miércoles, 22 de junio de 2016

The British Corner: "Pride"

Hi lads! Bienvenid@s a la segunda entrega de "The British Corner".
La reseña que vais a leer no estaba prevista para ser publicada hoy, si no más adelante. De hecho, tenía preparada ya la reseña de otra película. Habría deseado que las connotaciones fueran otras, pero los tristes acontecimientos sucedidos en Orlando (USA) me han llevado a cambiar el orden y darle prioridad a la siguiente película que, desde este humilde espacio, sirva como homenaje. Así que, amig@s, hoy vamos a hablar de "PRIDE".

"Pride" es una producción franco-británica de 2014, catalogada como "comedia-drama histórica" y dirigida por Matthew Warchus. La película está basada en hechos reales: el apoyo de la Comunidad Gay y Lesbiana de Londres a la Huelga Nacional de Mineros Británicos (1984-1985), y la posterior aprobación de leyes en el Parlamento a favor del colectivo homosexual.
Situémonos primero históricamente: nos encontramos a mediados de los años 80. Posiblemente, esta década sea una de las peores de la historia del Reino Unido a nivel social. Los índices de paro son enormes, el "hooliganismo" en el fútbol hace muchos estragos, el recuerdo de la Guerra de las Malvinas contra Argentina sigue caliente y una severa recesión castiga la economía del país, bajo la batuta del Partido Conservador liderado por Margaret Thatcher. La "Dama de Hierro", mujer fría y hierática donde las haya, gobierna con mano dura y sin miramiento alguno hacia sus ciudadanos, pues considera que "no fué elegida para ser negligente, si no para gobernar el país con firmeza".

Entremos ya en materia: Londres, 1984. Marcha del Orgullo Gay. Mark Ashton (Ben Schnetzer), que ha visto en televisión las impactantes imágenes de los testimonios de los mineros en huelga del país y la despreciable respuesta hacia ellos de la "Premier" británica, persuade a sus compañeros Mike Jackson (Joe Gilgun) y Stephanie Chambers (Faye Marsay) para darles apoyo moral y económico, pues considera que éstos sufren los mismos desplantes y agresiones por parte del Gobierno y la policía que ellos. Joe Cooper (George MacKay), un estudiante de repostería cuya familia desconoce sus inclinaciones sexuales y que ha asistido a su primera Marcha, se les une en la causa y recibe el mote de "Bromley" (ciudad en la que reside). Juntos fundan "LGSM": "Lesbians and Gays Support the Miners", a los que se unirán más luchadores.

A pesar de sus buenas intenciones, no les resulta sencillo ayudar a los mineros: la gente es reacia a colaborar con un colectivo claramente repudiado por una amplia mayoría de la sociedad británica. Y es que estamos en el Londres de los 80, aún lejos de ése Londres actual y cosmopolita que tanta fama tiene hoy, y que por entonces se movía a caballo entre la eclosión de nuevos movimientos sociales y la férrea defensa de valores morales más propios de la Era Victoriana. "LGSM" intenta contactar con los huelguistas a través de la "Unión Nacional de Mineros", pero éstos les dan la espantada por respuesta cada vez que se menciona la palabra "gay" o "lesbiana". Cansados de no conseguir nada a través del sindicato oficial, deciden actuar por su propia cuenta y llaman directamente a Onllwyn, un pueblo del sur de Gales. Desde allí llega a la capital Dai Donovan (Paddy Considine), que establece el primer contacto con el grupo y les invita a que vayan personalmente a Onllwyn a explicarles su lucha.
Si "LGSM" tuvo problemas en Londres, en el pequeño pueblo minero galés no iba a ser menos. De mente todavía más cerrada que los de ciudad, y recelosos de las posibles habladurías de la gente y prensa sobre el apoyo de un grupo abiertamente declarado homosexual y la imagen que podría quedar de ellos, se muestran muy reticentes a recibir su ayuda. Incluso Maureen Barry (Lisa Palfrey), una de las mujeres de peso dentro de la Asociación de Mineros de Onllwyn y de fuertes valores tradicionales, intenta boicotear desde dentro cualquier tipo de apoyo de l@s chic@s de la City. Los días de convivencia, junto al empeño de "LGSM" y sobretodo de Siân James (Jessica Gunnings) hacen que cada vez se limen más asperezas, llegando a crear una fuerte e histórica alianza entre ambas comunidades que lucharán codo con codo por conseguir sus objetivos.
Aunque tiene una duración de dos horas, la constante sucesión de acontecimientos hacen que "Pride" no sea una película que se estanque ni aburra al espectador, tiene un ritmo muy bueno. Además no sólo podremos ver y aprender sobre la lucha de "LGSM" y los mineros británicos, si no también cómo empiezan a aparecer movimientos de lesbianas que reclaman sus derechos dentro del propio colectivo homosexual, o la aparición de los primeros casos de VIH y el impacto que causó en la sociedad de los 80. También sirve como pequeña oda a Gales, una de las cuencas mineras británicas por excelencia: preciosas panorámicas de sus paisajes honran a la que quizás sea la nación constitutiva del Reino Unido más infravalorada de todas, siempre por detrás de la predominante Inglaterra, Escocia e incluso Irlanda del Norte.

Nos leemos en la próxima entrega. Ta-ra, lads!

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