viernes, 16 de diciembre de 2016

BAÑO DE SANGRE VOL. 14: “INVITATION ONLY”

¡DOMINGUERS!

En un par de semanitas despedimos el 2016, con lo cual estos días están todos los blogs y portales petados de especiales con lo mejor del año. Y nosotros no íbamos a ser menos… si no mucho menos. Pasando de especiales, que aún quedan 15 días para que se acabe el año.

Como durante el festival de Molins de Rei nos vimos a diario con el “sosio” Iván, ahora casi que se le echa de menos y todo al tío… así que, en uno de esos arrebatos melancólicos bloggers (o en uno de mis delirios nocturnos, no sé yo) me dejé contagiar por la pasión del compadre por el cine asiático barato y desprecinté uno de esos deuvedeses del fondo del armario, aquellos que compras por el simple hecho de ser baratos y tener una portada molona, sin saber absolutamente nada de qué vas a encontrarte. Me gusta el riesgo, vivo al límite… soy de los que se pone a 121km/h en la autopista.


La película escogida fue Invitation Only y, sorprendentemente, resultó no ser un completo despropósito. Dejémoslo en despropósito parcial, porque al fin y al cabo estamos hablando de la película de un señor taiwanés que escribió el guion inmediatamente después de ver las dos primeras entregas de Hostel. Un torture porn con una primera mitad más cercana al slasher, resultón y entretenido, pero cuya premisa y, sobretodo, su trasfondo seguramente te resultarán bastante familiares si has visto los films de Eli Roth.

El protagonista de la historia es Wade Chen, el chófer del presidente de la empresa para la que trabaja. El estereotipado personaje del presidente muestra al clásico ricachón que mira a sus curritos por encima del hombro. A Wade lo trata con absoluta diferencia, lo cual hace que su sorpresa sea aún más mayúscula cuando le invita a ir en su lugar a una fiesta VIP a la que se puede acceder única y exclusivamente con una de las invitaciones personalizadas, en el reverso de la cual piden que escribas “tu sueño más deseado”. Tras ofrecerle ropa y dinero para poder asistir al jolgorio y darle la indicación de hacerse pasar por su primo, nuestro querido pardillo protagonista se va para casa más contento que unas pascuas.


Ya por la noche, Wade llega a la fiesta, llena de “gente guapa” y coches caros, pero en un puto antro infernal que probablemente durante el día sea un laboratorio de metanfetamina o un taller clandestino de explotación infantil. Tras la presentación de la velada por parte de un speaker con pinta de guiri, siguen todo el resto de acontecimientos “nada sospechosos”, puesto que resulta que todos los presentes están ahí para homenajear a Wade y a otras tres personas: Hitomi, una muchacha maja con pinta de inocentona con la que Wade enseguida hace buenas migas, y otros dos que ni recuerdo como se llaman, ni hace falta, porque nada más verlos ya sabes que van a caer rápido. Resumiendo: tenemos al pardillo protagonista, a la “chica de la película” y a los dos pringaos que van a pelar cuando se desvele la trama, porque se ve venir a la legua.


Con los cuatro homenajeados en su salsa descubriendo cómo los sueños que habían anotado en el reverso de sus invitaciones se hacían realidad (porque es super lógico que te hagan un homenaje sin haber hecho absolutamente nada remarcable en tu vida y que además te regalen un Ferrari por ello… ¿Verdad?), se darán cuenta de dónde está el pastel más o menos media hora después de que lo hayas hecho tú como espectador. ¡OH SÍ, SORPRESA! ¡Son víctimas de una red de gente con más pasta que escrúpulos que los van a pelar por puro divertimento ante un público que paga por experimentar sensaciones distintas ante la desidia de haberlo experimentado todo en la vida! Efectivamente, finalmente nos topamos con una historia que es igual a las decenas de torture porn que surgieron durante la primera década del siglo, pero no me malinterpretéis: justo en el momento en que se acaban las obviedades y los sinsentidos, comienza un festival de sangre, torturas, vísceras y acción (hay hasta persecuciones en Ferrari) la mar de entretenido y con unos FX artesanos muy logrados. Como ya sabéis, somos de evitar spoilers (todo lo comentado anteriormente lo podéis ver en la propia sinopsis de la película o deducirlo en los primeros 5-10 minutos de metraje), pero la película tiene una escena de tortura de aquellas que se te quedan grabadas en la retina por su crudeza y brutalidad. Nunca la sal había dado tanto juego.


La lástima es que el nivel vuelve a caer en picado hacia el final, pero esa mitad de metraje que oscila entre el slasher y el torture porn, aunque tenga también más de un sinsentido y escenas gratuitas (sale la actriz porno Maria Ozawa y parece que la historia dé un giro estúpido única y exclusivamente para que se le vean las tetas), entretiene y convence.

A nivel técnico únicamente cabe destacar el uso de efectos caseros y su tremenda efectividad. Adoro a esos realizadores que tienen el valor de cargarse de barriles de sangre falsa y potes de látex en lugar de dejarlo todo en manos de la post-producción, siempre es un gran acierto si se hace bien, y en este caso el resultado es realmente bueno. Lástima no poder destacar nada más de un apartado técnico que roza lo amateur en múltiples ocasiones, sobretodo en términos de enfoque e iluminación (bochornosos los momentos en que la cámara está desenfocada o el autofoco se está ajustando).

En definitiva, si puntuáramos las películas, Invitation Only se salvaría de la quema por los pelos. No es de esos films que reseñas para evitarle el sufrimiento a tus lectores y, obviamente, tampoco es de aquellos que recomendarías. Esto es más bien un “aquí os dejo esto, chavales, para que veáis y juzguéis por vosotros mismos”.

Ahora que llegan las fiestas, recordad echarle sustancias estupefacientes a vuestros postres caseros. La abuela os lo agradecerá.

HAIL SEITAN!

Óscar Lladó

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