¡DOMINGUERS! Esto ya va tocando a su
fin y ya nos va entrando un poco la depresión post-festival. Menos
mal que vivimos en la tierra con la mayor concentración de
festivales de terror por metro cuadrado de la península. Qué digo
de la península… ¡Y del mundo! Pero mientras tanto seguimos
disfrutando y atesorando cada momento entre personas maravillosas,
buen cine y un entorno inmejorable. Molins mola, y no nos cansamos de
decirlo, pero lo mejor es que lo comprobéis por vosotros mismos y
que el año que viene hagáis un hueco en vuestras agendas. No os
arrepentiréis. Palabrita de niño dominguer.
Ayer fue un día intenso que nosotros
comenzamos con Kristen, pero previamente hubo una
sesión retrospectiva con la gloriosa El Hombre con Rayos X en
los Ojos del maestro Roger Corman.
Kristen es original y fresca o,
por lo menos, pretende serlo. Con una primera mitad de película la
cual podríamos considerar que oscila entre el slasher y el
home invasion (bueno, bar invasion en este caso), la cinta
empieza de forma potente, generando más tensión que en el bautizo
de un Gremlin. Sí, estamos ante la clásica situación de chica sola
y extraño asediándole en el teléfono… pero desde el principio
sabemos que hay algo raro detrás. Y, a medida que avanza el metraje,
entramos en terrenos sobrenaturales sorprendentes y desconcertantes.
Como en un cuento infantil
en que los protagonistas van dejando migas de pan para saber el
camino de vuelta, en Kristen se nos van dando pequeñas
pistas que individualmente puede que no comprendamos, pero que cobran
sentido en un final que, si bien consigue sorprender y convencer, es
pisoteado con una innecesaria escena conclusiva. ¿Sabes cuando tu
banda favorita sale de nuevo al escenario para hacer un bis,
pero toca una canción de ese último disco que no has escuchado
demasiado y te entra toda la flojera? Pues los 5 últimos minutos de
Kristen transmiten ni más ni menos que esa sensación.
Aun así, es una película
envolvente y resultona, con una protagonista en estado de gracia.
Óscar junto a Ashley C.Williams |
La entrega de premios comenzó con los
galardonados por el concurso de microrelatos de terror. Tras ello,
subió al escenario Paco Fox (responsable de cine de Movistar
+) para entregar los premios de cortometrajes. Éste fue el palmarés:
MEJOR CORTO –
Quenottes de Pascal Thiebaux
MEJOR INTERPRETACIÓN –
Caitlin Carmichael por Monsters
MEJOR GUIÓN –
Michael Sherman por Monsters
MEJORES EFECTOS –
David Carrière por Quenottes
PREMIO DEL PÚBLICO –
Behind de Ángel Gomez Hernández
MELIÈS D’ARGENT –
Semper Fidelis de Maciej Gajewski
Tras ello, subió a la palestra Ashley
C. Williams en representación del jurado para anunciar lo que
todos esperábamos con curiosidad morbosa: los premios a los mejores
largometrajes del festival. La decisión fue cuanto menos
sorprendente, quedando fuera títulos imprescindibles como The
Eyes of My Mother o The Neon Demon, pero ya se
sabe que nunca llueve a gusto de todos y además es difícil escoger
entre tanta calidad.
Así quedo al palmarés de la sección
oficial de largometrajes:
MEJOR PELÍCULA – I
Am Not a Serial Killer de Billy O’Brien
MEJOR DIRECTOR –
Billy O’Brien por I Am Not a Serial Killer
MEJOR ACTOR – Max
Records por I Am Not a Serial Killer
MEJOR ACTRIZ –
Terence Schreurs por Kristen
MEJORES EFECTOS –
Stephen Coren por The Autopsy of Jane Doe
MENCIÓN ESPECIAL
FOTOGRAFÍA – Hong Kyung-Pyo por The Wailing
Tras la entrega de premios, y con un
ambiente genial en una sala repleta, subieron a la palestra Sergio
Morcillo y Ismael De Las Heras, director y co-productor de
You’re Gonna Die Tonight, el corto que abriría la
velada antes de la ansiada proyección de The Neon Demon.
Ya habíamos visto You’re
Gonna Die Tonight en Sant Cugat, pero esta vez nos
encontramos con un nuevo montaje mucho más dinámico con tres
minutos menos y que funciona a la perfección, aumentando la tensión
y allanando el terreno para ese demoledor final en que todo da una
vuelta de tuerca.
Estéticamente impecable,
con una fotografía sumamente atractiva y un guion inteligentemente
establecido en los esquemas del slasher, You’re Gonna Die
Tonight es uno de los cortos nacionales de género del año.
Muestra de ello es la cantidad de selecciones que acumula.
Y tras ello llegó el momento.
Emocionado como un niño pequeño tras tanto tiempo aguantando el
hype y con la mente abierta de par en par, comenzaba The
Neon Demon.
Es difícil ser objetivo cuando algo te ha maravillado de una forma tan intensa que ya casi ni recordabas, pero lo intentaremos. Resumiendo, la nueva obra (maestra) de Nicolas Winding Refn será material didáctico en las escuelas de cine en un futuro no muy lejano. Y es que lejos del plano estético que, como nos tiene habituados, es impecable, The Neon Demon es una masterclass de narrativa visual. Igual sí que tienen algo de razón los que dicen que es un videoclip largo, porque cada plano está tan cuidado y estudiado (por no hablar del protagonismo de su banda sonora) que impresiona como si de un videoclip se tratara, pero las imágenes transmiten tanto y hacen tan innecesarios los diálogos en algunos puntos que es perfectamente comprensible que hayan tomado la sabia decisión de que prevalezcan este tipo de escenas sobre algo más “de guión”. Básicamente estamos hablando de una descarga de todo el arsenal técnico de Refn y su equipo, una muestra de quién es el alfa de la manada, de quien está a la cabeza de una nueva generación de cineastas en que la estética adquiere un nuevo y elevado significado.
Girando entorno al
concepto de la belleza y ambientada en un sórdido y competitivo
mundo como es el de la moda, The Neon Demon nos muestra
un viaje en que la humanidad y la inocencia quedan atrás, como una
serpiente que muda de piel. Atmosférica, angustiante y hermosa a la
par. Un viaje para los sentidos.
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