Un año más, llegado el mes de Julio,
tiene lugar una de nuestras semanas favoritas del año. Dos de
nuestros festivales predilectos, el Nits de Cinema Oriental de
Vic y el Fantosfreak de Cerdanyola, tienen lugar de forma
paralela a lo largo de esta semana. Para ello, dividimos nuestros
esfuerzos con tal de cubrir estas dos citas ineludibles del verano
cinéfilo, siendo además una ocasión especial para CineDomingo
ya que tenemos el orgullo de formar parte de los medios colaboradores
de esta edición del Fantosfreak, oportunidad que no podemos
dejar de agradecer a su staff.
Una vez aparcado y aterrizado (mente y
cuerpo) en Cerdanyola, no pude evitar que se me dibujara una sonrisa
en el rostro al ver cómo, de nuevo, el Fantosfreak iba a ser
un éxito de convocatoria. Y es que, tres cuartos de hora antes del
pistoletazo de salida oficial a las sesiones de cortometrajes en
concurso, y con La Coctelera Negra en el escenario con sus
temas de soul y R&B, el Parc del Turonet estaba ya repleto de
gente preparando su espacio para la sesión que se nos venía encima.
Y no era para menos. Un año sin escuchar los delirios de Garci
Superstar, las historias de Pepito o el Niño Pedales, los bailoteos
y el autotune de Los Bailongos… había ganas de Fantos, y se
notaba en el ambiente. Así que no hubo mejor forma de comenzar que
con la presentación de este año
,
de nuevo musical, con todo el staff y amigos del festival
representando a feroces piratas pescadores de cortos en alta mar. Y
ojo, que no son piratas impresionables, y es que les da igual que
vengan de la ESCAC o vayan de ovnis envueltos de albal: los cortos
malos merecen ir al mar.
La noche empezó con
representación local, ya que Chesco Murillo presentaba en
casa su cortometraje Un Viaje a Tomar por Culo, un
trabajo en clave paródica de las películas de viajes en el tiempo
que tanto proliferaron en los 80 y 90. Con un humor plano, sencillo y
un metraje no demasiado extenso, se trata de una propuesta de fácil
visionado muy idónea para festivales, tal y como demostraron las
risas y aplausos del respetable. Y es que con la premisa de un
consolador que permite viajar en el tiempo no había mucho margen de
error. El entretenimiento estaba asegurado de antemano y funcionó
como la seda. A nivel técnico, pese a un presupuesto probablemente
nulo o muy bajo, se nota el mimo y cariño con el que se ha llevado a
cabo el trabajo en sus diversos departamentos, y es de agradecer
especialmente haber evitado los excesos visuales en las escenas de
los viajes en el tiempo que hubieran provocado que el poso que deja
el cortometraje (de buenrollismo y de trabajo bien realizado) fuera
radicalmente distinto.
El segundo turno era para un trabajo
que ya hemos podido disfrutar en múltiples ocasiones pero que, aún
así, no me canso de ver. Y es que las infinitas bondades de Caronte
(dirigido por Luís Tinoco, cabeza pensante de
Onirikal Studio) van mucho más allá de su impresionante trabajo de
VFX, puesto que no deja prácticamente ni un solo cabo suelto a pesar
de la relativa sencillez de su premisa, magistralmente aprovechada en
un guión capaz de condensar emociones de todo tipo en apenas un
cuarto de hora. Su uso de los tiempos, la magnífica presentación de
los personajes que nos lleva hacia la total empatía
irremediablemente y sin frenos… lo trágicamente bello representado
en un drama sci-fi de alto octanaje. Una maravilla.
La noche
continuaba con el breve pero intenso Retch, cuyo título
(que, traducido, es “tener arcadas”) es toda una declaración de
intenciones. Y es que estamos hablando de un body horror en el
que vemos como una chica sufre una terrible mutación por causas que
desconocemos, al no hacerle reacción el antídoto que le inyectan.
Mucho látex para simular que se arranca la piel, fluidos que surgen
del cuerpo, lentillas espeluznantes… en definitiva, un trabajo de
maquillaje y FX de lo más profesional y resultón que cumple con su
cometido. Si bien el 95% de su metraje es previsible y poco
impactante para consumidores habituales de cine fantástico, su
inesperado cambio de tono final es un enorme acierto que ayuda a
desmarcarlo de otros trabajos de género.
A pesar de que la
presente edición del festival sea la más internacional, con 30 de
44 cortos provenientes de fuera del estado, algunos de esos 14
representantes locales se tratan de los trabajos más divertidos del
circuito de festivales de este 2018. Entre ellos encontramos un
trabajo que comienza a acumular selecciones imparablemente: ese cruce
de road movie y comedia tarantinesca llamado Diesel,
dirigido por Julio García. Se trata de un trabajo en el cual
cabe destacar, sin duda alguna, su diseño de producción (comenzando
por ese impresionante coche de gasolina… al que le han puesto
diésel) y su dirección de fotografía, que nos da esa sensación de
calor y aridez tan necesaria para esta clase de trabajos. Un esfuerzo
notable que resulta de lo más efectivo para festivales de géneros y
tonos muy diversos, algo que es sumamente difícil de conseguir. Le
deseamos a su equipo un largo y exitoso recorrido.
