viernes, 20 de enero de 2017

FreeDomingo: Las pistolas cantaron la muerte


Que Lucio Fulci fuera un tipo tan polémico como polifacético lleva al punto en el que te hace plantearte cómo es posible que de su mente y sus retinas salieran trabajos tan dispares entre sí. Personalmente, nunca me había enfrentado a sus trabajos dentro del spaghetti western… y ya iba siendo hora. Lo que me encontré con Las Pistolas Cantaron La Muerte (aka Los Colt Cantaron a Muerte y fue Tiempo de Matanza) fue un entretenidísimo y violento western altamente disfrutable. Una buena elección, a mi parecer, que abre boca y provoca unas tremendas ganas de indagar más en las obras del entonces futuro padrino del gore dentro del western “a la mediterránea”.


Con un Franco Nero en estado de gracia y justo en el momento en que su carrera comenzaba a despegar (el mismo año se estrenaba su primera aparición como el mítico Django en la película homónima de Sergio Corbucci) y un acertadísimo contrapunto tragicómico de la mano del uruguayo George Hilton y su interpretación del hermano alcohólico de Tom (Franco Nero), Las Pistolas Cantaron La Muerte se presenta desde el primer segundo de metraje como un spaghetti western mucho más oscuro y visceral que la gran mayoría de sus coetáneos, pero que a pesar de ello conserva la capacidad de entretener y emocionar que caracteriza al género. Nos cuenta la historia de Tom, un buscador de oro que recibe la visita de un conocido de su pueblo natal, quien le dice que debe volver urgentemente. Al volver, Tom se encontrará con un pueblo totalmente dominado por el terrateniente Sr. Scott (Giuseppe Addobbati) y su sanguinario hijo Jason (Nino Castelnuovo), quienes tienen a todo el pueblo bajo su yugo. Junto al borracho de su hermano Jeffrey, Tom decidirá que ya va siendo hora de que todo vuelva a ser como antes.


Una historia fundamentada en la venganza, con constantes escenas de acción y un desarrollo de acontecimientos de tremenda crudeza y frialdad en el que no importa el género, edad o condición: si tienes que morir, morirás. Todo ello desde un prisma en el que el fantástico juega un enorme papel, haciendo que esos tiroteos imposibles y esos movimientos surrealistas de las peleas no chirríen en absoluto, puesto que durante todo el metraje se van mostrando declaraciones de intenciones (tanto voluntarias como involuntarias) de que nos encontramos frente a un western con pinceladas del terror. El hecho de que el villano sea un psicópata desatado e incontrolable nos recuerda quién hay tras la cámara: nada más y nada menos que uno de los mayores representantes del giallo y el terror italiano. Aunque aún faltaban unos años para que mostrara su cara más visceral, Fulci deja claro con Las Pistolas Cantaron La Muerte cuál será el sendero que tomará para llegar a convertirse en el matarife que fue.

Óscar Lladó

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