miércoles, 28 de septiembre de 2016

The British Corner: Of time and the city

Hi, Britishness lovers! Bienvenid@s a una nueva entrega de The British Corner.

Hoy os traigo una reseña diferente, muy personal y especial. Quienes me conocen de sobra saben bien de mi amor por una ciudad inglesa que para mí lo es todo: LIVERPOOL. Incluso a pesar de no haber nacido allí (nadie puede escoger dónde nace pero sí de dónde quiere ser), cuando la gente me pregunta "¿De dónde eres?" mi respuesta siempre es la misma sin dudar: "De Liverpool". Casi todos mis tattoos hacen referencia a ella, mi muro de Facebook está inundado con imágenes de sus calles y lugares... Como ya he dicho, para mí lo significa todo. Así que aprovechando la 31ª efeméride de mi nacimiento, quiero compartir con vosotros un paseo por mi "ciudad natal": vamos a recorrer Liverpool con OF TIME AND THE CITY.


Of Time and the City es una producción británica del año 2008, catalogada como biográfica-documental y dirigida por Terence Davies. De su mano, daremos un paseo por sus memorias vividas durante su infancia y juventud en la ciudad a orillas del río Mersey.

Davies, que nació en el barrio liverpudlian de Kensington en 1945, nos lleva en un viaje de recuerdo que empieza en el viejo Liverpool de los años 50. Por entonces era una ciudad que para nada tenía que ver con la imagen cosmopolita y moderna que conocemos hoy en día: era una ciudad lúgubre, sucia, deprimente. Aún se estaba recuperando de los devastadores efectos de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial (la iglesia de St. Luke, cerca de la Catedral Anglicana y conocida popularmente como Bombed Church, es un silencioso testimonio que aún queda en pie) y el trabajo en los muelles de la ciudad seguía siendo el principal sustento de muchas familias.

Con el punto de partida en la década de los 50, la película va progresando por los años a través de los recuerdos de Terence: su descubrimiento del cine, excursiones familiares, su desengaño religioso, los primeros amoríos, el boom de The Beatles, críticas ácidas a la monarquía británica... A lo largo del film no sólo vemos el crecimiento del director, sino también la evolución de la ciudad: cómo los muelles dejaron de ser el principal motor económico para pasarle el testigo a la explotación del legado de The Beatles o del Liverpool FC, la recuperación de los barrios periféricos o del Waterfront... Todo hasta culminar con la Liverpool que podemos disfrutar hoy día.


El propio Davies nos hace de anfitrión narrándonos sus recuerdos, vivencias y reflexiones a modo de recital poético, parafraseando en ocasiones a otras personalidades o autores. Su tenue y reposada voz, que se mantiene calmada a lo largo de la película, combinada con una selección musical brillante y unas imágenes históricas de la ciudad que no tienen desperdicio, nos abstrae de nuestro alrededor durante la escasa hora y cuarto que dura el visionado.

Y para terminar ésta reseña especial de hoy, lo haremos de una forma original y divertida. El último párrafo no será una reflexión final sobre la película, sino una pequeña guía básica del dialecto de Liverpool: el Scouse. Por si algún día vais por allí y no queréis que os confundan con unos pijeras de Londres...


- En Liverpool hay muchas cosas que visitar. Para preguntar por algún lugar no diremos "where is", sino "wair's": "wair's the Cathedral?".
- Si algo nos gusta mucho no diremos "I like it so much", sino "Boss da!".
- Tanto andar nos dará sed, y no hay nada más típico que una buena pinta de cerveza. Pero no diremos "I want a beer", sino "I wanna bevvy".
- Seguramente la cerveza nos abrirá el apetito, así que para comernos un buen fish&chips pediremos por un "chippy".
- Si hay que ir al lavabo a cambiar aguas, no preguntaremos por el "toilet", sino por el "lavvy".
- Si os apetece un poco de ligoteo, chico y chica en Liverpool no son "boy" y "girl": son "la" y "berd".

- Después de un día tan agotador, con tanta visita y tanta caminata, llegaremos al hotel cansados: no estaremos "tired", sino "goosed".
- No os olvidéis que en Inglaterra hay que ser tremendamente educados. Siempre daremos las gracias, pero no con un "thanks!", sino con un "ta!".
- Y si vais por Navidades, no felicitéis las fiestas con el clásico "Merry Christmas": decid "Merry Crimbo".


Nos leemos en la próxima entrega. Ta-ra, lads!


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