El cine gore gallego hizo su aparición estelar con este film low-cost dirigido por Antonio Blanco y Ricardo Llovo. Con un ínfimo presupuesto de 350.000 pesetas y jornadas de rodaje maratonianas estos dos locos consiguieron sacar adelante un proyecto demencial no apto para estómagos sensibles.
Unos chavales regresan de un concierto de heavy metal muy perjudicados y acaban sufriendo un accidente de coche. Buscan ayuda y topan con la familia de los Machado que les acoge en su casa y ahí es donde se meten en un buen lío. Y es que los Machado son gente muy de campo que se dedica a la producción de embutidos caseros, una auténtica familia disfuncional en la línea de La Matanza de Texas.
Manuel Manquiña como líder desquiciado deja en paños menores al mismísimo Charles Manson con sus discursos idos de la olla. Juanillo Esteban es un Bill Moseley de tercera regional con camiseta de Naranjito incluida que lleva siempre consigo un cadáver en descomposición. Julián Hernández y César Strawberry ( líder de Def con Dos ) son unos desenterradores de cadáveres con tendencias necrófilas y Belén Negreira es la hermana ninfómana más puta que las gallinas. ¿Qué puede salir mal con estos seres tan adorables?
Con un tono gore festivo que recuerda a los mejores films de Herschell Gordon Lewis, la película es tremendamente divertida y jocosa. Su atmósfera sucia y malsana viene acompañada de un humor negro socarrón buenísimo. Eso sí, tiene notables altibajos en lo que a ritmo se refiere ( Manquiña llega a hacerse muy pesado ) pero tampoco le vamos a pedir peras al olmo. Con este tipo de propuestas sabes que lo mejor es un visionado en comunidad con pizza, birra y muchas ganas de pasarlo bien. No hay más.
Lamentablemente el director Antonio Blanco falleció a los 30 años a causa de una sobredosis. Quién sabe cómo podía haber sido la segunda parte que se anuncia al final con el título La matanza caníbal de los garrulos lisérgicos II Parte - La ciudad no es para nosotros.
Estamos ante una “rara avis” dentro del cine español de género. Una propuesta gore costumbrista realizada sin pretensiones y con claras influencias del cine trash estadounidense. La falta de presupuesto se suple con la intensidad y entrega que desprende cada plano del film. De obligado visionado
No hay nada mejor que un buen thriller para pasar una tarde de domingo, a mi es una idea que me pirra. Y si de thriller se habla, Nicolas Winding Refn (el director de éxitazos del género, como Drive y The Neon Demon) es uno de los nombres que más han sonado éstos últimos años.
Para hoy os recomiendo uno de sus thrillers, quizás menos conocido y popular pero, igual de interesante y personal que Drive y The Neon Demon. Una película poco convencional, intensa y como no, técnicamente magnética.
La peli en cuestión es Solo Dios perdona, una producción Francesa de 2013, que gira en torno a un par de hermanos (prófugos de la ley estadounidenste) que regentan un gimnasio de artes marciales en Tailandia que les sirve como tapadera de su auténtico negocio. El tráfico de drogas.
Resulta que a uno de ellos le va mucho el follón, las putillas y el fornicar con menores. Así que en una de sus noches de excesos acaba siendo brutalmente asesinado por el padre de una prostituta, trama en la que se ve implicado un poli de la zona que está un poco grillao, y se pasea con un machete a modo de katana por la ciudad impartiendo justicia.
Dado que el hermano del difunto putero, encuentra moralmente reprobable lo de vengar a su hermano (por eso de que tal y como era, quizás se lo había buscado), la madre de ambos viaja a Tailandia para hacerse cargo del negocio a la par que planea vengar la muerte de su hijo favorito. Una venganza que le costara muy cara, ya que el samurai del machete es duro de pelar y ambos bandos iniciarán un violento pulso que desde el minuto uno, pinta que no acabará con abrazos y chupitos.
Crudeza, violencia, tiros y misera, son algunas de las cosas que nos ofrece ésta joyita del thriller Neo-noir cuyo argumento simple pero sólido, funciona muy bien y además nos atrapa gracias a su gran fotografía y banda sonora. Una película que transmite a través del silencio y el lenguaje no verbal, dejando en un muy segundo plano los diálogos, que son bastante infructuosos.
Ideal para ver con los colegas, unas servesas y ganas de pasarlo bien.
Para todos aquellos amantes de la gran serie La visión de Escaflowne, si recordáis, también salió una película, en que cambia algo el argumento y eliminan personajes, pero al fin y al cabo sigue el hilo de la trama. Por si no la conocíais, hoy os recomiendo esta gran película Anime, donde un mundo fantástico, armaduras mechas, espadas y brujería se mezclan para dar a luz a uno de los mejores animes que vi desde pequeño.
La película de Escaflowne salió en el 2000 de la mano del estudio Sunrise bajo la dirección de Kazuki Akame. Recordad que la serie salió en el 1996 e inspiró a dos mangas y esta película.
Un viaje hacia un mundo místico y fantástico.
Todo empieza con nuestra protagonista, Hitomi Kanzaki, una estudiante de secundaria, quien era una gran atleta pero hoy en día está en un estado depresivo y con solo ganas de dormir. De pronto se ve llamada por Folken, sin saber quién es y aparece en Gaia, un mundo extraño donde conocerá a Van, rey del clan de los dragones blancos y quien la reconoce como la diosa alada.
