¡DOMINGUERS!
En un
par de semanitas despedimos el 2016, con lo cual estos días están
todos los blogs y portales petados de especiales con lo mejor del
año. Y nosotros no íbamos a ser menos… si no mucho menos. Pasando
de especiales, que aún quedan 15 días para que se acabe el año.
Como
durante el festival de Molins de Rei nos vimos a diario con el
“sosio” Iván, ahora casi que se le echa de menos y todo
al tío… así que, en uno de esos arrebatos melancólicos bloggers
(o en uno de mis delirios nocturnos, no sé yo) me dejé
contagiar por la pasión del compadre por el cine asiático barato y
desprecinté uno de esos deuvedeses del fondo del armario,
aquellos que compras por el simple hecho de ser baratos y tener una
portada molona, sin saber absolutamente nada de qué vas a
encontrarte. Me gusta el riesgo, vivo al límite… soy de los que se
pone a 121km/h en la autopista.
La
película escogida fue Invitation Only y,
sorprendentemente, resultó no ser un completo despropósito.
Dejémoslo en despropósito parcial, porque al fin y al cabo estamos
hablando de la película de un señor taiwanés que escribió el
guion inmediatamente después de ver las dos primeras entregas de
Hostel. Un torture porn con una primera mitad
más cercana al slasher, resultón y entretenido, pero cuya
premisa y, sobretodo, su trasfondo seguramente te resultarán
bastante familiares si has visto los films de Eli Roth.
El
protagonista de la historia es Wade Chen, el chófer del presidente
de la empresa para la que trabaja. El estereotipado personaje del
presidente muestra al clásico ricachón que mira a sus curritos por
encima del hombro. A Wade lo trata con absoluta diferencia, lo cual
hace que su sorpresa sea aún más mayúscula cuando le invita a ir
en su lugar a una fiesta VIP a la que se puede acceder única y
exclusivamente con una de las invitaciones personalizadas, en el
reverso de la cual piden que escribas “tu sueño más deseado”.
Tras ofrecerle ropa y dinero para poder asistir al jolgorio y darle
la indicación de hacerse pasar por su primo, nuestro querido
pardillo protagonista se va para casa más contento
que unas pascuas.
Ya
por la noche, Wade llega a la fiesta, llena de “gente guapa”
y coches caros, pero en un puto antro infernal que probablemente
durante el día sea un laboratorio de metanfetamina o un taller
clandestino de explotación infantil. Tras la presentación de la
velada por parte de un speaker con pinta de guiri, siguen todo
el resto de acontecimientos “nada sospechosos”, puesto que
resulta que todos los presentes están ahí para homenajear a Wade y
a otras tres personas: Hitomi, una muchacha maja con pinta de
inocentona con la que Wade enseguida hace buenas migas, y otros dos
que ni recuerdo como se llaman, ni hace falta, porque nada más
verlos ya sabes que van a caer rápido. Resumiendo: tenemos al
pardillo protagonista, a la “chica de la película”
y a los dos pringaos que van a pelar cuando se desvele la trama,
porque se ve venir a la legua.
Con los cuatro homenajeados en su salsa descubriendo cómo los sueños
que habían anotado en el reverso de sus invitaciones se hacían
realidad (porque es super lógico que te hagan un homenaje sin haber
hecho absolutamente nada remarcable en tu vida y que además te
regalen un Ferrari por ello… ¿Verdad?), se darán cuenta de dónde
está el pastel más o menos media hora después de que lo hayas
hecho tú como espectador. ¡OH SÍ, SORPRESA! ¡Son víctimas de una
red de gente con más pasta que escrúpulos que los van a pelar por
puro divertimento ante un público que paga por experimentar
sensaciones distintas ante la desidia de haberlo experimentado todo
en la vida! Efectivamente, finalmente nos topamos con una historia
que es igual a las decenas de torture porn que surgieron
durante la primera década del siglo, pero no me malinterpretéis:
justo en el momento en que se acaban las obviedades y los
sinsentidos, comienza un festival de sangre, torturas, vísceras y
acción (hay hasta persecuciones en Ferrari) la mar de entretenido y
con unos FX artesanos muy logrados. Como ya sabéis, somos de evitar
spoilers (todo lo comentado anteriormente lo podéis ver en la
propia sinopsis de la película o deducirlo en los primeros 5-10
minutos de metraje), pero la película tiene una escena de tortura de
aquellas que se te quedan grabadas en la retina por su crudeza y
brutalidad. Nunca la sal había dado tanto juego.
La
lástima es que el nivel vuelve a caer en picado hacia el final, pero
esa mitad de metraje que oscila entre el slasher y el torture
porn, aunque tenga también más de un sinsentido y escenas
gratuitas (sale la actriz porno Maria Ozawa y parece que la
historia dé un giro estúpido única y exclusivamente para que se le
vean las tetas), entretiene y convence.
A
nivel técnico únicamente cabe destacar el uso de efectos caseros y
su tremenda efectividad. Adoro a esos realizadores que tienen el
valor de cargarse de barriles de sangre falsa y potes de látex en
lugar de dejarlo todo en manos de la post-producción, siempre es un
gran acierto si se hace bien, y en este caso el resultado es
realmente bueno. Lástima no poder destacar nada más de un apartado
técnico que roza lo amateur en múltiples ocasiones, sobretodo en
términos de enfoque e iluminación (bochornosos los momentos en que
la cámara está desenfocada o el autofoco se está ajustando).
En
definitiva, si puntuáramos las películas, Invitation Only se
salvaría de la quema por los pelos. No es de esos films que reseñas
para evitarle el sufrimiento a tus lectores y, obviamente, tampoco es
de aquellos que recomendarías. Esto es más bien un “aquí os
dejo esto, chavales, para que veáis y juzguéis por vosotros
mismos”.
Ahora
que llegan las fiestas, recordad echarle sustancias estupefacientes a
vuestros postres caseros. La abuela os lo agradecerá.
Óscar Lladó
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