¡Qué pasa dominguers!
¿Echando de menos el verano y el
calorcito? ¿Los bañitos en la playa, el río, el lago…? Sí, eso
que algunos mortales hacéis en verano mientras otros, semivampiros,
nos encerramos en casa con el aire acondicionado a toda castaña
destrozando el planeta. Pues nada más refrescante para llevaros a
esa época que una buena película de pirañas prehistóricas
zampándose a odiosos spring breakers, esos universitarios que
acuden en manada a localidades costeras de los EEUU en sus vacaciones
de primavera para liarla parda. Lo que viene siendo Lloret en verano,
pero con una franja de edad más determinada.
Alexandre Ajá sorprendió a los
aficionados del género en 2003 cuando, sin pretenderlo, acabó de
sentar las bases de lo que acabamos conociendo como nuevo
extremismo francés, una cruda y visceral corriente del
fantástico que nos ha dado grandes alegrías (y algún que otro meh)
durante lo que llevamos de siglo XXI. Por supuesto, hablamos de esa
tramposa salvajada que es Alta Tensión, que catapultó
al joven realizador francés hasta Hollywood, consiguiendo realizar
en 2006 con su remake de Las Colinas Tienen Ojos una
gesta de la que pocos directores envueltos en esta clase de
producciones se pueden vanagloriar: hacer que sea considerada por
muchísima gente mejor película que la original. Después del éxito
vino su olvidable incursión en el terror sobrenatural, Mirrors,
a la que siguió en 2010 el título que hoy nos atañe, esa
gamberrada que parece que Ajá llevaba toda la vida soñando rodar:
el remake de Piraña en ¿flamante? 3D, titulado
(¿cómo no?) Piraña 3D.
La premisa es sencilla: sexo y
violencia cuanto más gratuitos mejor. Y, de regalo, la trama
familiar para que por lo menos unos pocos personajes consigan
transmitirte algo que no sea indiferencia y ganas de verlos devorados
por las hambrientas pirañas del puto averno prehistórico. No podía
ser de otra manera. Y que los lumbreras de turno juzguen este puro
divertimento como si fuera cine de autor es tan ridículo como
irritante. Sí, tiene momentos de facepalm, histriónicos,
exagerados y estúpidos, pero se compensan con un ritmo y un
desarrollo de los acontecimientos que nos lleva directamente a
sentirnos como si estuviéramos viendo una película de los 80, y eso
es lo que probablemente quería Ajá. Palomiteo sangriento plagado de
referencias, una hipérbole de la película de Joe Dante con
grandes dosis de sangre, fiesta, cuerpos desnudos y pirañas saliendo
de la pantalla, acompañado además de numerosos cameos y apariciones
de amigos y mitos como Christopher Lloyd, Richard Dreyfuss, Ving
Rhames, Eli Roth y Jerry O’Connell (a.k.a. Vern en
Cuenta Conmigo).
En este caso, es discutible que el
remake supere la original porque hablamos de productos muy
diferentes, pero desde luego nos encontramos con un título simple y
accesible sin más pretensión que el entretenimiento puro y duro.
Ese de usar y tirar, sí. Pero menudo coñazo si todo el monte fuera
orégano… ¿no?
HAIL
SEITAN!
Óscar Lladó
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