Durante el film, veremos la eterna pelea interna de Vancontra su soledad, la cual viene debida a su hermano, señor de los dragones negros, y como Hitomi, poco a poco empieza a cambiar su manera de ver las cosas y apoya a van por la libertad de Gaia y la solución a su tristeza.
Para que os pongáis un poco en situación, el clan de los dragones negros está conquistando pueblos y buscando a la diosa alada, además de intentar conseguir armaduras, así como la mismísima Escaflowne. Una armadura viva de tamaño titánico, la cuál un verdadero heredero del clan de los dragones podrá, si su sangre es aceptada, montar y usar. Ya sea para la destrucción o la libertad de Gaia.
Dicho esto, debo reclamar que con lo que me gustan a mí los mechas, en esta película han recortado a casi nada, todas las armaduras que aparecen en la serie. Aún así, hace que Escaflowne, así como otras armaduras que salen durante el film, tenga un significado mucho más grande.
Pero, ¿Podrá Van acabar con la tristeza que evoca su interior?, ¿Quien es realmente Hitomi? Y lo más importante, ¿Quien es y que quiere Folken?
Para todos los que hayáis visto la serie. La película es diferente, tenemos un argumento parecido, pero al ser todo distinto, parece otra trama con misma historia y mucho más madura.
No olvidéis de veros la serie, 100% recomendada, es otra trama y con más mechas.
Hello, Dominguers! Es hora de ponerse el bombín y preparar el té, porque llega una nueva entrega de The British Corner.
Hoy es un día histórico para la sección. Por primera vez en su largo año de existencia, la película no va a pisar ni una sola vez suelo inglés en ningún momento. Toda la trama se va a desarrollar en ése curioso país que hay al otro lado del Canal: Francia. De hecho, ni siquiera sus protagonistas son ingleses. Todos son froggies (en Inglaterra, froggie es el apodo "cariñoso" que tenemos para los franceses, al estilo del gabacho que se utiliza en España).
Y os preguntaréis: una trama que no sucede en ningún momento en suelo inglés y sin protagonistas ingleses, ¿cómo encaja en una sección puramente británica? Ah, amig@s, pues porque aunque la trama se desarrolle fuera de las Islas el hilo conductor es la Corona de Inglaterra. No demos más vueltas y metámonos de lleno en EL LEÓN EN INVIERNO.
El Léon en Invierno es una producción británica-estadounidense del año 1968, catalogada como drama histórico y dirigida por Anthony Harvey. Nos narra los conflictos familiares que hubo en la familia Plantagenet, encabezada por el rey Enrique II, en el tema sucesorio al trono inglés en el siglo XII. La película está inspirada en la obra teatral de Broadway con el mismo nombre, estrenada en 1966 y dirigida por James Goldman (que, de hecho, se encarga del guión en la película).
Refresquemos un poco la historia: la Casa de Plantagenet fue una dinastía francesa heredera de la Casa de Anjou, a raíz del matrimonio de Godofredo V de Anjou con Matilde, hija única del rey Enrique I de Inglaterra (de éste matrimonio nació el futuro Enrique II Plantagenet, protagonista principal de la película que hoy comentamos). Ahí surgieron los derechos de la dinastía francesa sobre la corona inglesa, que reinó desde el año 1154 hasta el 1399, cuando la Casa de Plantagenet fue relevada por dos ramas que surgieron de ella misma: la Casa de Lancaster, que fue la reinante, y la Casa de York. En 1455 se inició la Guerra de las Dos Rosas entre ambas Casas, conflicto que duró hasta 1485 con la muerte de Ricardo III, el último Plantagenet, a manos de los ejércitos de Enrique VII, dándose por terminada la dinastía francesa y dando inicio a la archiconocida dinastía Tudor.
Volviendo ya nuestros ojos a la película, nos transportamos hasta diciembre del año 1183. En el castillo francés de Chinon, el rey Enrique II (interpretado por Peter O'Toole) está preparando las celebraciones de la Navidad al mismo tiempo que está tremendamente preocupado por cuál de sus tres hijos será el digno sucesor al trono que pronto dejará vacante. Ricardo (interpretado por un debutante Anthony Hopkins), el mediano Geoffrey (interpretado por John Castle), y el pequeño Juan (interpretado por Nigel Terry) son reunidos a petición del padre para decidir sobre el asunto. Ésto no hará más que desatar los celos entre los tres hermanos, iniciándose los complots y traiciones no sólo entre ellos mismos, si no también contra su propio padre.
Para acabar de "armar el Belén", Enrique II decide también convocar a su mujer Leonor de Aquitania (interpretada por Katharine Hepburn), a la que tiene presa en un castillo de Salisbury desde hace más de diez años por animar a sus hijos a conspirar contra él, tras descubrirle ella una de sus muchas relaciones extramaritales. Lejos de ayudar a aclarar el tema sucesorio, las diferencias entre ambos a la hora de tener un sucesor favorito no hará más que desatar viejas rencillas y rencores mutuos.
La historia da una vuelta más de tuerca cuando el rey Felipe II de Francia (interpretado por Timothy Dalton) acudirá también al castillo de Chinon para aclarar la situación de su hermana Alais (interpretada por Jane Merrow), que debe ser prometida al futuro rey de los ingleses, y que para terminar de rizar el rizo, es amante del propio Enrique II...