El pasado año, el circuito de
festivales se vio azotado por una tremebunda a la par que tierna
historia ambientada en la Guerra Civil, realizada en stop motion. Se
trataba de Cavalls Morts, del dúo Marc Ribas i
Anna Solana, y dejaba un poso de tristeza y desolación brutal
pese a su corta duración. En su último trabajo, titulado
Cucarachas, de nuevo la tristeza y la soledad tienen
gran peso en la trama, si bien el poso final que deja su historia es
ciertamente positivo y vitalista, aunque cubre un trasfondo triste
como es la pobreza en nuestros mayores (ese corazón formado por las
cucarachas que salen de la pared…). El dúo sigue sus derroteros en
cuanto al diseño de los personajes y escenarios, creándose una
identidad propia en el mundo de la animación. Ojalá puedan seguir
maravillándonos (y entristeciéndonos) con sus trabajos durante una
vida entera.
El segundo trabajo internacional de la noche
llegaba de EEUU. The Key es uno de esos cortometrajes
en los que una buena idea, complementada con el desarrollo de
diálogos ingeniosos y divertidos, es suficiente para llevar a cabo
un trabajo sin demasiadas exigencias técnicas. No contentos con
ello, sus creadores lanzan un arsenal de efectivos y trabajados
trucos visuales (al servicio, siempre, del componente cómico de su
trama) que lo hacen visualmente atractivo a la par que divertido y
entrañable. Si bien su final (y su forzado cambio de tono) no me
convenció en absoluto, estamos hablando de un trabajo correcto y
efectivo que, lamentablemente, no deja demasiado poso.
Si a algo nos tienen acostumbrados festivales como el Fantosfreak, es a incluir en su programación algunas bizarradas que bien podrían aparecer en webs y páginas como Ordure Bizarre o Dangerous Minds. Y es que la democratización de los VFX provoca que cualquiera (con conocimientos suficientes, claro está) pueda hacer “reales” sus sueños, paranoias y viajes de ácido. Este último sea probablemente el caso de Zarr-Dos, un inclasificable, incómodo, surrealista y extrañamente fascinante trabajo de animación que, al final, resulta olvidable e incomprensible. O por lo menos a mí se me escapa la posible metáfora que esconde, aunque dudo que la tenga. No es una pérdida de tiempo, pero hoy ya ni me acuerdo de él, lo cual nunca es buena señal.
Si entre los trabajos
proyectados en el Fantos a lo largo de los años hemos visto
seleccionados a los Oscar, ganadores de los Goya o de Sundance es
debido a la capacidad de sus programadores/as para combinar trabajos
que van desde el más puro y justificado underground hasta
otros con un tremendo potencial comercial, como el ya reseñado
Caronte o el siguiente título que pudimos ver en este
lunes de arranque del festival: el americano Teddy Bears are
for Lovers. Con un estilo y tono que puede recordar a series
de género como Cuentos Asombrosos, Pesadillas y
Alucinaciones o incluso en cierto modo Historias de la
Cripta, el cortometraje resulta un caramelito para los fans
del terror y el fantástico, con características que lo hacen muy
adecuado para futuros “terrormaníacos” de no muy avanzada edad.
Y es que su tono cómico y leve casquería (a menos que nos afecte el
despeluche de peluches…) lo dotan de tremenda accesibilidad y
propicia que un amplio abanico de sectores demográficos pueda
sentirse atraído y satisfecho por él. ¡Chapeau por ello!
El antepenúltimo trabajo de la noche nos volvió a situar en el terreno de los seleccionados nacionales, con otro “viejo” conocido para el público habitual de festivales de género: 9 Pasos, del dúo que se presenta como M+M (Marisa Crespo y Moisés Romera), ganadora del premio del público en el pasado Infest y Meliès d’Argent en el pasado Festival de Cine de Terror de Molins de Rei. Si bien comprendemos su éxito y efectividad entre el gran público, su propuesta de terror mainstream presentada de forma minimalista y efectista sigue sin convencernos por razones (eso sí, cabe destacarlo) meramente subjetivas. Y es que 9 Pasos bebe plena y conscientemente del terror sobrenatural moderno, del de golpe de efecto bien colocado y poco más, un estilo que nos interesa más bien poco. Aún así, le auguramos un exitoso recorrido por festivales de género.
Para ir acabando la
jornada, la propuesta más sangrienta de la misma llegaba gracias a
Heartless del estadounidense Kevin Sluder.
Arrancando con Farewell, Mona Lisa de los desaparecidos y
añorados precursores del mathcore The Dillinger Escape
Plan, la cosa prometía. Y, si bien el desarrollo de la trama
resulta de lo más predecible al estar basada en El Corazón
Delator de Edgar Allan Poe, en su gamberrismo radican
sus bondades. Un gran trabajo de efectos prácticos e
interpretaciones de primera hicieron que, sin duda, fuera el plato
fuerte de la noche para los amantes de las emociones fuertes.
Si hablamos de propuestas
sorprendentes y chocantes, los japoneses nos tienen muy acostumbrados
a ello. Porque, seamos sinceros… ¿De qué otro país podría
provenir un trabajo cuya trama se centra en una pareja perseguida y
atacada mientras no pueden separar sus genitales? Crying Free
Sex era el trabajo que cerraba la noche, una gamberrada de
serie Z que, casi con total seguridad, debe ser uno de los descartes
del último Tetsudon, y en el que vemos caras conocidas
del underground japonés, como la aparición de Jimi Bueno,
creador de Strega y cabeza visible de Garage Hero, canal de
YouTube repleto de lecciones y consejos low cost alrededor del
arte del tokusatsu. Animaciones cutres, acción e
inverosimilitud por bandera hicieron que el cierre de la jornada
fuera el “What the fuck?” de la noche.
¡Que no pare la fiesta!
No cambien de canal, mañana más.
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