez
os habríais imaginado a un director de películas snuff
pasando por una crisis artística? Pues eso nos plantea Psycho
Kino: un trío de personajes (y un cuarto que, más que un
personaje, es un recurso humorístico), dos de ellos secuestradores y
otro víctima del secuestro. El plan para el hombre cautivo es claro:
pelarlo de la forma más espectacular delante de la pantalla. Pero el
guion no es lo suficientemente bueno, así que deciden retrasar el
rodaje una semana con tal de reescribirlo. Lo que no se imaginaban
era que, con el paso de los días, acabarían cogiendo cariño a su
víctima. Un guion ingenioso, nada destacable en sus apartados
técnicos. Correcto y entretenido.
Si en la crónica de la segunda jornada
señalábamos que es habitual ver trabajos colectivos provenientes de
escuelas de cine o diseño en la parrilla del Fantosfreak, en esta
tercera jornada nuestra afirmación quedaba confirmada. Un nuevo
trabajo de una escuela de VFX, Oculus Malus, era la
encargada de seguir con la programación. Una simpática comedia en
que un doctor nos explica su revolucionario invento: unas gafas para
ver a los seres diminutos e invisibles que nos hacen la vida
imposible, visualmente muy lograda gracias a la sabia decisión de
usar un formato de mockumentary que rebaje los niveles de
exigencia.
Nic Alderton repitió selección
y presencia en el festival un año más, presentando una nueva
entrega de su trilogía de cortometrajes The Albion Tales.
En esta ocasión vino presentando Health, Wealth &
Happiness, entrega que consideró la más relacionada con el
terror de toda la trilogía. En ella, bajo su habitual y
delicadamente trabajado envoltorio, se nos presenta la historia de un
atracador que ataca a la mujer equivocada. A pesar de que el giro se
vea venir, su tramo final resulta de lo más asfixiante… nunca
mejor dicho. De nuevo, un trabajo que impacta en su apartado visual,
más teniendo en cuenta los bajos presupuestos con los que trabaja el
realizador, ofreciendo siempre un resultado sumamente profesional.
Las chorraditas simpáticas siempre son
bienvenidas en las sesiones de cortometrajes, y más cuando provienen
de Japón. Porque, ¿Qué hay más japonés que los kaiju? Y
es que Koala: The King of Monsters nos muestra a la
bestia más feroz, destructiva y achuchable de la historia. Y no, no
es un koala.
The Warehouse, la
siguiente entrega en la sesión de la noche, es el clásico
cortometraje atractivo en el plano estético pero que carece de
interés alguno tras conocer su resolución. Cabe destacar también
las interpretaciones de los personajes centrales, que terminan de
dotar al trabajo de un aire profesional, pero su juego del despiste
no funciona para los perros viejos. Sirve perfectamente como teaser
para vender un proyecto de largometraje que ahonde más en los
personajes y sus subtramas, pero tal y como está planteado,
lamentablemente carece de interés ni impacto.
Mucho tiempo llevo leyendo y escuchando
sobre The APP, el más reciente trabajo de Julián
Merino protagonizado por un enorme Carlos Areces que
demuestra, una vez más, que merece más papeles “serios” más
allá de su más explotada faceta freak. Normalmente, las
expectativas suelen condicionarnos negativamente, pero el hecho de
esperar un producto totalmente diferente al que me encontré hizo que
lo disfrutara aún más. Porque The APP y su imparable
recorrido de festivales a nivel mundial tiene una explicación, y es
su capacidad para participar en prácticamente cualquier tipo de
evento: es una comedia pero con un fuerte componente dramático. Es
llana y accesible pero a la par contiene una potente crítica hacia
la ceguera propia de la era de la información. Tiene pulso, garra y
ritmo. Y, por supuesto, está magníficamente interpretado y dirigido
gracias a un equipo 100% profesional. Apostar por The APP es
apostar por el caballo ganador.
