Hoy toca dejar
de lado el Baño de Sangre habitual de los viernes para
realizar un ejercicio de intromisión interna. Y es que en este
Freedomingo que os traigo hoy voy a meterme en el terreno de
mi compañero y amigo Cristian y su sección Pelis Corticas,
ya que os voy a hablar de un maravilloso corto en pleno recorrido
festivalero, con el que estoy seguro os vais a topar en más de un
certamen, si no lo habéis hecho ya. Pero primero, tocar poneros en
precedentes.
El joven realizador del trabajo que
hoy nos ocupa comenzó su recorrido como la mayoría: haciendo sus
pequeños proyectos con amigos, aprendiendo de cada experiencia. En
2012 inicia su recorrido por festivales (que, 6 años después, aún
dura) uno de sus trabajos más reconocibles hasta la fecha, una
macarrada protagonizada por un payaso zombie que no deja títere con
cabeza. ¿Su título? Tus Gritos Me Dan Risa. En ella
su director, Sergio Morcillo, mostraba atisbos de sus
capacidades y aptitudes actuales, pero ni él mismo se imaginaría
que crecería tanto como realizador en tan poco tiempo. Porque el
recorrido hasta su último trabajo, Gotas, ha
mostrado una paulatina evolución en su trabajo y estilo que
justifica por qué hace poco recibió el premio de cortometrajista
ejemplar en el certamen madrileño Cortos con Ñ. Y es que,
pasando por su contribución para ABC’s of Death (que no pasó la
criba, pero poco le faltó) M is for Metamorphose o su
más reciente You’re Gonna Die Tonight, Sergio ha
venido demostrando (si es que tiene que demostrarle algo a alguien)
que no es solo un interesante realizador de género, si no que sus
trabajos destilan amor por el cine (en general) por los cuatro
costados. Y ese amor, esa pasión, culmina en el que considero su
súmmum como cortometrajista, Gotas, un trabajo que no
se casa con ningún género, oscilando entre el drama y el
fantástico, rompiendo con sus anteriores y mucho más
estilísticamente definidos cortometrajes.
Gotas nos cuenta la
historia de Marta (Marina Romero), una adolescente cuyos
padres murieron hace unos años y que se enfrenta a toda una serie de
cambios en su vida. Creedme si os digo que es todo lo que necesitáis
saber de su argumento, pues el desarrollo de los acontecimientos os
dejará patidifusos, en un constante juego del despiste y las falsas
expectativas que dota al trabajo de un carácter imprevisible y
sorprendente muy de agradecer en estos tiempos de copias y refritos.
Porque Gotas puede recordar en cierto modo (en su tono
e intenciones) a la primera mitad de una de las obras maestras del
terror del siglo XXI: la francesa Martyrs, o incluso a
The Babadook por su magistral cruce de géneros y su
narrativa cautivadora y envolvente. Puede hacer que pensemos en
determinados títulos pero, sin lugar a dudas, estamos hablando de
una idea tan original en conjunto que es difícil hacer comparativas
con cualquier otra película, más allá de ciertos fragmentos que,
como decíamos, puedan remitirnos a otros trabajos. Este hecho hay
que agradecérselo, además de a Sergio (lógicamente), al guionista
Santiago Taboada, quien ha realizado un trabajo sublime de
principio a fin y se ha implicado en el proyecto con todas sus
energías y buenas intenciones. Sin duda hablamos de un tándem
prometedor de nuestro cine, y esperemos que esta no sea ni mucho
menos su última colaboración. Tienen muchas alegrías que
proporcionarnos en el futuro.
Respecto al apartado técnico, es sin
duda donde encontramos el mayor salto hacia adelante en el trabajo de
Morcillo, puesto que nos topamos con una fotografía cálida cuando
lo necesita, fría cuando así lo requiere el guion, pero agradable a
la vista en cada plano. Todo ello, cosecha del director de fotografía
Daniel Borbujo, sumado a un apartado de arte capitaneado
por Ana Cobos que, sin excesos, consigue recrear la atmósfera
perfecta para el desarrollo de la trama, tiene como resultado un
producto final de acabado totalmente profesional.
Siguiendo con el apartado técnico,
cabe destacar (sin ahondar mucho en los detalles para no fastidiaros
la sorpresa) el tremendo trabajo de FX de Sergio Moral y su
equipo, asegurando los escalofríos. Por otra parte, es triste que
muchas veces se menosprecie o no se tenga en cuenta el trabajo del
ingeniero de sonido. Y es que el experimentado Roberto H.G.
realiza un trabajo ejemplar en cuanto al diseño de sonido se
refiere, una talentosa gota más que, junto al resto de gotas del
equipo, crea la ambientación necesaria para introducirnos, de noche
y sin luz, en este oscuro a la par que luminoso océano llamado
Gotas.
Si tenéis oportunidad (que la
tendréis, seguro) no os perdáis este inquietante nuevo trabajo del
prometedor y talentoso Sergio Morcillo. No os arrepentiréis.
Óscar Lladó
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