Sin ser una de las típicas escenas medievales a las que actualmente estamos acostumbrados, con sangre y acarnadas batallas y justas de caballeros, "El León en Invierno" nos ofrece otro tipo de lucha. Al ser un film de los años 60, se centra más en la violencia dialéctica entre los protagonistas que en la violencia propiamente física. Podremos degustar decenas de puñaladas, pero ninguna de ellas causa dolor físico, si no psicológico. Traiciones, complots, argucias, infidelidades, intereses geopolíticos... Y muchas lenguas viperinas cargadas de veneno, ávidas de venganza. Todo ello en unas dos horas bien trabajadas, con un guión políticamente muy acurado, y con un reparto de actores de auténtico lujo.
Aquí, como siempre, podéis echarle un ojo al tráiler:
¡El Terrormolins ya ha llegado a su fin! Y como siempre, celebraron tan importante acontecimiento con un maratón de 12 horas de cine de terror. Una intensa sesión formada por una selección bastante resultona (teniendo en cuenta que éste año el mercado del terror ha estado más bien flojo) de 6 películas de género.
Antes de empezar las proyecciones, se llevó a cabo al lectura del palmarés de ésta 36ª edición que es el siguiente:
Sección Oficial Largometrajes:
Mejor película: The Lodgers
Mejor Director: Bryan Taylor (Mom & Dad)
Mejor Actor: Owen Campbell (Super Dark Times)
Mejor Actriz: Emma Booth (Hounds Of love)
Mejores FXS: 68 Kill
Mejor Guión: Ben young (Hounds of love)
Mención especial del jurado para el guión de Super Dark Times (Ben Collins)
Premio del Público Sección Oficial : Hounds Of Love
Sección Oficial Cortometrajes:
Mejor cortometraje: Centrifugado
Mejores FX: Cauchemar Capitonné
Mejor Guión: Nic Alderton (Health, Wealth & Hapiness)
Mejor interpretación: Fernando Albizu (Aprieta pero raramente ahoga)
Mèliès d’Argent: 9 pasos
Premio del público: 9 pasos
Premios de la Crítica de Oro:
Premio de la Crítica de Oro al Mejor Largometraje: Super Dark Times
Premio de la Crítica de Oro al Mejor Cortometraje: Cauchemar Capitonne
Tras la lectura del palmarés por parte del jurado, dio comienzo la sesión con Les Affamés. Un curioso drama de terror Canadiense dónde se nos presenta un pequeño pueblo afectado por un virus zombi, cosa que ha hecho cambiar un poco la convivencia entre los pueblerinos que han de comenzar a buscarse la vida para sobrevivir.
Una cinta entretenida, de un ritmo pausado pero intenso y con algún toque de humor tontorrón.
Seguidamente dio comienzo Revenge, un rape & revenge Francés dónde tres tíos casados intentan deshacerse de una muchacha de la cuál han abusado bastante mucho, arrojándola por un precipicio en medio del desierto. Pero como ella no es solo una cara bonita, se las apaña para sobrevivir e iniciar una brutal venganza.
Planos de culos, planos de tetas, algún amago de penes y mucha sangre, son algunas de las cosas que ofrece ésta cinta además de un guión bastante poco creíble pero que cumple su función, la de pasar un buen ratos entre colegas sin usar apenas neuronas.
Tras un pequeño descansito para cenar y reponer energías dio comienzo The Lodgers, la ganadora de ésta edición. Una cinta de terror gótico y casas encantadas dónde un par de hermanos han de enfrentarse a los fantasmas que conforman su legado familiar.
Una producción Irlandesa bonita y bien rodada pero con un ritmo muy lento y especial, cosa que la convierte en uno de esos títulos que si los ves a media tarde con la mantita en casa son bastante potables, pero que en un maratón ya bien entrada la noche suponen una gran putada.
Después del soponcio que para nosotros supuso The Lodgers, comenzó la peli sorpesa que resultó ser ni más ni menos que The Crazies del maestro George A. Romero. Un muy buen título pero que se nos hizo muy poco asequible a esa hora, así que como somos un poco blandengues nos fuimos a casita sin ver Game Of Death y The Night Watchmen, un par de títulos de calidad que dieron el cierre final al a noche.
Además, los valientes que aguantaron hasta el final, pudieron disfrutar de un divertido vídeo de homenaje al recientemente difunto Chiquito de la Calzada. Un detallazo que demuestra que detrás de éste gran festival hay grandes personas.
Muchas gracias al staff del festival por el trato recibido. ¡Nos vemos el año que viene!
Ayer tuvo lugar la penúltima jornada del Festival de Cine de Terror de Molins de Rei, una jornada de buenas proyecciones que se inició con el documental Herederos de la bestia. Una cinta de Diego López (El Buque Maldito) centrada en el clásico El día de la bestia, una de las piezas claves y de culto del cine español fantástico.
Poco después en la Sala Gótica se podía disfrutar de Tonight She Comes, un slasher americano baratito baratito, dónde un grupo de jóvenes en edad de procrear, se meten en una cabaña dónde (sin ellos saberlo) se va a celebrar un extraño ritual.