¿Recordáis ese terror nocturno tan
típico de “el monstruo del armario”? Pues yo, la verdad, no. Era
más de acojonarme con el “monstruo de debajo de la cama”, pero
en mi armario si cabía un monstruo sería un pequeño y entrañable
ser. Lo del monstruo del armario es más propio de los americanos de
las películas, viviendo en barrios residenciales, con habitaciones
enormes y armarios cerrados por una puerta. Ahí sí que era
comprensible que se acojonaran. Y para la protagonista de nuestro
tercer corto, Third Wheel, parece que el terror
infantil era algo más real que eso. Algo con cara, ojos, tentáculos
y fluidos viscosos. Algo que necesita alimentarse. Un trabajo
simpático pero que, debido a su brevedad y a la contradicción que
supone el tono usado para todo el cortometraje contra el diseño de
producción de la criatura, acaba pasando sin pena ni gloria.
Encarando la
recta final de la noche llegaba a la pantalla Count your
Curses, un trabajo de animación que nos plantea un mundo
misterioso y extraño, con conserjes centauro, hadas con pinta de
pederastas y espíritus domésticos. Con un humor muy particular, nos
deja con una inesperada lección de vida y un muy buen sabor de boca.
Chris McInroy dirigió el que
fue uno de mis cortos favoritos de hace un par de años: el
divertidísimo, descerebrado y ultraviolento Death Metal.
Por eso tenía tantísimas expectativas con su nuevo trabajo, We
Summoned a Demon. En él, dos chavales intentan hacer un
conjuro sacrificando a una gallina para convertirse en “tíos
guays”, pero accidentalmente invocan a un demonio con sed de
venganza. No podía esperar ni más ni menos de McInroy:
vísceras, litros de sangre y una estética tan forzada como
visualmente atractiva en un festín de gore y chistacos. Un
despiporre más para la filmografía del realizador norteamericano.
En la pasada edición del Festival
de Cinema de Terror de Molins de Rei hubo un trabajo de su sesión
de cortometrajes que dio de qué hablar: Cauchemar Capitonné, más
conocido entre los asistentes al evento como “el de la silla”
debido a que el eje central de la trama es una “silla maldita”.
Con una fotografía muy lograda (si bien resulta algo genérica
dentro de los cánones habituales del terror moderno), la historia
que se nos plantea es una excusa pura y dura para buscar el shock
y la incomodidad de forma constante, lo cual es de agradecer en un
festival de trabajos de género, pero deja cierta sensación de haber
desperdiciado una oportunidad para haber ido un poco más lejos. Al
final queda en una historia vacua, gratuita y tan obsesionada con
provocar que olvida su verdadero potencial.
La noche la cerró uno de los cortos
más potentes que hemos podido ver hasta el momento en esta
decimonovena edición del Fantosfreak, una salvajada en toda
regla, pero no por violenta o sangrienta, si no en su plano
psicológico. Baghead es uno de esos cortometrajes que
hay que ver sin saber nada, sin ningún tipo de referencia previa.
Una trama durísima, confusa hasta su primer giro, un drama con
componentes de terror sobre el dolor, la tragedia y la venganza.
Destacable por encima de los demás apartados resulta su diseño de
producción, si bien hay que hacer mención especial a la excelente
dirección de actores y a su idónea fotografía. Un cortometraje
cuyo éxito radica en su capacidad de atacar sensaciones y
pensamientos primitivos y despertar nuestro oscuro deseo de venganza,
tal y como lo hacen subgéneros como el rape & revenge.
Una pequeña joya que hay que disfrutar.
Y, con ese dulce regusto que deja una
venganza bien ejecutada, encaramos una noche más el camino a casa,
pensando en qué 11 maravillas nos tendrán preparadas para la última
noche de cortometrajes a competición de nuestro adorado Fantosfreak.
Porque cada noche nos vamos con la misma sensación: de querer más y
más.
