Aquí tenéis, otro viernes más, un
nuevo volumen de Baño de Sangre para sugeriros títulos cargados de
hemoglobina. Y en este volumen os recomendamos un clásico básico,
una gamberrada asiática 100% disfrutable si te gusta el cine de
artes marciales, la acción “ochentera” (aunque pertenece a la
década de los 90) y el gore. A estas alturas probablemente sobren
las presentaciones, con lo cual la reseña está planteada tanto para
quien la haya visto como para quien aún no haya tenido el placer…
como siempre, libre de spoilers. Y, hablando de spoilers,
aprovechamos para solicitar a las autoridades pertinentes horcas en
todas las plazas de los pueblos para colgar a aquellos que revienten
las series y películas al prójimo. Y bueno, se nos ocurren
bastantes más usos para las horcas, pero eso es otro tema.
A lo que íbamos… Hoy en Baño de
Sangre tenemos el placer de analizar la mítica gamberrada hongkonesa
Historia de Ricky (力王,
1991).
Me gusta recomendarla a mis amigos como “la clásica película de
artes marciales, pero con litros de sangre, vísceras y pensada como
una película de acción post-apocalíptica ochentera”, y creo que
mi definición es bastante acertada.
Tomando una
premisa que nos puede resultar bastante familiar, Historia
de Ricky explica la historia de
Riki-Oh, un hombre con una fuerza sobrehumana que en el año 2001 es
encerrado por homicidio en una prisión controlada por una compañía
privada. Pronto se dará cuenta de que la cárcel está controlada
por la “banda de los cuatro”, aliados del malvado alcaide y su
repulsivo ayudante. Cada uno de los cuatro miembros de la banda
controla una de las alas de la prisión, y Ricky deberá vencerlos si
quiere acabar con la tiranía del alcaide y sus secuaces.
Basada en el
manga Riki-Oh,
el director Simon Nam (alias de Ngai Choi Lam) lleva a cabo una buena
adaptación que, como suele ocurrir, es mucho menos extensa que el
manga. Aun así consigue captar la esencia de cada uno de los
personajes protagonistas y, a pesar de ser bastante planos (como
suele ocurrir en esta clase de producciones), convencen y dejas de
ser espectador imparcial para esperar y desear la venganza del bando
de “los buenos”. Y de eso trata el filme, de que los minutos
avancen y desees cada vez más que Ricky los destroce (literalmente)
a todos, hecho que te lleva inevitablemente a pensar en el mítico
Ken
de El Puño de la Estrella del Norte
(Hokuto no Ken), personaje al que a
menudo nos remite nuestro héroe.
Por lo que llevamos comentado hasta el
momento, Historia de Ricky bien podría ser la clásica
película de artes marciales altamente previsible (a la par que
disfrutable) en la que sólo importan los mamporros, pero en este
caso la diferencia es que los amantes del gore y la violencia más
visceral sentiremos que nuestra sanísima necesidad de ver tripas y
sangre habrá sido satisfecha con creces. Que sirva como ejemplo el
hecho de que Siu-Wong Fan (el actor que interpretó a Ricky) tardó
tres días en quitarse el rojo de la piel tras rodar la escena final.
Y este hecho diferencial es el que ha convertido esta película en un
pequeño clásico de culto del cine asiático más sangriento.
Al igual que hicimos en el primer
volumen de la sección con Tokyo Gore Police, recomendamos
encarecidamente disfrutar de este título entre colegas y cervezas,
una buena forma de refrescarse y huir de este jodido calor infernal
para evitar derretirse al más puro estilo de Viscosidad.
Me despido hasta el próximo volumen de
Baño de Sangre, no sin antes aconsejaros que os practiquéis una
autoliposucción si queréis una operación bikini rápida y
efectiva. Fácil, sencillo y para toda la familia. Seguro que tenéis
algún tutorial en YouTube o en Yahoo Answers. Simplemente con un
cutter y una pequeña sierra de marquetería ya tenéis suficiente.
Óscar Lladó
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