¡Muy buenas dominguers!
Esta semana os traigo Drugstore Cowboy, una adaptación de
Gus Van Sant de la novela autobiográfica de James Fogle, un asaltante de
farmacias drogadicto.
La película narra la historia de Bob Hughes, su novia Diane
y otra pareja, Rick y Nadine. Todos conforman una banda organizada en la década
de los 70 que asalta farmacias a lo largo del país para saciar su adicción. El
film llega a punto de inflexión cuando Bob decide rehabilitarse y reconducir su
vida, no con mucha facilidad.
La sensación de estar en los inicios de los años 70 estadounidenses
se recrea a la perfección gracias al maravilloso equipo de vestuario, las
localizaciones decadentes y un guión infalible. Además la banda sonora
desenfadada y con tintes de jazz ofrece ritmo a la película cuando esta amenaza
con atascarse.
Drugstore Cowboy hace un retrato de la subcultura de la
droga y el crimen sin glamurizar, sensacionalizar o demonizar. Honestamente, cuesta
pensar en otra película sobre un tema similar que haya logrado plasmar este
equilibrio con tanto éxito.
Es inevitable preocuparse por los personajes pero al mismo
tiempo se es plenamente consciente de sus muchos defectos. Se nos muestra que
las drogas son placenteras, pero con una representación realista del gran daño
que pueden causar. Las escenas de acción son espectaculares y emocionantes pero
nunca perdemos de vista el patetismo realista que las acompaña.
Drugstore Cowboy puede carecer del cariz visceral de una
película como Trainspotting pero tiene la sutileza y la profundidad de la que
carecen otros films más voyeurísticos con el uso de las drogas.
Aquí os dejamos con el trailer como siempre:
Margot
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