domingo, 11 de marzo de 2018

Green Room

¡Muy buenas Dominguers!,

La séptima edición del Festival de Cine de Terror de Sabadell ya toca su fin y, mientras llega y no llega la crónica del evento, os traigo una de las pelis más potentes de su maratón el año pasado. Una película que mezcla música, sangre y supervivencia de una manera tan brutal como elegante.


El título en cuestión es Green Room, una película dónde nos ponemos en la piel de un grupo de punk bastante decadente con mucho ego y qué, como no, aceptan cualquier bolo que se les ponga por delante sin preguntar más que lo que van a cobrar. Y con esa dinámica de rockstars trasnochados acaban tocando en un garito de neo nazis muy majos, de esos que primero te apuñalan y luego preguntan.


Pero la cosa no va nada mal y el concierto va de lujo hasta incluso se permiten la licencia (posiblemente por efecto de las drogas) de tocar un tema cagándose en los nazis y otros deportes de riesgo, sin saber que mientras ellos están dándole al rocanrol, en el camerino se está cometiendo un asesinato del que serán testigos.

Y claro, que si en un garito de neonazis unos punkis ven algo así de turbio ¿A quién cargarle el muerto?; pues a los punkis, que para eso están. Ahí es cuándo empieza lo bueno, ya que mientras deciden si los matan o los entregan a la poli, los encierran en una habitación de la que intentarán escapar antes de que una cosa u otra pase. Una pedazo de odisea dónde todo valdrá para poder salir de ahí con vida.


Sangre, violencia y mucha tensión, son algunas de las cosas que podremos disfrutar en ésta joyita indie estadounidense de 2015 que nos hará quedarnos pegados en el sillón durante sus intensos noventa minutos, además de llevarnos las manos a la cabeza más de una vez.

Ideal para verlo con un punki, un nazi, unas navajitas bien afiladas y unas servesitas bien frescas.


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