Mientras escribimos estas líneas, hace
apenas una hora que ha finalizado esta segunda jornada del
decimonoveno Fantosfreak. De nuevo, una sesión equilibrada
pero con mayor presencia del terror respecto a la programación del
lunes, y también con un menor porcentaje de trabajos nacionales. El
nivel general ha resultado superior y, de la parrilla de este segundo
día de festival, podemos extraer potenciales candidatos a los
diferentes premios que se otorgarán el próximo viernes. ¿Cuáles y
por qué? Vamos a analizar los trabajos de esta noche, pieza a pieza.
Erik Gatby es un tío inquieto:
actor, guionista, director de cortometrajes, de musicales (llevó a
cabo el primer musical punk del estado con Mamá Ladilla) y
cabeza pensante del Festival de cortos de Carabanchel, entre
otros menesteres. No era su primera participación en el Fantosfreak
(el año pasado ya participó con su Sofá, Manta,
Palomitas) y estoy seguro al 200% de que no será la última.
Su psicotrónica sci-filow cost de 2012, Neuronas
Elementales, abría la noche del martes de Fantos con su
cóctel de frases épicas, malas actuaciones, agujeros de gusano,
presidentes irascibles, zooms locos y tantas otras maravillas idóneas
para nuestro querido Fantosfreak. Serie Z de la que se hace
con más cariño y dedicación que medios, resultona pero quizás un
pelín alargada.
Desde los Países Bajos nos llegaba la
primera sesión de casquería de la noche con Netflix &
Chill, o la suscripción más sangrienta de la historia. Su
set y la iluminación del mismo dotan al trabajo de una estética
moderna y atractiva, eso es lo primero que llama la atención, junto
a la decisión de no incluir diálogos con tal de, imagino,
internacionalizar la propuesta. Su previsibilidad se perdona con el
giro de tuerca final, ese macabro detalle que pone la guinda al
pastel.
Hay algunos detalles en las delirantes
sinopsis del programa del Fantosfreak que probablemente
superen con creces las sinopsis oficiales. Ese es el caso de Midnight
Delivery, que resumen tal que así: “Una chica recibe un
paquete en su casa a medianoche”, claro y meridiano, a lo que
añaden la coletilla “el eslogan perfecto para Tinder”. Lo
que no sé si sería buena publicidad para Tinder el resultado de la
cita, porque este cortometraje estadounidense dirigido por Nathan
Crooker explora el terror mediante el uso de su magnífica banda
sonora, evitando los jump scares gratuitos a los que estamos
acostumbrados en el terror contemporáneo, con un resultado
escalofriante y un trabajo excelente en sus diferentes apartados. En
un mundo justo, semejante trabajo sería reconocido e imitado, pero
seguiremos tragando los mismos golpes de efecto de siempre.
El cuarto hueco de la noche estaba
reservado para un caso sumamente especial: el participante más joven
de las 19 ediciones del Fantosfreak. Recuerdo que, con 12
añitos, me hice una web de un grupo de metal, con el mítico
Frontpage, y varios de mis profesores fliparon de que un chaval de mi
edad hubiera desarrollado él solito una web. A día de hoy, ese
software resulta más simple que el mecanismo de un chupete. Por eso
me gusta imaginarme cuantísimo deben flipar los profesores de Pedro
Villarejo, director de Redder, con su uso de los
VFX a su corta edad (¡15 años!). Y es que Redder es
un breve y pequeño cortometraje en el que Pedro despliega su
arsenal de conocimientos y recursos. Portales espacio-temporales,
saltos imposibles, velocidad del rayo… todo ello interpretado por
otros dos jovencísimos actores y utilizando también recursos a
nivel de dirección que demuestran un brillante futuro para el joven
realizador. Si con 15 años este es el resultado de su trabajo, el
cielo es el límite.
