Buenas!
Soy
Cristian, ésta es mi primera colaboración aquí, y os traigo toooodo
lo que os he podido traer del día 12 de noviembre del festival de
TerrorMolins, la noche de los cortometrajes.
La
noche ha empezado bastante puntual. Como siempre, Roger nos ha dado
la bienvenida una breve explicación del funcionamiento del concurso,
del voto del público y a la faena. A lo que me meto de lleno, porque
pretendo explicaros 17 cortos y no me quiero hacer pesado. Así que
al lío.
Bunker
Game por Lionel Compte, Francia.
El
primero de los cortos me ha dejado bastante mal sabor de boca.
Supongo que el hecho de llevar tantos días, incluso semanas
esperando esto ha hecho que la buena puesta en escena de éstos
franceses me haya sabido a poco.
Nos
cuentan la historia de una chica que está encerrada en una especie
de bunker (entendemos que es un bunker por el nombre del corto),
obligada a jugar al 4 en raya con un señor mayor que la alimenta
exclusivamente de natillas.
Lily
por Sylvain Pelissier, Francia.
La
trama es tan sencilla, que te deja disfrutar de su apartado técnico
y artístico desde que comienza hasta que finaliza.
Un
pobre anciano es maltratado por su cuidadora, a la que desde buen
principio le deseas lo peor, por lo hija de la gran p*** que está
hecha. Y comienzan a ocurrir cosas en casa, cosas extrañas.
Una
historia clásica de fantasmas que te hará sentir empatía (lo ponen
a huevo) para luego soltar un ¡“jaja, qué cabrón!”.
The
Disappearance of Willie Bingham por Matthew Richards, Australia.
Me ha
fascinado. ¡Me ha encantado, maravillado! Una de las piezas maestras
de la noche. El corto cuenta con la premisa de que, en un posible
futuro, el castigo de los reclusos es la amputación. Se olvidan de
las cadenas perpetuas y pasan de las ejecuciones. Si has hecho daño,
lo pagarás. Te amputarán miembros de tu cuerpo hasta que la familia
de la víctima diga basta.
Es
bárbaro. Es real. Es creíble. Es una clara crítica al sistema
penitenciario, el cual no tengo ni idea de cómo estará en
Australia. Pero lo que verdaderamente duele de ver este corto, es que
a pesar de ver sufrir a un criminal, te sientes mal, te sientes mal
por pertenecer a una raza capaz de hacer eso. Y el verdadero terror
del video es que somos capaces de llegar a eso.
Knock
Knock! De Maxence Rapp, Francia.
Otra
historia rápida y fácil. Comenzamos con el tópico de que alguien
toca a la puerta, vamos a abrir y no hay nadie.
Intenta
ser tenso, siendo predecible, e intenta ser misterioso haciéndose
aburrido. No es tiempo perdido, pero una trama bastante
pobre/sinsentido.
MAX
de Ryan Paturzo, Australia
¿Os
gusta Freddy Krueger? Pues al australiano Ryan sí. Tanto, tantísimo,
que si lo que ha hecho no es un claro homenaje, ha hecho una copia.
MAX
nos cuenta la historia del amigo imaginario de un niño, que de una
manera bastante siniestra, quiere integrarse en la familia. La
fotografía es preciosa, el nivel técnico es muy elevado aunque los
efectos FX chirrían un poco. Creo que podrían haberle dado más
ritmo y haber contado la misma historia en menos de los 16 minutos
que ha durado, pero tampoco ha sido muy pesado.
Still
de Oliver Park, Reino Unido
La
historia, la verdad es que da bastante grimilla. Una chica está en
su casa, dibujando tan tranquila mientras espera a un amigo, novio,
camello o lo que sea, cuando alguien toca a la puerta. Abre, no hay
nadie, sólo una nota en la que pone “te has dejado la puerta
trasera abierta”. Ella corre a cerrarla, y resulta estar cerrando,
bajamos la música, le damos un respiro al espectador y BOOM aparece
al lado de la tía un maniquí con un mono azul y un saco de patatas
como mascara.
Lo
echa fuera de casa, se da una ducha para relajarse y vuelve a
encontrarse al maniquí dentro de casa. ¿Y si no es sólo un
maniquí?
The
Ghost de Sueng-Hyeun Lim, Korea del Sur
Una
chica se dedica a robar los dientes de oro de los cadáveres que
llegan a la morgue en la que trabaja. Se ve que en su pueblo está de
moda, y todo el mundo lleva los piños de oro. El caso es que un día
aparece un cadáver, que además de dientes de oro, trae diamantes en
el culo. Podemos ver a la chiquilla aplastando mierda (muy asqueroso)
para rebuscar los preciados cristales, y tienes más en la boca!
Cuando la tipa se está haciendo polvo pensando en lo que va a ganar
con los diamantes las cosas se tuercen.
Dolls
de Keigh Allott, Reino Unido
Parece
mentira que con 4 muñecas roñosas, una iluminación buena y un niño
con cara de repelente, consigas tan fácilmente una atmósfera tan
atrapante y aterradora.
Un
niño le dice a su hermana que sus muñecas sólo se mueven cuando la
música se acaba. Y ella, quiere comprobarlo.
Más
que un corto de terror es un gag, un clip o cómo queráis llamarlo,
pero es que a mí todo lo que sean juguetes me da mal rollo, así que
mi opinión aquí no sirve de mucho.
Obscurum
de Frederic Garçon, Bélgica
Una
mujer con la cara totalmente vendada. Al parecer ha sufrido un
accidente y los médicos son muy poco optimistas con los resultados.
Le mencionan que, a partir de ahora, tendrá que ser vista, o vivir
entre las tinieblas. El corto es en blanco y negro, y la iluminación
es muy dura, el contraste muy alto, para que entiendas que hablamos
de cosas extremas.
