miércoles, 17 de agosto de 2016

The British Corner: "Carros de Fuego"

Hi, Britishness lovers! Bienvenid@s a una nueva entrega de The British Corner.
Recuperamos la normalidad en la sección después de la Semana del Misterio, pero no lo haremos de cualquier manera. Como sabréis, en éstas semanas se están celebrando los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, así que vamos a rendirle un pequeño homenaje a la competición deportiva más antigua de la Historia. Y lo haremos con un clásico por excelencia sobre las Olimpiadas: CARROS DE FUEGO.


Carros de Fuego es una producción británica de 1981, catalogada como drama histórico y dirigida por Hugh Hudson. La película está basada en hechos reales, al contarnos la historia de dos atletas británicos que participaron en los Juegos Olímpicos de París de 1924: Eric Liddell y Harold Abrahams (aunque no todos los hechos que vemos en la película sucedieron en la vida real).

Estamos en 1919. El joven Harold Abrahams (interpretado por Ben Cross) consigue entrar en la prestigiosa Universidad de Cambridge para cursar sus estudios, pero a pesar de ser inglés su ascendencia judía le hará experimentar el desagradable trato antisemita de los profesores. No obstante, consigue entrar en un grupo de amigos a través del club universitario Gilbert and Sullivan. Apasionado del atletismo, consigue ser el primero en completar con éxito la Trinity Great Court Run (una prueba real de gran tradición en Inglaterra, que consiste en dar la vuelta en carrera al claustro del Trinity College de Cambridge antes de que el reloj toque la última de las campanadas de las 12h.). Ésta hazaña y su participación en varias carreras de competición nacional en las que permanecerá invicto le dotarán de cierto prestigio en el Campus.


Por la otra banda, tenemos a Eric Liddell (interpretado por Ian Charleson), otro apasionado atleta hijo de un matrimonio de misioneros escoceses que ha nacido en China. Al haberse criado en un hogar tan religioso, el joven vive su vida a través de profundas convicciones cristianas. Estando de visita en Escocia muestra su intención de alcanzar el atletismo profesional, lo que provoca el disgusto de su también devota hermana Jennie (Cheryl Campbell), pero Eric no hace caso convencido de que correr también es una forma de glorificar a Dios.

Pronto tiene lugar la primera carrera Liddell-Abrahams, muy esperada por todos, en la que el primero se impone al segundo. Harold, profundamente disgustado, se plantea su futuro como atleta hasta que es persuadido por Sam Mussabini (interpretado por Ian Holm), que se ofrece para ser su entrenador personal y ayudarle a pulir su técnica, pues aptitudes las ha demostrado de sobra. Además, Abrahams se ha propuesto a sí mismo llegar a lo más alto para hacer callar las voces de los antisemitas.

Tras años de duro entreno, tanto Liddell como Abrahams, junto a otros jóvenes atletas amigos de Harold en Cambridge, son seleccionados por el Comité Olímpico de Gran Bretaña para participar en las Olimpiadas de París de 1924. Y es a partir de aquí cuando en nuestros dos protagonistas empezarán a surgir las complicaciones: Eric tiene su primera carrera en domingo, el Día del Señor; y Harold es claramente derrotado a las primeras de cambio por los atletas representantes de Estados Unidos. Todas las esperanzas de nuestros atletas parecen venirse abajo repentinamente...


"Carros de Fuego", dos horas de introspectiva psicológica en la mente de dos hombres que se enfrentan a varios dilemas morales: la glorificación y honra a Dios por un lado, y el derribo del muro de los prejuicios por el otro (hay que recordar que la película está ambientada en la Inglaterra de los años 20, época en que la religión aún se anteponía en muchos aspectos de la vida diaria y con una sociedad que no acababa de ver con buenos ojos a la comunidad judía, aunque sin llegar al extremo que Alemania mostraría una década después). Una lucha no sólo en la pista, sino también fuera de ella. Una grandísima lección de perseverancia en el cumplimiento de los objetivos que nos marcamos en la vida. Un clasicazo que merece ser visto sí o sí al menos una vez, e incluso debería ser revisionado en más ocasiones, aunque sólo sea por volver a disfrutar de la mítica escena de los atletas entrenando en la playa escocesa de West Sands en St. Andrews, a ritmo de la banda sonora del genial maestro Vangelis.


Nos leemos en la próxima entrega. Ta-ra, lads!

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