Hablando de futuro, es importante no
olvidarse de vivir el presente. Y en ese presente hay dos nombres que
suenan con fuerza para ser futuros referentes del panorama
cinematográfico nacional, si es que no lo son ya. Con su estilo
propio, caricaturesco, ácido y accesible a la par, los catalanes
Albert Pintó y Caye Casas llevan un bonito año de cosechar éxitos
desde que se presentaran en la pasada edición del festival de Sitges
su primer largometraje (Matar a Dios) y su último
cortometraje RIP, el cual han compartido esta noche de
martes junto a cerca de 2.000 almas en Cerdanyola. Con el particular
toque del dúo, que ya podíamos observar en trabajos anteriores como
el multipremiado cortometraje Nada S.A., RIP es
una apuesta segura en festivales gracias a la interpretación de la
pareja protagonista formada por Itziar Castro y Josep Maria
Riera, que hacen aún más hilarante un guion que es por sí
mismo un despiporre en toda regla. A todo esto, en septiembre Matar
a Dios llega a nuestras carteleras y no podéis ni debéis
perdérosla.
Mehua, siguiente corto a
competición de la jornada, es un trabajo colectivo de animación
realizado en alguna escuela de diseño en Francia. Curiosamente, el
año pasado ya se programó algún trabajo de las mismas
características en Fantosfreak. ¿Casualidad o un tremendo
talento del futuro de la animación francesa? Sea como sea, Mehua
es un trabajo realizado con mimo en el que su trama quizás quede
demasiado condensada por su brevedad, pero que se toma ese hándicap
como una oportunidad para desatar todo su potencial visual
prácticamente en cada segundo de su metraje. Bello, emotivo y
místico, a ratos por separado, a otros todo a la vez. Uno de esos
trabajos que te deja un buen regusto en el paladar.
A pesar de que entiendo las reacciones
positivas, personalmente no me atrajo mucho la propuesta del primer
largo del ahora universo Wyrmwood. De hecho, tengo que
confesar que en Sitges me quedé frito viéndola, y en un revisionado
posterior en casa no es que mejorara mucho mi concepción sobre ella.
Pero algo que sí que me encantó es su estética post-apocalíptica
sucia, árida y caótica. Por eso, cuando se comenzó a anunciar en
redes una secuela, no me emocionó en exceso la idea, algo que cambió
totalmente al ver anoche el teaser de lo que están preparando estos
locos australianos. Porque Wyrmwood: Chronicles of the Dead
funciona como cortometraje independiente, pero está claramente
realizado para la búsqueda de financiación de cara al rodaje del
largo. Y, sin lugar a dudas, han creado un excelente trabajo que te
deja el hype por las nubes, en un violento festival de
zombies, vísceras, sangre, tobillos rotos, armas y muchísima
acción. ¿Será un presupuesto holgado el elemento necesario para
compensar y corregir los errores de la primera entrega en esta futura
secuela?
Uno de los pocos trabajos de la noche
con realizadora femenina, The Whistler, daba inicio al
tramo final de cortometrajes de la segunda jornada de Fantosfreak.
Con su propuesta teen horror de componente folklórico y
estética gélida, la canadiense Jennifer-Nicole Stang lleva a
cabo de forma efectiva una historia espeluznante que se alimenta de
los terrores infantiles y de esas leyendas locales que hay en casi
todos los pueblos. Porque a veces nuestro escepticismo adulto nos
hace olvidar que el ojo no todo lo ve.
No es habitual ver en la parrilla de
los festivales un trabajo con 10 años de antigüedad, y mucho menos
uno de acceso público que tuvo una época en que se tornó viral.
Pero, señoras y señores… ¡Esto es Fantosfreak! Aquí se
hace lo que le sale de sus partes íntimas (o públicas, según los
gustos de cada cual, claro) al staff del festival. Y es que… ¿Quién
se acuerda de “el falso tráiler aquel del asesino de la cuchara”?
Porque es probablemente así como conocerás The Horribly Slow
Murderer With the Extremly Inefficient Weapon, un
descacharrante fake trailer en que un misterioso asesino (¿Es
real? ¿Es fruto del subconsciente? ¿Es el primo del Tío Fétido?)
acecha a un policía a base de cucharazos, persiguiéndole
incansablemente alrededor del mundo. Again, and again, and again,
and again, and AGAIN!
