¡Dominguers! Seguimos con la fiesta en
el Fantosfreak. Ayer tuvo lugar la segunda jornada y hoy se
comienzan a notar las consecuencias de dormir poco y mal. ¿Llegaremos
al viernes vivos? ¿O tendremos que ponernos una sonda de café
directa a vena? ¡Hagan sus apuestas!
La noche del martes contó con
bastante más público que el lunes (el boca-oreja y los que
repetimos del lunes arrastrando a más gente con nosotros hicieron su
parte). Las cifras comentadas por la organización hablan de más de
1.500 personas que se acercaron al parc del turonet para
disfrutar de un nuevo bloque de cortometrajes a competición. La nota
negativa de la noche la puso el hecho de que un porcentaje muchísimo
más alto que el lunes fue simplemente para tomar el fresco, sin
ningún tipo de respeto por el público que intentaba prestar
atención a los cortometrajes. Desde aquí hacemos un llamamiento a
todas aquellas personas que vais por pasar el rato y no respetáis ni
el trabajo ajeno ni el derecho de los demás a disfrutar de los
cortometrajes e instamos a que os quedéis en vuestra puta casa a
dar por culo a quien os apetezca en vez de joder el ocio al
personal. Será que no tenéis una ciudad grande, y será que el
parque no tiene el suficiente espacio como para que os vayáis a otra
parte si queréis charlar, porque un festival de cine no es lugar
para ello. No es tan difícil de entender, pedazo de garrulos.
Dejando de lado a la escoria que
decidió ayer pasearse por allí, el nivel de los cortometrajes fue
algo más bajo en general que el de la sesión inaugural, pero aun
así contamos con trabajos interesantes durante algo más de dos
horas. Una noche más oscilando entre la comedia, el terror, la
animación, el drama y la ciencia-ficción, 11 nuevas propuestas
entraron por nuestras retinas.
La noche comenzó con un concierto
tributo a Eskorbuto y Parálisis Permanente que dio
paso a la presentación por parte del equipo de Lopetegui
Productions de su webserie La Leyenda de la Princesa
Tetasuko, cuyos 4 capítulos se irán emitiendo durante el
festival. Risas moderadas en un primer episodio algo irregular, pero
la serie promete y estaremos encantados de ir viéndola durante los
próximos días.
Imágenes cedidas por la organización del festival |
El bloque de trabajos a competición
se abrió con Recall, un corto húngaro dirigido por
Daniel Reich (sí, el apellido da juego, lo sabemos) cuya
mayor bondad es su apartado técnico, especialmente en lo que a los
aspectos visuales se refiere. Fotografía y color magníficos, planos
preciosistas e incluso bucólicos… para una historia que se
extiende demasiado para concluir de la forma en que lo hace.
Excesivos 20 minutos para un metraje que se desinfla poco a poco.
Invasion Day fue,
para un servidor, una de las sorpresas de la noche. De muy corta
duración, este trabajo de final de carrera cuenta con un
impresionante despliegue de VFX en el que se nos muestra París
atacada por extraterrestres. Una historia sencilla en el que lo único
importante es, al fin y al cabo, el apartado visual… y, desde
luego, es tremendo.
En tercer lugar llegó la propuesta
más dramática de la noche, uno de mis cortometrajes favoritos del
Cryptshow 2016, la tremendísima patada en la boca que es The
Disappearance of Willie Bingham, trabajo australiano dirigido
por Matt Richards en el que se nos presenta un mundo en el que
se ha privatizado la gestión de las instituciones penitenciarias. Se
crea un nuevo tipo de condena: una ejemplar en la que se somete, poco
a poco, a cirugías para amputar partes del cuerpo del criminal. ¿Y
quién escoge qué amputar y cuándo dejar de hacerlo? Los familiares
de su víctima.
Devastador, estremecedor y violentísimo
aun sin mostrar demasiada carnaza, nos lleva al debate interno entre
nuestro sentido de la justicia y el derecho a la vida y a una muerte
digna que debería (¿o no?) tener cualquier persona,
independientemente de los actos que haya cometido durante su vida.
Personalmente me parece un trabajo magistral que, sin lugar a dudas,
merece el amplio recorrido por el circuito festivalero del que está
disfrutando.
A pesar de su totalmente antitético
tono respecto a The Disappearance of Willie Bingham, el
siguiente trabajo, Metube 2: August Sings Carmina Burana,
lo tenía muy difícil para mantener el nivel respecto a la anterior
proyección. Y, efectivamente, no lo consiguió pese a su despliegue
de medios y VFX (impresionante ese tiovivo de varios pisos) o, por lo
menos, no conseguí comulgar con la propuesta en ningún momento. Una
especie de videoclip largo, surrealista y psicodélico que pasa sin
pena ni gloria. Personalmente me pareció un desperdicio de medios y
recursos tremendo… pero también es cierto que no soy muy amigo de
esta clase de producciones.
