¡Dominguers!
Pues ya está aquí la decimoctava (que se dice pronto) edición
del Fantosfreak y acabamos el primer día con dos sensaciones
enfrentadas: arrepentimiento por no haber visitado antes el festival
y alegría por haberlo descubierto. “¿Pero cómo cojones me
estaba perdiendo esto?” es lo que pensaba mientras llegábamos,
con el tiempo justo (acostumbrado a poder apurar y no tener problemas
para escoger dónde sentarme), para toparnos con un parque repleto
de gente. Y remarco repleto porque fue alucinante ver a
cientos de personas de todo tipo y de todas las edades en sillas, en
el suelo, en bancos y muros, a uno y otro lado de la pantalla,
disfrutando de una sesión de cortometrajes.
Imágenes cedidas por la organización del festival |
El Fantos es sin duda un festival de éxito. No solo por su
poder de convocatoria, que también, si no sobretodo por el hecho de
acercar el cortometraje fantástico a un público que probablemente
no visite habitualmente festivales del género ni consuma este
formato. Porque no veo al grupo de señores y señoras octogenarios
que teníamos a un par de filas de distancia visitando Sitges o
Molins ni viendo cortometrajes de terror en sus hogares, la verdad.
Pero tampoco les vi levantarse e irse escandalizados. Y ese es,
precisamente, el gran éxito del festival de cortos freaks y de
terror de Cerdanyola: acercar un formato y un género a un público
que puede no ser el habitual.
Precedido de un concierto cada día, de lunes a jueves se
proyectan 44 trabajos a competición, los cuales optan a suculentos
premios que hacen un buen apaño a cualquier realizador amateur o no
profesional para poder tirar adelante nuevos proyectos. El hecho de
contar en su parrilla con cortometrajes de presupuestos muy diversos
(de 0 a vete-tú-a-saber-cuanto) y darles a los realizadores amateur
la oportunidad no solo de proyectar su trabajo ante cientos de
personas, si no de optar a esos premios, demuestra quién son, de
dónde vienen y cuánto conocen los organizadores del festival esta
situación.
La primera noche la abrió la presentación de Rafa Dengrà y
el psicotrónico vídeo de presentación del festival con la temática
de este año, los exorcismos, representada en un infernal karaoke
freak show titulado como El Fantoscista. No os voy
a hacer spoilers porque, al finalizar el festival, lo podréis
ver íntegramente en sus RRSS… y no tiene desperdicio.
Con intros e interludios que hacen gala del espíritu del
festival (enormes esos Garci Superstar con un Jose Luís Garci
divagando a toda castaña como si fuera hasta las cejas de algo), los
cortos se sucedieron con (en gran medida) respeto por los trabajos
proyectados y por el resto del público. Es difícil que se haga el
silencio entre cientos de personas, pero sí que cabe decir que
prácticamente la totalidad de los presentes éramos conscientes de
que, a pesar de estar en un parque en medio de Cerdanyola, estábamos
viendo cine. Si bien el volumen se queda algo justo para tantísimo
público, la calidad de la proyección es buena y es todo un detalle
que se proyecten también los subtítulos a la inversa para la gente
que está sentada al otro lado de la pantalla, novedad de este año
que se aplaudió y vitoreó por parte de todo el público. Menudo
detallazo.
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El bloque del primer día lo abrió el corto mexicano Suspendido
de Fran vidal. Un frenético e intenso thriller que,
no sé si por la localización escogida, me recordó en cierto modo
al gran trabajo de nuestro amigo Vicente Ruíz de León, Una
Historia de Violencia en cuanto al desarrollo de la acción y
esos planos tan angustiantes. La historia se presenta con un hombre
despertando desorientado y sin recordar nada en una habitación.
Intenta recordar quién es y qué hace ahí. Cuando se atan los
hilos, la situación toma un siniestro giro.
Sin duda, un trabajo sorprendente, bien planteado y ejecutado que
demuestra la capacidad sorpresiva del cortometraje.
Le Sommet Bleu (“La Cima Azul”) es un
trabajo de animación sin diálogos de Julien Piau que cuenta
la historia de tres osos los cuales deciden realizar una expedición
a una cima (efectivamente, una cima azul) que resultará trágicamente
cómica. Breve, divertido y con un final de aquellos de “¿Pero
qué coño…?”.
El turno de Annunaki llegó, y su director
Alberto Noriega subió a la palestra para presentarlo. Relata
la historia de dos aficionados a la ufología que deciden ir a hacer
pruebas de agua a un sitio donde cayó un supuesto meteorito,
desencadenando un seguido de consecuencias cada vez más delirante.