Una peli sencilla, rápida y divertida. Todo un festival de sangre y tetas, ideal para disfrutar en una noche de borrachera con los colegas.
Tras una pequeña pausa para cenar, tuvo lugar la sesión de clausura del festival dónde (precedida de las entregas de premios y lectura de palmarés pertinentes) pudimos ver A Ghost Story. Un extraño drama sobrenatural, dónde un jóven difunto comienza a vivir su nueva vida de fantasma viendo a los demás vivir su día a día como si él no estuviera ahí.
Una cinta con un ritmo lento y un apartado audiovisual de lo más comercial que nos invita reflexionar sobre la vida, la muerte y el paso del tiempo entre otros. Una película que no ha sido de mi gusto, pero supongo que aun público más general les acabará atrapando.
Y hasta aquí la última sesión del Terrormolins. En unas horas nos vamos a sus maratón de 12 horas, para despedir ésta 36ª edición por todo lo alto y con buen cine de género, como debe ser.
La 36ª edición del Terrormolins está a punto de llegar a su fin y se nota, ya que ayer en el séptimo día de festival, pudimos disfrutar de una buena dosis de títulos de calidad en una programación bien compensada.
A las 18:00h arrancaba la primera sesión doble de la noche con Replace, un body horror alemán sobre una chica que tiene ver como su piel se va pudriendo poco a poco mientras ella apenas puede recordar nada sobre su vida. Una película pequeñita pero sincera, dónde lo que vemos es lo que hay y a pesar de ser bastante previsible, la cosa se compensa con un buen ritmo y bastantes planos de tetillas así porque si, haciendo que la peli funcione y entretenga.
Acto seguido daba comienzo la mejor pieza de la jornada, Housewife. La nueva cinta del turco Can Evrenol (Baskin), dónde se nos presenta a una moderna ama de casa con un pasado algo turbio y perturbador, un pasado al que pronto tendrá la oportunidad de enfrentarse gracias a la intervención de un misterioso hombre, el líder de una secta el cuál es capaz de cambiar las vidas de los demás a través de los sueños.
Una película que se mueve entre el terror y lo fantástico de manera muy natural y con una temática y ejecución muy ochenteros, dónde la música, la fotografía, el sonido y cualquier otro elemento que podamos encontrar en ella tiene algo que contarnos. Impresionante.
Tras una breve pausa para ir al excusado comenzó Trauma, la peli con la que se inció la segunda sesión doble de la noche. Y que en palabras de Óscar, como siempre, ante todo sinceridad: después del esperpento que me pareció Sendero cuando la vimos en el Sant Cugat Fantàstic, no esperaba demasiado de Trauma, el nuevo trabajo del realizador chileno Lucio A. Rojas. Por eso la sorpresa, por encontrarnos con una experiencia tan cruda, dura, violenta y traumática fue mayúscula.
Y es que, con el golpe de estado contra el gobierno socialista de Salvador Allende en los 70 como telón de fondo, Trauma nos muestra la cara más oscura y violenta de la historia chilena, si bien su potencial crítico se ve eclipsado pronto por una hiperviolenta trama en la que explicar y mostrar de la forma más cruda, impactante y desgarradora posible parece el principal objetivo. Cuenta con algunas de las escenas más incómodas y escabrosas que me he llevado a los ojos en mucho tiempo, en especial una violación múltiple y una escena que implica a un bebé… escenas que hacen que Irreversible y A Serbian Film parezcan inocentes cuentos infantiles. Y hasta ahí puedo leer por evitaros spoilers. Porque tenéis que verla, tenéis que experimentarla.
Bebiendo del nuevo extremismo francés y pasando por la cruda narrativa de gran parte del cine social y del drama latinoamericano, incluso con sus fallos, excesos y carencias (que los tiene, y no pocos) Trauma, y sobretodo su primera mitad, es toda una experiencia fílmica que trata de llevarte al extremo constantemente.
Al mismo tiempo que la cinta chilena, se proyectaba en sesión retrospectiva La Cinta Blanca, una película que es sin duda uno de los trabajos más populares de Michael Haneke.Un hecho que en palabras de Óscar: siempre me ha parecido curioso teniendo en cuenta lo relativamente diferente que resulta respecto a las piezas más significativas de su filmografía.
Porque si bien la más desmoralizante y entristecedora faceta del ser humano está también presente aquí, en esta magistral muestra del caldo de cultivo para la Alemania nazi en que la violencia, el recelo, la envidia y el odio se adueñan de una pequeña población alemana, detectamos incluso destellos de luz entre líneas y un ciertamente positivo mensaje de que hay que luchar por aquello que a priori pueda parecer que no merece la pena batallar.
Rodada en un precioso, embelesador y poético blanco y negro, La Cinta Blanca primero entra por los ojos, luego por el cerebro y luego por las entrañas. Probablemente el trabajo más accesible de Haneke, si es que ese calificativo puede aplicarse al trabajo del realizador alemán.
Y tras éste no parar de títulazos, el festival cerró la noche con Mom and Dad, una comedia norteamericana dónde una pareja de hermanos intentarán sobrevivir al ataque de sus padres que, por una misteriosa epidemia que solo ataca a padres y madres, intentarán acabar con sus vidas de la forma más violenta posible.
