Los viejunos del lugar conocemos de sobra lo que son las películas clasificadas “S”. Películas hechas con cuatro duros y de alto contenido sexual pero sin llegar a ser pornográficas. Lo que viene siendo un negocio seguro: Mínima inversión y beneficios garantizados. Los primeros films de este tipo llegaron en 1978 y en el 1982 se estrenó la peli que hoy toca analizar: “En busca del polvo perdido”.
La historia comienza con una pareja follando. Ella es insaciable y al hombre se le hace tarde para ir al trabajo… Al final logra escapar de los brazos de su esposa y se despide hasta la noche. El hombre es un reputado sexólogo y en su consulta, ayudado por una enfermera sexy, atiende a su variopinta clientela.
Enrique Guevara es el director, el cual ya dejó su huella en la chusca “Las aventuras de Zipi y Zape”. El guión corre a cargo de Enric Casamitjana y Ricard Reguant. Manda cojones que para una peli donde la historia es lo de menos hagan falta dos guionistas. This is Spain.
La historia se vertebra alrededor de Carles Velat, quién hace de sexólogo y no deja de ser un Woody Allen de tercera regional que se pasa por la piedra a casi todas las chavalas que pasan por su consulta. Entre las desternillantes visitas aparece la historia de un jefe gritón con tendencias sadomasoquistas al cual Eva Lyberten fustiga que da gusto. También es curiosa la historia de una pareja adicta a las orgías con Andrea Albani dándolo todo antes de caer en las drogas ( murió muy joven, presa de las mieles de la fama efímera ).
A destacar una escena de folleteo en cámara rápida al más puro estilo “La Naranja Mecánica”, pero con musiquita absurda de la época. Puro delirium tremens.
Lo mejor de todo es que la película es pésima a propósito. Y también que el sexo no se toma ni un minuto de descanso, presente en todas y cada una de las escenas, ya sea en acciones o en palabras.
Recomendable solo para amantes del humor absurdo y picantón.
Aureli Del Pozo
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