domingo, 16 de diciembre de 2018

Midnight in Paris

¡Muy buenas Dominguers!,

Woody Allen es un director tan reconocido como extraño y a la vez complicado para el aficionado al cine, uno de esos en los que quizás cuesta entrar pero una vez lo haces, te gusten más o menos sus películas, entiendes su importancia en el cine moderno.

Y para eso estoy aquí hoy, para traeros una peliculilla de éste señor, accesible para cualquier aficionado al cine que (sepa más o no sobre el séptimo arte) pueda abrir una pequeña puerta para entrar en el universo del director.


El título en cuestión es Midnight in Paris: Una comedia romántica de aire fantástico, sobre un guionista de Hollywood que quiere reciclarse como escritor de novelas y que se encuentra de viaje en París con su prometida y sus futuros suegros. El muchacho, un nostálgico empedernido, no se siente agusto con su presente y desearía cambiarlo todo por un pequeño estudio en París donde sentirse un poco más en sus anhelados felices años 20 Parisinos. 


Así que una noche, un poco agobiado y con una buena cogorza de vino encima, decide volver al hotel paseando y un coche de época lleno de gente igual de borracha que él pero con ropajes más clásicos, lo recoge y se lo lleva de fiesta con personalidades del pasado como los Fitzgerald o su ídolo Hemmingway. Algo que lo desconcierta pero que en ningún momento lo confunde, él no sabe como pero ha viajado en el tiempo a la época que el más añora y es real, no es una fantasía o un sueño de borracho.

Pero por si acaso el aspirante a escritor vuelve a la calle dónde aquel coche le recogió y lo que empezó como algo casual e improvisado, se convierte en una obsesiva rutina que lo llevará a vivir grandes aventuras y sobretodo, reencontrarse a si mismo.


Magia, diversión y una interesante reflexión sobre la nostalgia, son algunos de los ingredientes que hacen de ésta joyita de 2011, una pieza muy interesante para adentrarse en la carrera de Woody Allen pasando un buen rato.

Ideal para que gente como yo, que escribe éste articulo mientras escucha Rock & Roll en un tocadiscos de los 70, se deje de tonterías y se compren un altavoz Bluetooth y una cuenta en Spotify.

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