¿Y qué iba a ser una noche de
Fantosfreaksin un “what the fuck” en toda
regla? Este nos llegó gracias a Honey, un misterioso
drama sobre los peligros de vivir en una casa grande. O igual era una
comedia sobre los riesgos inherentes a quedarse demasiado absorto
leyendo. No sé, aún me siento confuso, sin saber si me gustó o me
pareció la mayor chorrada jamás realizada. O igual es todo a la vez
y resulta tan maravilloso como desastroso.
La jornada la cerró una cachonda
producción británica en la que quisieron sacar partido al cobertizo
nuevo del jardín del director. Y vaya si dio de sí la cosa. Porque
Blood Shed es una ensalada de bricolaje, vísceras,
parafilias y humor 100% british regada con aderezo de terror
videoclubero y cómics de los 80 que resulta de lo más entretenida e
hilarante. El caramelito de la noche para los fans del fantástico
más freak y festivalero, sin duda.
La fiesta sigue cada noche en
Cerdanyola, y si te la estás perdiendo es:
Un año más, llegado el mes de Julio,
tiene lugar una de nuestras semanas favoritas del año. Dos de
nuestros festivales predilectos, el Nits de Cinema Oriental de
Vic y el Fantosfreakde Cerdanyola, tienen lugar de forma
paralela a lo largo de esta semana. Para ello, dividimos nuestros
esfuerzos con tal de cubrir estas dos citas ineludibles del verano
cinéfilo, siendo además una ocasión especial para CineDomingo
ya que tenemos el orgullo de formar parte de los medios colaboradores
de esta edición del Fantosfreak, oportunidad que no podemos
dejar de agradecer a su staff.
Una vez aparcado y aterrizado (mente y
cuerpo) en Cerdanyola, no pude evitar que se me dibujara una sonrisa
en el rostro al ver cómo, de nuevo, el Fantosfreak iba a ser
un éxito de convocatoria. Y es que, tres cuartos de hora antes del
pistoletazo de salida oficial a las sesiones de cortometrajes en
concurso, y con La Coctelera Negra en el escenario con sus
temas de soul y R&B, el Parc del Turonet estaba ya repleto de
gente preparando su espacio para la sesión que se nos venía encima.
Y no era para menos. Un año sin escuchar los delirios de Garci
Superstar, las historias de Pepito o el Niño Pedales, los bailoteos
y el autotune de Los Bailongos… había ganas de Fantos, y se
notaba en el ambiente. Así que no hubo mejor forma de comenzar que
con la presentación de este año,
de nuevo musical, con todo el staff y amigos del festival
representando a feroces piratas pescadores de cortos en alta mar. Y
ojo, que no son piratas impresionables, y es que les da igual que
vengan de la ESCAC o vayan de ovnis envueltos de albal: los cortos
malos merecen ir al mar.
La noche empezó con
representación local, ya que Chesco Murillo presentaba en
casa su cortometraje Un Viaje a Tomar por Culo, un
trabajo en clave paródica de las películas de viajes en el tiempo
que tanto proliferaron en los 80 y 90. Con un humor plano, sencillo y
un metraje no demasiado extenso, se trata de una propuesta de fácil
visionado muy idónea para festivales, tal y como demostraron las
risas y aplausos del respetable. Y es que con la premisa de un
consolador que permite viajar en el tiempo no había mucho margen de
error. El entretenimiento estaba asegurado de antemano y funcionó
como la seda. A nivel técnico, pese a un presupuesto probablemente
nulo o muy bajo, se nota el mimo y cariño con el que se ha llevado a
cabo el trabajo en sus diversos departamentos, y es de agradecer
especialmente haber evitado los excesos visuales en las escenas de
los viajes en el tiempo que hubieran provocado que el poso que deja
el cortometraje (de buenrollismo y de trabajo bien realizado) fuera
radicalmente distinto.
