Aquí en CineDomingo somos muy fans del
cine de vigilantes (o justicieros urbanos) encabronados
vengándose de las formas más variopintas y violentas. Y, como ya
sabréis si estáis leyendo esto, cuanto más trash sea el
asunto, más palotes nos ponemos. También nos gusta mucho el rollito
post-apocalíptico, el cine de pandillas, los roughies y, en
general, los exploits de los 70 y 80. Por último, sentimos
especial predilección por las actuaciones histriónicas, los
montajes confusos y esos doblajes cutres-salchicheros de las cintas
de la época. Y por muchas más cosas, qué cojones… Pero un título
que aúne todas estas características es ir a tiro fijo. Así que
Juegos de Supervivencia era un win asegurado de
antemano.
Antes de que el destino (o el fracaso
de su matrimonio, más bien) les separara, los realizadores Michael
y Roberta Findley fueron una pareja prolífica en el cine de
explotación, especialmente duchos en el arte del erotismo y el
sexploitation, siendo su trilogía de la carne máximo
exponente de su trabajo en ese campo. Tras partir peras con Michael,
Roberta pasó a dirigir películas pornográficas y, especialmente
durante la década de los 80, cine de terror de bajo presupuesto,
contando en su filmografía con caspas divertidísimas (Blood
Sisters, Predicción...) que conservaban aún
el espíritu roughie de sus trabajos dentro del sexploitation.
Entre ellas estaba esta histriónica, psicotrónica y ultraviolenta
Tenement, que cuenta con muertes escabrosas (con
curiosos FX artesanales), patadas en la boca a los moralistas de
turno y una sensación general de que el mundo se ha convertido,
irremediablemente, en una cloaca gigante.
La historia nos presenta a un grupo de
seres con el cerebro frito por las drogas que parecen sacados de un
ozploitation post-apocalíptico y a los que les gusta matar
ratas, chutarse jaco, y aterrorizar a los vecinos del edificio en el
que ocupan, con k, los bajos. Un buen día, uno de esos vecinos llama
a la policía y consigue que detengan a la pandilla capitaneada por
Chaco (Enrique Sandino), no sin antes recibir amenazas de
todos ellos mientras desfilan esposados hacia los coches patrulla.
Contentos y felices por haberse
deshecho de los maleantes, los vecinos celebran una fiesta a la par
que (como va siendo habitual en el cine de vigilantes) la
justicia inepta y corrupta suelta a la pandilla la misma noche de su
detención, y estos comienzan su venganza asediando el bloque de
pisos. Con lo que no contaban es con que los vecinos fueran a oponer
resistencia…
Probablemente, después de leer la
sinopsis, habrás pensado en que uno de esos vecinos seguramente
fuera Charles Bronson, o debería. Son habituales, de hecho,
las comparaciones con Death Wish 3… y con razón. Las
similitudes no son pocas, precisamente. Pero hablamos, en este caso,
de un enfoque más sucio y oscuro, que busca incomodar y molestar,
sin concesiones ni benevolencia ninguna para/con el espectador. Una
historia que se sitúa en el Bronx de los años 80: un barrio
decadente, crudo y violento. Pero… ¿No es acaso el mundo en el que
vivimos violento, crudo y decadente? Como dice el rapero Sick
Jacken de Psycho Realm… “el mundo es un barrio,
homie”.
HAIL SEITAN!
Óscar Lladó
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