Una peli divertida y original que recuerda mucho a las comedias de zombis, solo que en lugar de muertos vivientes sedientos de carne humana, veremos a padres asesinando a sus hijos sin piedad alguna. Cinta que además de tener una formula que funciona bien, tiene el merito de recuperar a un Nicolas Cage que ya dábamos por perdido.
Sin duda una de las mejores noches del festival, con títulos de bastante calidad y con mucho publico.
Quien me conoce sabe que Haneke
es una de mis debilidades, y Funny Games es sin duda
una de esas pocas obras (hablamos de apenas una treintena, entre los
cientos y cientos de títulos que han pasado por mis retinas a lo
largo de mi vida y, en especial, durante los últimos 4-5 años) que
considero perfectas de principio a fin, que consiguen con savoir
faire y maestría su propósito en todos los sentidos posibles.
Cuando me enteré de que el leitmotiv de este año giraba entorno a
la figura de Haneke y al concepto de los “márgenes del
terror”, algo en lo que el realizador es un experto (algunas de las
películas del reconocido realizador son más terroríficas sin
situarse en el género fantástico que algunas producciones que
intentan – en vano - serlo con todas sus fuerzas) y, más tarde,
cuando vi el spot del festival en claro homenaje a uno de mis títulos
predilectos del director y primero de su filmografía que vi, sabía
que estábamos ante una edición muy especial. Lo que no imaginé
entonces es que acabaría entrevistando, alrededor de 10 años
después (si no más) de ese primer visionado, a su protagonista de
inquietante sonrisa, el austríaco Arno Frisch. Pero eso lo
dejamos para otro momento… toca analizar las películas que pudimos
ver en esta sexta jornada que nos encamina hacia el final del
festival y la vuelta a la vida real.
¿Qué podríamos decir de Funny
Games a estas alturas? Clásico de culto dónde los haya. Tan
malrollera como en su estreno hace 20 años, con una de esas
premieres polémicas de Cannes en que muchísima gente se fue
enfadada de la sala. Porque si algo sabe hacer Haneke es
desmoralizar y hundir al espectador con historias tan crudas como
realistas. Míticos son ya esos planos en los que el personaje de
Arno mira a cámara y hace al espectador partícipe y cómplice
de la desagradable situación a la que están sometiendo a la familia
protagonista. La etiqueta home invasion se queda corta para
definir esta obra maestra del cine europeo. Perfecta desde su plano
aéreo inicial hasta ese último plano que lleva el concepto “miradas
que hielan” hasta un nuevo nivel. Esencial.
Al mismo tiempo, en la sala Gótica,
tenía lugar la proyección de Jackals, el nuevo home
invasion de Kevin Greutert, director de Saw VI y
Saw 3D. Situada en los 80 y basada en hechos reales,
nos cuenta la historia de una familia que recupera a su hijo de una
peligrosa secta donde le han lavado el cerebro para tratar de
“reprogramarle” en la cabaña familiar con la ayuda de un
experto. Sus planes se verán truncados cuando los miembros del culto
rodeen la cabaña para tratar de recuperar lo que consideran suyo.
Con un arranque brutal, la película
funciona hasta que una serie de malas, previsibles y nada arriesgadas
decisiones de guion convierten su tramo final en una broma de mal
gusto. Más allá del aspecto visual (la caracterización de los
miembros de la secta, los FX y la iluminación de los exteriores son
geniales) y de las buenas actuaciones, Jackals es un
refrito de refritos que desperdicia su potencial con ese final tan
precipitado. Lo que podría haber sido y no fue.
La doble sesión del día en La Peni
(sesiones que, por cierto, nos están dando grandes alegrías)
comenzaba con la catalana Black Hollow Cage, con la
presencia del director Sadrac González para presentar el
trabajo ante una sala con más público de lo que suele ser habitual
en los pases de entresemana.
Cocida a fuego lento y con ideas tan
curiosas como interesantes, Black Hollow Cage nos
presenta una historia cuyo máximo interés reside en el uso de la
narrativa no lineal, atrapando al espectador y manteniéndole a la
expectativa, pero que no consigue conectar con él debido a sus
excesos. Pese a la potente carga emocional de la historia, esta acaba
quedando relegada a un segundo plano para caer incluso en la comedia
involuntaria, tal y como demostraron los comentarios y risas del
respetable en sus innecesariamente alargadas escenas de diálogo que
cortan totalmente el dinamismo (aunque suene contradictorio al hablar
de un trabajo con un ritmo pausado) que la cinta sí tiene en su
primera mitad. Con ecos a Haneke, Lanthimos e incluso a
Kubrick, Black Hollow Cage destaca por su
apartado visual y sus originales conceptos (la madre perro, el
cubo…), pero pierde fuelle por culpa de sus excesos.
Para cerrar la jornada tocaba otra
dosis de diversión sin pretensiones. Era el turno de la (por lo
menos para nosotros) esperada Tragedy Girls, un fresco
y original teen horror en el que vuelve a salir a la palestra,
tras la premiere el pasado viernes de la catalana Framed,
el concepto de la viralidad en redes sociales y los límites hasta
los que puede llegar. Eso sí: sin absolutamente ningún tipo de
reflexión o lección moral entre líneas, a diferencia del debut de
Marc Martínez-Jordán. Estamos hablando de pura y dura
diversión para (como odio este concepto) millennials que no
es menos disfrutable para otras generaciones. Sus generosas dosis de
casquería con algunas de sus memorables muertes, humor negro a
diestro y siniestro, referencias constantes al cine fantástico tanto
en los diálogos como en la acción y sus elementos paródicos
(¿Quién coño se va a creer que Jack Quaid tiene 17 años?)
la convierten en una apuesta segura para cualquier festival de género
fantástico. Puro palomiteo sangriento.