El Día de los Espíritus
Asesinos, quinto cortometraje a competición, es un trabajo
clarísimamente amateur, con una historia simplona y un reparto en el
que claramente el realizador ha tirado de amigos y conocidos para
llevar a cabo el proyecto. Los efectos digitales, curiosos y logrados
(dentro de las posibilidades de su presupuesto probablemente
inexistente, claro), son lo más destacable de este trabajo en el que
está claro que prima la pasión y las ganas de hacer cine,
independientemente de los recursos técnicos y humanos con los que
contaron para llevarlo a cabo.
Uno de los platos fuertes de la noche
(aunque prácticamente nadie fuera consciente de ello, únicamente
los que tuvimos la suerte de verlo antes) fue el corto gallego
Einstein-Rosen, dirigido por la realizadora Olga
Osorio, y los aplausos al acabar fueron buena muestra de ello. Y
es que el film gestiona de forma inteligente los recursos y
posibilidades con los que cuenta para narrar esta entrañable
historia cargada de humor y ciencia, contando además con un elenco
de actores tan maravilloso como poco conocido. Sin duda alguna, si el
mundo es un lugar justo, os hartareis de escuchar el título de este
cortometraje por todas partes. Esperamos y deseamos que cuente con
todo el éxito del mundo. Será merecido al 100%.
La parrilla siguió adelante con el (si
no me equivoco) único corto de producción local. Rodado en
Cerdanyola, Apocalipsis Año Cero es un trabajo amateur
y familiar. Tan familiar es que el corto está protagonizado por el
propio director, su mujer, sus hijas y su suegro, lo cual le da ese
toque entrañable. Una historia muy sencillita y sin artificios que
bebe del terror clásico con la que el realizador tomó la
inteligente decisión de no alargarla demasiado para que la falta de
medios no significara un problema.
Otro de los highlights de la
noche fue la delirante L’Ours Noir. Rodado entre
Francia y la Bélgica francófona, este inclasificable trabajo parece
estar realizado por Jean-Pierre Jeaunet puesto de tripis
después de haberse obsesionado con slashers ochenteros de
tono campy. Una pareja gay interracial a punto de casarse, un
naturista amante de Nietzsche, una mujer de esas de “yo no soy
racista/sexista/homófoba/whatever PERO…” y un tipo cuyo
único interés parecen ser los carbohidratos y el hipismo,
pasean por un parque natural cuando se toparán con la presencia de
un oso cabrón con el que no funciona ningún tipo de prevención.
Gore, humor absurdo y muchas risas en un trabajo llevado a cabo con
el gamberrismo como bandera, de aquellos que se disfrutan el triple
en un festival.
La noche comenzaba a tocar a su fin con
la proyección de Ven a Mí; violento y visceral
(nunca mejor dicho) trabajo de terror proveniente de tierras
mexicanas que tira de un recurso al que ya no estamos demasiado
habituados debido al flanderismo social que nos invade:
mostrar a niños como víctimas, además de forma muy directa y
cruda. Un trabajo sin tapujos, breve e impactante, con un toque
sobrenatural.
El penúltimo cortometraje del bloque
fue La Nuit Je Danse Avec la Mort. Si ya hablábamos
antes de tripis refiriéndonos a L’Ours Noir, en este
caso hablamos ya de contenedores gigantes de LSD y el equipo entero
bañándose en él mientras desarrollan el guion y ven, de fondo,
Drive y The Neon Demon. Estamos hablando
de un trabajo de animación que habla de la muerte, la vida, el amor
y la pasión de forma críptica y muy visual. Sugerente… sin más.
Por último, otra nueva dosis de
terror vino de la mano de Monsters, un trabajo
estadounidense que cuenta con un memorable doble plot twist
que te deja petrificado. En él se nos explica la historia de una
niña que vive encerrada en un búnker debido a que el exterior está
repleto de peligrosos monstruos. Inteligente, fresca y original
propuesta de Steve Desmond, un realizador a seguir muy de
cerca por parte de los amantes del cine fantástico.
En unas horas nos vemos de nuevo por
Cerdanyola, dominguers. ¡Que no pare la fiesta! Yo, mientras tanto,
me voy a tomar el octavo café del día.
Óscar Lladó
Aquí va la crónica en vídeo por si os da palo leer:
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