¡Dominguers! Ahora que llega el
calor… ¿Qué mejor que un refrescante baño de sangre?
En el menú de hoy os proponemos
animatronics bestiales de personajes de cómic que cobran vida, algo
de sangre (que para algo estáis leyendo esto) y mucho amor por el
género. ¿Qué tal un exploit de Creepshow de
la Empire con la aparición estelar del gran Jeffrey Combs (a.k.a.
Herbert West de Re-Animator)? ¿Apetece?
Cellar Dweller,
conocida por estos lares como El Morador de las Tinieblas
o Criaturas al Acecho nos cuenta una historia que
comienza en los años 30 cuando Colin Childress (Jeffrey Combs),
un dibujante de cómics de terror, crea un monstruo que cobra vida.
Al intentar acabar con él, prende fuego al sótano y muere en el
incendio. 30 años después, con la casa convertida en una colonia de
artistas, una dibujante de cómics y fan de Childress recién llegada
al lugar hace que la historia se repita.
Con libreto
de Don Mancini (un despiporre en toda regla del escritor de
Muñeco Diabólico) y dirigida por el artesano John
Carl Buechler, quien además creó el genial animatronic de la
bestia, la película no solo pasa por aprovechar el tirón de
Creepshow, si no que sirve como carta de amor al cine
de terror. Y es que mezcla, con maestría, esas pinceladas de slasher
con su esencia de monster movie y rinde homenajes constantes
al género fantástico, probablemente muchos de ellos involuntarios
(su ubicación en una escuela de arte aislada y esa parte de la
introducción con la protagonista llegando allí en un taxi mientras
cae la de dios me hizo pensar en Suspiria) y otros
obviamente voluntarios como los posters de Ghost Town (otra
producción de la Empire) y de Re-Animator en la habitación
de la protagonista.
Una divertidísima película de
serie B con unas formas esencialmente campy, cargada de tanta
mala leche como humor y con momentos memorables como una decapitación
de aquellas dignas de hacer un gif con tal de verlo repetido 50.000
veces. Una gloriosa ochentada que solo los paladares más (o
menos, según se vea “el vaso”) exquisitos sabrán saborear.
Hasta el próximo baño.
Recordad seguir los consejos de la Iglesia de la Eutanasia: save
the planet, kill yourself.
HAIL
SEITAN!
Óscar
Lladó
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