Pocas películas pueden presumir de haber alcanzado la categoría de culto. Pues bien, Los bingueros es una de ellas, entre otras cosas porque fue la película más taquillera de la España del 1979, con el consecuente estrellato de la pareja cómica Pajares/Esteso.
Amadeo y Fermín son dos hombres con una vida mediocre. Ambos se conocen haciendo cola en un bingo y desde entonces se hacen inseparables. La ludopatía dominará su vida, en lo que es una clara referencia a la forma de pensar tan nuestra del obtener beneficios a tutiplén sin pegar un palo al agua. Mariano Ozores pone al descubierto la picaresca española con inteligencia y saber hacer, no en vano hablamos de un auténtico maestro de la caspa y el destape que siempre ha huido del gafapastismo y la pedantería que promueven otro tipo de películas. Los bingueros te puede gustar o no pero es un producto sincero que no busca más que divertir al espectador mediante humor de brocha gorda, generosos desnudos gratuitos y situaciones esperpénticas.
El guión no es lo más destacable de un film que aprovecha cualquier excusa para mostrarnos tetas y culos ( en aquellos tiempos España empezaba a liberarse de la represión ). Las interpretaciones de Andrés Pajares y Fernando Esteso no dan para que Stanislavsky se sienta orgulloso pero ojito con los papeles secundarios de Antonio Ozores y Florinda Chico, los cuales aportan momentos hilarantes y cachondos por doquier.
Se dice que Mariano Ozores tardó 3 semanas en escribir el guión y que no se podría hacer una segunda parte porque el Bingo ya no tiene la importancia que tenía en el año 1979. Sea como fuere, un servidor no pierde la esperanza de poder ver una secuela en condiciones de Los bingueros algún día.
Nos encontramos ante una película clave en la historia del cine español le pese a quién le pese. Un film tremendamente divertido y alocado que hará que te enamores del Ozorismo y de las pelis casposas realizadas con los míticos Pajares y Esteso.
¡Dominguers! Llegó el quinto día del
Festival de Cinema de Terror de Molins de Rei y, aunque el cansancio
empieza a hacer mella, la programación que se están marcando este
año no tiene desperdicio alguno, con lo cual no se puede dejar
escapar ni un solo título mientras nuestros horarios laborales y
personales nos lo permitan. El menú de ayer consistía en el found
footage de extraterrestres Phoenix Forgotten, la
violenta y desoladora Hounds of Love, la desconcertante
Caché de Haneke, el coming of age Super
Dark Times en su premiere española y, cerrando la noche, la
hiperviolenta Mayhem.
A nuestro Cristian le
encantó, a diferencia de la gran mayoría de los asistentes por lo
que pudimos ver, la película que arrancó la jornada: Phoenix
Forgotten, si bien dice que quizás no es del todo objetivo
puesto que le encanta todo lo relacionado con el proyecto. Y es que
la cinta nos cuenta su versión sobre la desaparición de tres
jóvenes en Phoenix, EEUU, días después de uno de los mayores y más
masivos avistamientos de ovnis.
Todo amante del found footage, del falso documental y del
cine ovni en su versión más simplista y realista tiene una cita
obligada con esta película. Te mantiene en tensión cuando tiene que
hacerlo y expectante el resto del tiempo. Recomendada.
A continuación, y sin descanso, llegó
el turno para la australiana Hounds of Love, debut del
realizador Ben Young, a quien desde luego seguiremos la pista
muy de cerca. Cruda sin ser excesivamente explícita, dura y sin
concesiones. Hounds of Love a priori podría parecer el
enésimo torture porn de lo que llevamos de siglo XXI, pero va
mucho más allá de la simple violencia, generando un brutal relato
psicológico de la depravación, la sumisión, la sexualidad, la
humillación y, en definitiva, del dolor. Basado en una historia
real, nos cuenta la historia de una pareja de maníacos sexuales y
asesinos en serie que secuestra a una joven para usarla como esclava
sexual hasta que se cansen de ella.
Interpretaciones de 10 por parte de absolutamente todo el elenco, buenas ideas en la dirección (sobre todo en cuanto al uso de la cámara lenta y esos encuadres fijos que sitúan al espectador en una posición de voyeur que contempla las escabrosas escenas sin poder o querer intervenir) y un guion sólido cuyo fuerte reside en el desarrollo de la historia y de los personajes, y no en ofrecer grandes e imprevisibles giros. Esos tres elementos son los que hacen de Hounds of Love uno de los títulos más potentes de 2017 y una de las películas australianas más interesantes de los últimos años. Para quitarse el sombrero.
Tras la presentación del libro Michael Haneke: La Estética del Dolor en la Sala Gótica, la sesión de la noche fue la primera de las retrospectivas centradas en la figura del realizador austríaco con la incómoda y perturbadora Caché.