Un trabajo sin presupuesto ni guión, claramente amateur, con
buenas ideas que podrían haber estado mejor ejecutadas.
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El cuarto cortometraje de la noche fue Uncanny Valley.
Mezclando animación 3D propia de videojuegos con imagen real en un
tremendo despliegue de medios, nos plantea una historia con desenlace
ciertamente críptico y abierto a la interpretación, pero con un
potente mensaje de fondo en un futuro distópico en el que existen
los adictos a la realidad virtual. Un trabajo visualmente
espectacular orquestado por la batuta del argentino Federico
Heller.
Decorado es un corto de animación que es puro
nihilismo. A pesar de su cómico arranque, lo sórdido y trágico va
ganando terreno hasta desembocar en un final que deja incluso mal
cuerpo. Con gags encadenados, en un principio sin relación aparente
entre ellos, su protagonista se plantea el hecho de que todo lo que
le rodea sea un decorado. Y es que, como bien nos plantea, el mundo
es un maravilloso escenario pero tiene un reparto deplorable.
Enorme trabajo del coruñés Alberto Vázquez que se alzó
con el Goya a mejor corto de animación. Y con razón.
Vanzheimer es un curioso corto amateur con un
trabajo de edición y montaje de divertidísima serie Z realizado por
monitores y usuarios del centro ocupacional Caviga para personas con
discapacidad intelectual en el que las neuronas de un hombre se
enfrentan a Jean Claude Van-Damme. Una divertida y entretenida forma
de explicar el alzheimer.
El siguiente turno fue para María Fernanda In Time,
presentado por su director Xavier Pijuan y su protagonista
Pere Costa (que jugaba en casa, ya que es de Cerdanyola), un
divertidísimo corto de comedia y ciencia ficción en el que el amor
de una madre provoca un desgarre en el continúo espacio-tiempo.
Hecho con cuatro chavos y mucha pasión, es un modesto trabajo que ha
dado la vuelta al mundo y acumulado premios en Berlín, USA, Nueva
Zelanda y un larguísimo etcétera. Muy pero que muy fan del
detalle/guiño de la taza de Regreso al Futuro.
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Una hilarante advertencia de que el corto que se iba a proyectar
no era apto para menores apareció en pantalla para dar paso a
Kookie, el primer film de terror de la velada.
Protagonizado por una adorable niña que me dejó boquiabierto con su
tremendamente natural actuación (Ava Jamieson se llama la
criatura y al loro con el nombre porque, si decide seguir trabajando
en el cine, llegará lejos… seguro), el trabajo del canadiense
Justin Harding mezcla el terror contemporáneo con las
historias de terror noventeras que tanto recuerdan a series como
Pesadillas o El Club de Medianoche, en
una divertida a la par que terrorífica historia de una lección
maternal que sale horriblemente mal. Tira de recursos fáciles y
golpes de efecto para impactar, pero su tono equilibrado y la
inocencia que aporta el personaje de la niña le dan un toque
especial que la convirtió en uno de los trabajos más disfrutables
de la noche.
Save era ya un trabajo conocido para un servidor,
pero el mal cuerpo que deja en poco más de 4 minutos apareció del
mismo modo que lo hizo la primera vez que lo vi en la pasada edición
del Festival de Terror de Sabadell. Un cortometraje
sobresaliente realizado a caballo entre España y Alemania por el
realizador Iván Sáinz-Pardo que acumula premios y
selecciones a lo largo y ancho del globo.
Garden Party fue el tercer trabajo de animación de
la noche (sin contar las partes animadas de Uncanny Valley).
Ranas y sapos campan a sus anchas por una casa de lujo
sospechosamente vacía, para desembocar en un final que, aunque algo
previsible, choca y hace reír por igual. Un trabajo de diversos
animadores franceses con un resultado genial.
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La velada no podía acabar mejor que con el último trabajo hasta
la fecha de nuestro amigo Sergio Morcillo, quien está
actualmente a punto de rodar su nuevo cortometraje Gotas.
Y es que su You’re Gonna Die Tonight acumula ya más
de 50 selecciones en festivales de género de todo el mundo, siendo
uno de los cortometrajes de terror nacionales con más recorrido del
pasado año. Lo hemos podido disfrutar en multitud de proyecciones y
festivales, pero siempre es un placer ver de nuevo como Mónica
Aragón se enfrenta al Jaker en esta mezcla de slasher y
home invasion con clase y estilo.
Hoy continúa la fiesta con otros 11 trabajos para disfrutar
mientras tomas el fresco. ¿Te vas a quedar en casa? No seas tonto
como yo y sal hoy mismo a descubrir esta maravilla de festival que es
el Fantosfreak. No te vas a arrepentir.
Óscar Lladó
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