El segundo turno era para un trabajo
que ya hemos podido disfrutar en múltiples ocasiones pero que, aún
así, no me canso de ver. Y es que las infinitas bondades de Caronte
(dirigido por Luís Tinoco, cabeza pensante de
Onirikal Studio) van mucho más allá de su impresionante trabajo de
VFX, puesto que no deja prácticamente ni un solo cabo suelto a pesar
de la relativa sencillez de su premisa, magistralmente aprovechada en
un guión capaz de condensar emociones de todo tipo en apenas un
cuarto de hora. Su uso de los tiempos, la magnífica presentación de
los personajes que nos lleva hacia la total empatía
irremediablemente y sin frenos… lo trágicamente bello representado
en un drama sci-fi de alto octanaje. Una maravilla.
La noche
continuaba con el breve pero intenso Retch, cuyo título
(que, traducido, es “tener arcadas”) es toda una declaración de
intenciones. Y es que estamos hablando de un body horror en el
que vemos como una chica sufre una terrible mutación por causas que
desconocemos, al no hacerle reacción el antídoto que le inyectan.
Mucho látex para simular que se arranca la piel, fluidos que surgen
del cuerpo, lentillas espeluznantes… en definitiva, un trabajo de
maquillaje y FX de lo más profesional y resultón que cumple con su
cometido. Si bien el 95% de su metraje es previsible y poco
impactante para consumidores habituales de cine fantástico, su
inesperado cambio de tono final es un enorme acierto que ayuda a
desmarcarlo de otros trabajos de género.
A pesar de que la
presente edición del festival sea la más internacional, con 30 de
44 cortos provenientes de fuera del estado, algunos de esos 14
representantes locales se tratan de los trabajos más divertidos del
circuito de festivales de este 2018. Entre ellos encontramos un
trabajo que comienza a acumular selecciones imparablemente: ese cruce
de road movie y comedia tarantinesca llamado Diesel,
dirigido por Julio García. Se trata de un trabajo en el cual
cabe destacar, sin duda alguna, su diseño de producción (comenzando
por ese impresionante coche de gasolina… al que le han puesto
diésel) y su dirección de fotografía, que nos da esa sensación de
calor y aridez tan necesaria para esta clase de trabajos. Un esfuerzo
notable que resulta de lo más efectivo para festivales de géneros y
tonos muy diversos, algo que es sumamente difícil de conseguir. Le
deseamos a su equipo un largo y exitoso recorrido.
El pasado año, el circuito de
festivales se vio azotado por una tremebunda a la par que tierna
historia ambientada en la Guerra Civil, realizada en stop motion. Se
trataba de Cavalls Morts, del dúo Marc Ribas i
Anna Solana, y dejaba un poso de tristeza y desolación brutal
pese a su corta duración. En su último trabajo, titulado
Cucarachas, de nuevo la tristeza y la soledad tienen
gran peso en la trama, si bien el poso final que deja su historia es
ciertamente positivo y vitalista, aunque cubre un trasfondo triste
como es la pobreza en nuestros mayores (ese corazón formado por las
cucarachas que salen de la pared…). El dúo sigue sus derroteros en
cuanto al diseño de los personajes y escenarios, creándose una
identidad propia en el mundo de la animación. Ojalá puedan seguir
maravillándonos (y entristeciéndonos) con sus trabajos durante una
vida entera.
El segundo trabajo internacional de la noche
llegaba de EEUU. The Key es uno de esos cortometrajes
en los que una buena idea, complementada con el desarrollo de
diálogos ingeniosos y divertidos, es suficiente para llevar a cabo
un trabajo sin demasiadas exigencias técnicas. No contentos con
ello, sus creadores lanzan un arsenal de efectivos y trabajados
trucos visuales (al servicio, siempre, del componente cómico de su
trama) que lo hacen visualmente atractivo a la par que divertido y
entrañable. Si bien su final (y su forzado cambio de tono) no me
convenció en absoluto, estamos hablando de un trabajo correcto y
efectivo que, lamentablemente, no deja demasiado poso.
