Hi
lads! Bienvenid@s a la segunda entrega de "The
British Corner".
La
reseña que vais a leer no estaba prevista para ser publicada hoy, si
no más adelante. De hecho, tenía preparada ya la reseña de otra
película. Habría deseado que las connotaciones fueran otras, pero
los tristes acontecimientos sucedidos en Orlando (USA) me han llevado
a cambiar el orden y darle prioridad a la siguiente película que,
desde este humilde espacio, sirva como homenaje. Así que, amig@s,
hoy vamos a hablar de "PRIDE".
"Pride"
es una producción franco-británica de 2014, catalogada como
"comedia-drama
histórica"
y dirigida por Matthew
Warchus.
La película está basada en hechos reales: el apoyo de la Comunidad
Gay y Lesbiana de Londres a la Huelga Nacional de Mineros Británicos
(1984-1985), y la posterior aprobación de leyes en el Parlamento a
favor del colectivo homosexual.
Situémonos
primero históricamente: nos encontramos a mediados de los años 80.
Posiblemente, esta década sea una de las peores de la historia del
Reino Unido a nivel social. Los índices de paro son enormes, el
"hooliganismo"
en el fútbol hace muchos estragos, el recuerdo de la Guerra de las
Malvinas contra Argentina sigue caliente y una severa recesión
castiga la economía del país, bajo la batuta del Partido
Conservador liderado por Margaret Thatcher. La "Dama
de Hierro",
mujer fría y hierática donde las haya, gobierna con mano dura y sin
miramiento alguno hacia sus ciudadanos, pues considera que "no
fué elegida para ser negligente, si no para gobernar el país con
firmeza".
Entremos
ya en materia: Londres, 1984. Marcha del Orgullo Gay. Mark Ashton
(Ben
Schnetzer),
que ha visto en televisión las impactantes imágenes de los
testimonios de los mineros en huelga del país y la despreciable
respuesta hacia ellos de la "Premier" británica, persuade
a sus compañeros Mike Jackson (Joe
Gilgun)
y Stephanie Chambers (Faye
Marsay)
para darles apoyo moral y económico, pues considera que éstos
sufren los mismos desplantes y agresiones por parte del Gobierno y la
policía que ellos. Joe Cooper (George
MacKay),
un estudiante de repostería cuya familia desconoce sus inclinaciones
sexuales y que ha asistido a su primera Marcha, se les une en la
causa y recibe el mote de "Bromley"
(ciudad en la que reside). Juntos fundan "LGSM":
"Lesbians
and Gays Support the Miners",
a los que se unirán más luchadores.
A
pesar de sus buenas intenciones, no les resulta sencillo ayudar a los
mineros: la gente es reacia a colaborar con un colectivo claramente
repudiado por una amplia mayoría de la sociedad británica. Y es que
estamos en el Londres de los 80, aún lejos de ése Londres actual y
cosmopolita que tanta fama tiene hoy, y que por entonces se movía a
caballo entre la eclosión de nuevos movimientos sociales y la férrea
defensa de valores morales más propios de la Era Victoriana. "LGSM"
intenta contactar con los huelguistas a través de la "Unión
Nacional de Mineros",
pero éstos les dan la espantada por respuesta cada vez que se
menciona la palabra "gay"
o "lesbiana".
Cansados de no conseguir nada a través del sindicato oficial,
deciden actuar por su propia cuenta y llaman directamente a Onllwyn,
un pueblo del sur de Gales. Desde allí llega a la capital Dai
Donovan (Paddy
Considine),
que establece el primer contacto con el grupo y les invita a que
vayan personalmente a Onllwyn a explicarles su lucha.
Si
"LGSM"
tuvo problemas en Londres, en el pequeño pueblo minero galés no iba
a ser menos. De mente todavía más cerrada que los de ciudad, y
recelosos de las posibles habladurías de la gente y prensa sobre el
apoyo de un grupo abiertamente declarado homosexual y la imagen que
podría quedar de ellos, se muestran muy reticentes a recibir su
ayuda. Incluso Maureen Barry (Lisa
Palfrey),
una de las mujeres de peso dentro de la Asociación de Mineros de
Onllwyn y de fuertes valores tradicionales, intenta boicotear desde
dentro cualquier tipo de apoyo de l@s chic@s de la City. Los días de
convivencia, junto al empeño de "LGSM"
y sobretodo de Siân James (Jessica
Gunnings)
hacen que cada vez se limen más asperezas, llegando a crear una
fuerte e histórica alianza entre ambas comunidades que lucharán
codo con codo por conseguir sus objetivos.
Aunque
tiene una duración de dos horas, la constante sucesión de
acontecimientos hacen que "Pride" no sea una película que
se estanque ni aburra al espectador, tiene un ritmo muy bueno. Además
no sólo podremos ver y aprender sobre la lucha de "LGSM" y
los mineros británicos, si no también cómo empiezan a aparecer
movimientos de lesbianas que reclaman sus derechos dentro del propio
colectivo homosexual, o la aparición de los primeros casos de VIH y
el impacto que causó en la sociedad de los 80. También sirve como
pequeña oda a Gales, una de las cuencas mineras británicas por
excelencia: preciosas panorámicas de sus paisajes honran a la que
quizás sea la nación constitutiva del Reino Unido más
infravalorada de todas, siempre por detrás de la predominante
Inglaterra, Escocia e incluso Irlanda del Norte.
Nos
leemos en la próxima entrega. Ta-ra, lads!
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