Caché es una de esas películas que, a priori, puede parecer que tengan un final insulso pero que, por alguna extraña razón, dejan un poso que dura días. Si bien las intenciones de Haneke me quedaron bastante claras la primera vez, en este segundo visionado más centrado en los detalles y el mise-en-scène me doy aún más cuenta de la poca importancia que tiene darle una respuesta a la pregunta principal que arroja la trama: ¿Quién envía las cintas? ¿Por qué? Solo Haneke podría hacer que lo aparentemente importante quede relegado a un segundo (o tercer) plano.
Porque aquí lo que importa es que Georges ignore constantemente las noticias, que en un mundo cada vez con más posibilidades de acceso y más repleto de información (esa enorme cantidad de libros que inundan las estanterías y que no podría leer en su totalidad ni dedicándole una jornada laboral durante cada día de su vida) nos sea tan fácil olvidarnos de hechos importantes de nuestra historia. Con el racismo como telón de fondo (o no tan fondo), todo culmina en ese final en el que no sabemos si se han reparado los errores del pasado (errores que jamás se reconocerán como tal) o si la venganza y el dolor no distinguen entre amigos, enemigos, familiares o desconocidos.
Al mismo tiempo en La Peni, tenía lugar la segunda sesión doble de esta quinta jornada, arrancando con la premiere española de Super Dark Times.
Ayer me prometí a mí mismo no puntuar ni hablar en redes de ella, por lo menos hasta que se enfriaran las sensaciones. ¿Que por qué? Pues porque existe una fórmula que me tiene ganado de antemano: es mezclar un buen coming of age con el terror, y la objetividad se me va de viaje. Algunas de mis películas favoritas de los últimos años incluyen títulos como Crudo, Found, Boys in the Trees, IT o I am Not a Serial Killer, títulos que prácticamente destacan y funcionan más y mejor como coming of age que como películas de terror. Super Dark Times se une a esa variopinta lista y, al igual que el resto de títulos comentados, me fascinó prácticamente desde el primer minuto.
En ella se nos plantea una trama sencilla en la que lo importante es la psicología de los personajes, con sus protagonistas adolescentes Zach y Josh envueltos en un accidente que les hunde en un pozo de paranoia y violencia... como si la adolescencia no fuera ya dura de por sí Si no fuera por su tercer acto, que me dejó un pelín descolocado tras el tono y ritmo del resto del metraje, estaríamos hablando de una película redonda con aroma a cine independiente en cada fotograma. Aun así, altamente disfrutable y recomendable.
La traca final (y nunca mejor dicho) la puso el gamberro de Joe Lynch (The Kings of Badassdom, Wrong Turn 2…) con Mayhem, Un despiporre total con Samara Weaving (The Babysitter) y Steven Yeun (The Walking Dead) desatados en una espiral de ultraviolencia al más puro estilo de videojuego. Aquí lo único que importa es ir subiendo niveles para llegar hasta el final boss, llevándote por delante todo lo que haga falta. Y si además se trata de vengarse de esa subespecie humana tan odiosa que es la rata del mundo corporativo, pues cojonudo, ¿no?
Pura acción ultraviolenta con aroma a 80's, como un cruce entre Un Día de Furia, The Belko Experiment y una partida del Streets of Rage.
El nivel de la programación de las sesiones dobles de entresemana está siendo altísimo y nos estamos llevando gratas e inesperadas sorpresas. ¿Y tú, a qué esperas?
Tras un fin de semana exitoso para el
festival en el que cabe destacar la gran afluencia de público, llega
el turno de las sesiones dobles de entresemana y de la puesta en
escena de la nueva apuesta del Terror Molins: la Sala Gótica, un
segundo espacio con proyecciones gratuitas en versión original. Como
los horarios se solapan con las sesiones de La Peni, haremos lo
posible por cubrir el máximo de títulos posibles desdoblándonos
entre ambos espacios, algo que en esta cuarta jornada de festival no
nos fue posible. Nos quedamos con muchas ganas de ver Cannibals
& Carpet Fitters y la nueva película del director de
Bite, el canadiense Chad Archibald, titulada The
Heretics.
La primera sesión doble dio el
pistoletazo de salida con Compulsión, debut del
director Ángel Gómez. Una película pequeñita, con buenas
intenciones que quedan desmerecidas ante un guion que carece de
trasfondo ni interés y algunas actuaciones que llegan a sacarte de
la trama. Es un thriller sin investigación, un torture porn
sin gore y una película de terror sin sorpresa final. A nivel de
dirección contiene buenas ideas y bien ejecutadas. Veremos qué tal
sigue evolucionando su realizador en próximos trabajos y, esperemos,
escoja guiones con más potencial.
Downrange es la nueva
criatura del japonés Ryuhei Kitamura, director de títulos
como El Vagón de la Muerte (The Midnight Meat Train),
Azumi o Versus. Con su historial, era de
esperar que contaríamos con generosas dosis de casquería, pero lo
cierto es que nos encontramos con una historia cruda y violenta que,
aun así, no llega a alcanzar las cotas de gore de sus trabajos más
reconocidos. De todos modos, este es un hecho que no la hace en
absoluto menos disfrutable.