Si a algo nos tienen
acostumbrados festivales como el Fantosfreak, es a incluir en
su programación algunas bizarradas que bien podrían aparecer en
webs y páginas como Ordure Bizarre o Dangerous Minds. Y es que la
democratización de los VFX provoca que cualquiera (con conocimientos
suficientes, claro está) pueda hacer “reales” sus sueños,
paranoias y viajes de ácido. Este último sea probablemente el caso
de Zarr-Dos, un inclasificable, incómodo, surrealista
y extrañamente fascinante trabajo de animación que, al final,
resulta olvidable e incomprensible. O por lo menos a mí se me escapa
la posible metáfora que esconde, aunque dudo que la tenga. No es una
pérdida de tiempo, pero hoy ya ni me acuerdo de él, lo cual nunca
es buena señal.
Si entre los trabajos
proyectados en el Fantos a lo largo de los años hemos visto
seleccionados a los Oscar, ganadores de los Goya o de Sundance es
debido a la capacidad de sus programadores/as para combinar trabajos
que van desde el más puro y justificado underground hasta
otros con un tremendo potencial comercial, como el ya reseñado
Caronte o el siguiente título que pudimos ver en este
lunes de arranque del festival: el americano Teddy Bears are
for Lovers. Con un estilo y tono que puede recordar a series
de género como Cuentos Asombrosos, Pesadillas y
Alucinaciones o incluso en cierto modo Historias de la
Cripta, el cortometraje resulta un caramelito para los fans
del terror y el fantástico, con características que lo hacen muy
adecuado para futuros “terrormaníacos” de no muy avanzada edad.
Y es que su tono cómico y leve casquería (a menos que nos afecte el
despeluche de peluches…) lo dotan de tremenda accesibilidad y
propicia que un amplio abanico de sectores demográficos pueda
sentirse atraído y satisfecho por él. ¡Chapeau por ello!
El antepenúltimo
trabajo de la noche nos volvió a situar en el terreno de los
seleccionados nacionales, con otro “viejo” conocido para el
público habitual de festivales de género: 9 Pasos,
del dúo que se presenta como M+M (Marisa Crespo y
Moisés Romera), ganadora del premio del público en el pasado
Infest y Meliès d’Argent en el pasado Festival de
Cine de Terror de Molins de Rei. Si bien comprendemos su éxito y
efectividad entre el gran público, su propuesta de terror mainstream
presentada de forma minimalista y efectista sigue sin convencernos
por razones (eso sí, cabe destacarlo) meramente subjetivas. Y es que
9 Pasos bebe plena y conscientemente del terror
sobrenatural moderno, del de golpe de efecto bien colocado y poco
más, un estilo que nos interesa más bien poco. Aún así, le
auguramos un exitoso recorrido por festivales de género.
Para ir acabando la
jornada, la propuesta más sangrienta de la misma llegaba gracias a
Heartless del estadounidense Kevin Sluder.
Arrancando con Farewell, Mona Lisa de los desaparecidos y
añorados precursores del mathcoreThe Dillinger Escape
Plan, la cosa prometía. Y, si bien el desarrollo de la trama
resulta de lo más predecible al estar basada en El Corazón
Delator de Edgar Allan Poe, en su gamberrismo radican
sus bondades. Un gran trabajo de efectos prácticos e
interpretaciones de primera hicieron que, sin duda, fuera el plato
fuerte de la noche para los amantes de las emociones fuertes.
Si hablamos de propuestas
sorprendentes y chocantes, los japoneses nos tienen muy acostumbrados
a ello. Porque, seamos sinceros… ¿De qué otro país podría
provenir un trabajo cuya trama se centra en una pareja perseguida y
atacada mientras no pueden separar sus genitales? Crying Free
Sex era el trabajo que cerraba la noche, una gamberrada de
serie Z que, casi con total seguridad, debe ser uno de los descartes
del último Tetsudon, y en el que vemos caras conocidas
del underground japonés, como la aparición de Jimi Bueno,
creador de Strega y cabeza visible de Garage Hero, canal de
YouTube repleto de lecciones y consejos low cost alrededor del
arte del tokusatsu. Animaciones cutres, acción e
inverosimilitud por bandera hicieron que el cierre de la jornada
fuera el “What the fuck?” de la noche.
¡Que no pare la fiesta!
No cambien de canal, mañana más.