Monsters
de Steve Desmond, Estados Unidos
La
otra pieza maestra de la noche, me ha parecido impresionante. El
director de arte de este corto merece ser recordado de por vida,
diseño de producción de “Hollywood mírame y chorrea envidia”.
Dos giros que te rompen el culo cada cual más fuerte en un corto que
dura 12 minutos. Y te lo rompen bien roto, porque te lo crees.
Una
niña pequeña vive en un bunker con sus padres y su hermano, pero
los tres salen a la superficie a diario, preparados con armas,
máscaras de gas, dejándola sola. El exterior está lleno de
monstruos, monstruos terribles que han destruido la civilización, y
ella no puede salir al exterior hasta no estar preparada.
Éste lo tenéis que ver. Es buenísimo.
Dawn
of the Deaf de Rob Savage, Reino Unido
Este
ya lo habíamos podido ver en Sitges, el día que hicieron la maratón
zombie lo proyectaron. Es realmente bueno, tan solo viendo el nombre
entenderás de qué va, así que no hay sorpresas. El caso es que,
Deaf es sordo. ¿Zombies sordos? No. La cosa está en que lo que
provoca la conversión en zombies afecta a la gente auditivamente. Y
lo que hace el corto es presentarnos a diferentes personajes, sordos
todos ellos, que sobreviven al momento de la infección. Son
historias sin conexión aparente entre sí, pero muy bien
desarrolladas.
Hay
una escena en que dos chicas sordas discuten, y la cámara da vueltas
a su alrededor, y los subtítulos van quedando atrapados entre ellas.
Me pareció brutal, y me ha parecido fantástico. Me parece una puta
genial idea. Normalmente en las discusiones las frases son
continuamente pisadas por el otro parlante, pues ellas no se
permitían acabar las frases y para el espectador, lector de
subtítulos en ese caso, te han transmitido esa confusión de esa
forma. Apenas podías leer qué decían, pero sabías qué pasaba.
Quenottes
de Pascal Thiebaux, Estados Unidos
Me
encantan las películas de cuentos de terror basados en el folclore
real. Cuando sacan una historia de terror de un cuento infantil, o
una historia megaconocida, siempre y cuando esté bien hecho, me
encanta. Pues Quenottes te cuenta la historia más macabra imaginable
de nada más y nada menos que el Ratoncito Pérez.
¿Alguna
vez os habéis preguntado para qué quiere tantos dientes un ratón?
Pues con este corto tampoco os lo solucionan, pero verás una
gamberra, divertida y muy bien hecha historia, de cómo el ratón
lucha por uno de los dientes que se ha ganado.
Save
de Iván Sáinz, Alemania
Estás
trabajando. Tu bebé está llorando. Tu mujer coge al bebé en
brazos, lo calma. Te lo pasa y se va al baño. Te quedas preocupado
porque parece enfadada, quieres no darle importancia. Entonces
aparece tu mujer, radiante, sonriente, te besa. Coge al bebé y se va
para el comedor. Vas al lavabo, está cerrado. Golpeas, se abre y
sale tu mujer.
¿Dónde
está tu bebé? Pues la bizarra mente de Iván le ha buscado un
destino un tanto peculiar al pobre bebé que protagoniza la historia.
Una vez más, un corto simplón, rápido y fácil.
Behind
de Ángel Gómez Hernández, España
Una
mujer en proceso de divorcio, separación de bienes, etc, está
horrorizada con la idea de que su exmarido se lleve a su hija. Vive
una vida poco sana, ya que la situación está acabando con ella. De
repente, una extraña mujer se le acerca y le dice que tiene a un
extraño hombre, enganchado a su espalda. Que tenga cuidado, porque
cuando lo vea, será tarde. Comienzan a ocurrir cosas extrañas…
Estéticamente
impecable, técnicamente súper correcto. Parece mentira que sea
español (jaja) y la verdad es que el diseño del “ser siniestro”
me ha encantado. A nivel personal me chirria un poco Macarena Gómez
haciendo un papel así, pero saca las castañas del fuego.
No
caller ID de Guy Pigden, Reino Unido
La
pesadilla de mucha gente. Estás sólo/a en casa y alguien quiere
entrar. Lleva una extraña máscara que la verdad, da bastante
canguele, y parece estar siempre un paso por delante de ti. Hagas lo
que hagas, él lo ha pensado antes que tú.
Está
logrado, es interesante. Pero en sus 8 minutos tampoco tienen tiempo
de explotarlo mucho más.
Semper
Fidelis de Maciej Gajewski, Polonia
Lo he
odiado mucho. Es muy lento, muy aburrido y muy ruso. Bueno, en
realidad es polaco, pero… es muy ruso. Es lento, tortuoso y
prepotente.
Una
historia de fantasmas atrapados en espejos que hacen que la gente
muera para que los vuelvan a juntar. Ni puto sentido.
He de
decir, al menos, que el/la dibujante del cómic es un/una artista.
Kookie
de Justin harding, Canada
Una
niña engaña a su madre y se atiborra a galletas. Así que la madre,
cambia el simpático bol de vaquita, por uno de un payaso con cara de
pocos amigos. La niña tiene horribles pesadillas con los payasos,
hasta que finalmente les empieza a coger cariño.
Y
estos han sido los 17 cortometrajes que hemos visto. Optan al premio
Méliès d’Argent, y les deseamos muchas suerte, a todos, bueno no,
sólo a dos. ¡Tiene que ganar uno de esos dos!
Os
prometo que si me dan la oportunidad de volver a escribir en este
blog, no lo haré ni tan largo ni tan pesado. Lo prometo. ¡Un saludo!
Cristian
Gallardo
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