Partiendo del ya manido y refrito
recurso del grupo de jóvenes que se quedan tirados en mitad de la
nada, el grupo se verá cercado por un francotirador con intenciones
desconocidas. Lo que a priori puede resultar un argumento
insuficiente para cubrir una hora y media de metraje, no solo lo
consigue, sino que además mantiene la tensión de forma
prácticamente constante. Si bien hay un par de actuaciones
exageradas y cambios de tono cuanto menos desconcertantes (como pasar
de una poética y metafórica escena con un precioso lobo como
protagonista al tono paródico en milésimas de segundo), la película
consigue lo que se propone: funciona, entretiene y divierte. Sin
trucos ni artificios: pura violencia porque sí.
Con la cena aún en la garganta, el segundo bloque daba inicio con una de las sorpresas del festival hasta hoy, la británica Habit. Cuando no esperas ni sabes nada de una película, el factor sorpresa puede jugar a favor o en contra. En este caso, desde luego, hablamos de un acierto absoluto, puesto que no vi venir ni de lejos su giro de guion. Y es que lo que comienza como una comedia dramática da paso a una suerte de neo-noir que, posteriormente, pasa a ser una película de terror para acabar mezclando géneros, tonos y estilos a cada minuto que el metraje avanza. De ritmo pausado pero constante y con actuaciones para quitarse el sombrero, por no hablar de esa belleza neo-noir de las ciudad y su vida nocturna, Habit me atrapó y fascinó con su historia acerca del sentido de pertenencia y sus claras metáforas acerca de las adicciones. Me hizo desear haberla descubierto con 16 años. A día de hoy, os estaría hablando de una de mis películas favoritas de la adolescencia.
El tarado de Yoshihiro Nishimura, director de las psicotrónicas Tokyo Gore Police, Vampire Girl vs Frankenstein Girl, Mutant Girls Squad y un largo etcétera de títulos a caballo entre el splatter y el ero-guro, vuelve a la carga con Meatball Machine Kudoku, título que nos recuerda más que nunca a su celebrada Tokyo Gore Police, más que nada por el hecho de que está repleta (o eso me pareció a mí) de guiños. Mangueras de sangre con la presión a tope, grotescas transformaciones, mutaciones y armas gigantescas. Pero lo más importante, aunque quede relegado a un segundo plano que probablemente pase desapercibido para una buena parte de su público, es esa brutal y sincera misantropía que tiene como trasfondo. Pero claro, es fácil no tenerlo en cuenta cuando el 99% del metraje consta en lo ya comentado, en tetas y en momentos western erótico-festivos. Un despiporre, como era de esperar.
Ayer tuvo lugar el 3er día de la 36ª edición del Terrormolins, una jornada totalmente gratuita formada por un par de colaboraciones en forma de sesiones de cine totalmente opuestas. La Movistar + enfocada al terror y la asiática, totalmente de acción, a cargo del Festival de Cine Oriental de Vic.
La sesión Movistar + daba inicio con Eat Local de Jason Flemyng, un título con el que no vale mucho la pena extenderse porque, personalmente, considero que es uno de los productos más flojos (por no usar otros calificativos) del año en todos los sentidos posibles. Como una suerte de telefilme inglés con ligeras dosis de humor negro y vampiros, es una película tan simplona como tediosa e irritante, como ese tipo que conoces en la fiesta y suelta un chiste malo cada 3 minutos.
Al principio sueltas una pequeña e hipócrita risilla para que no se sienta mal. Después, solo eres capaz de dibujar una ligera mueca. Al décimo chiste, el ceño se comienza a fruncir. Al quinceavo, la mirada de odio comienza a aflorar. Al trigésimo tercero solo quieres matarle con tus propias manos.
En definitiva, un subproducto con un guion pésimo y risible, actuaciones de baratillo y recursos totalmente malgastados para algo que jamás debería haber visto la luz del sol (como sus protagonistas).
Tras Eat Local seguimos con 68 Kill, una de esas películas que funciona tremendamente bien en festivales. Sencilla, violenta y con generosas dosis de comedia, es un gran homenaje al cine de explotación hasta en su machismo (¿Involuntario?).
A pesar de esos momentos de facepalm y vergüenza ajena en los que a través de un supuesto empoderamiento de la figura femenina se consigue más bien lo contrario (estereotipar y generalizar, por no sacar a la palestra el hecho de que no aparezca una sola mujer con un físico no normativo), resulta una película muy dinámica y entretenida en la que un pagafantas pagará de formas horriblemente inimaginables su facilidad para enamorarse de una cara bonita.
Tremendo papel de Matthew Gray Gubler que, tras este segundo visionado, me dejó aún más claro que lleva todo el peso de la película. Muy pero que muy recomendable.
Después del agradable subidón que experimentamos con 68 Kill, y tras una breve pausa para degustar un delicioso bocadillo del bar del festi, seguimos hacia arriba con Dhoom: 3, la película de la sesión asiática. Un potente y trepidante Bollywood dónde, un par de superpolis indios, viajan a Estados Unidos para atrapar a un misterioso ladrón que está obsesionado con destruir a una potente entidad bancaria.
Acción desde el minuto uno, hombres fuertes, mujeres sexys, bailes locos, cosas americanas y algún que otro giro de guión absurdo e inesperado, son alguno de los ingredientes que hacen de Dhoom: 3 un título imprescindible para los amantes del cine indio más demente.
Y nada más señores, ¡en unas horas volvemos a Molins para ver que se cuece!