jueves, 12 de octubre de 2017

50 Sitges Film Festival - Días 3 y 4

Tras unos días de vuelta a la cruda realidad (unos días de locos para un servidor, por cierto), hoy os seguimos contando nuestros periplos por el festival de festivales del cine fantástico. Y es que el primer sábado del festival fue un día de aquellos para no olvidar jamás… pero antes, dejadme empezar con un consejo: a la hora de cuadrar vuestros horarios y escoger vuestras sesiones, por muchas ganas que tengáis de ver algo… nunca (¡pero nunca!) pilléis una sesión matinal (suelen ser entre las 8 y las 8:30) si os vais a dormir a las 3 o las 4 de la mañana. Menos aun cuando lleváis varios días durmiendo una media de 3 horas. Os vais a quedar fritos, no vais a llegar a la sesión y lo único que vais a hacer es tirar el dinero. Palabrita de niño Jesús.

DÍA 3

Por segundo año consecutivo (el año pasado me quedé con las ganas de ver Fear Inc.), esto es lo que me ocurrió el sábado, cuando llegamos a Sitges demasiado tarde para ver Muse, el nuevo trabajo de Jaume Balagueró. Lo cierto es que las críticas no acompañan demasiado, así que por lo menos no se nos quedó mal cuerpo por perdérnosla. Aunque, si se nos hubiese quedado mala sensación, nos habríamos olvidado de ella enseguida, porque lo que ocurrió en el Auditori a las 10:30 fue una de las experiencias más increíbles de éste festival. ¿Cómo no va a serlo cuando hablamos de una doble proyección de Suspiria (una de las películas predilectas de éste humilde redactor) y La Cumbre Escarlata (a la cual me enfrentaba por primera vez) presentadas por sus celebérrimos directores, los maestros Dario Argento y Guillermo del Toro?


La sesión daba inicio con Àngel Sala (director del festival) presentando a Argento y el Auditori en pie para recibir como se merece al maestro del gialli, quien desgranó a ritmo pausado su Suspiria, obra maestra indiscutible del terror y un pilar básico para comprender el género. Allí nos habló sobre el tratamiento del color conseguido gracias a un viejo rollo Technicolor recuperado de un laboratorio Kodak en EEUU, sobre los picaportes de las puertas que colocó más altos de lo normal para que las actrices parecieran más pequeñas o sobre su peripecias para intentar vender la película a su productor con la idea de que fuera protagonizada por niñas de 12 años. Todo esto antes de que Guillermo del Toro se deshiciera en elogios hacia el maestro y pasara después a hablarnos sobre La Cumbre Escarlata, trabajo del que dice estar muy orgulloso… y no es para menos. Pero primero los presentes pudimos disfrutar de Suspiria con el sonido y la imagen (la copia restaurada que distribuye A Contracorriente) impresionante del Auditori.


Personalmente, en el momento en que se estrenó La Cumbre Escarlata me echó para atrás que la vendieran con un tráiler que daba la sensación de que sería el enésimo refrito del terror gótico europeo. Tal y como comentó Del Toro, se trata de una película romántica anti-romántica, definición bastante acertada. Pero lo que me pareció finalmente, al igual que muchos de los trabajos del mexicano, es una fábula fantástica. Como un cuento de los hermanos Grimm en su versión más cruda y adulta. Una muestra más de que Del Toro es uno de los grandes del cine actual. Un tipo con vastos conocimientos que calcula milimétricamente cada movimiento y, al contrario de lo que suele pasar con quien domina el apartado técnico, no pierde en absoluto la capacidad de transmitir emociones y sentimientos gracias tanto a su apartado visual como narrativo.


Hasta la noche no volvimos a la carga gracias a una siesta que se fue de las manos y nos hizo perdernos a Sergio Martino y su Todos los Colores de la Oscuridad. Bien, Óscar. Bien. Pero compensamos con una de esas locuras tan necesarias en cada edición de Sitges. Uno de esos escatológicos y muchas veces estúpidos sinsentidos como el año pasado fue la enorme The Greasy Strangler. Este año el título candidato a ocupar tan honorable lugar (salvando las distancias estilísticas y de tono con The Greasy Strangler) era KUSO, el debut en el cine del músico estadounidense Flyin Lotus, uno de los raperos más experimentales e interesantes del underground americano. Vendida durante los últimos meses como “la película más asquerosa de la historia”, KUSO inicialmente parece un compilado de sketches sin aparente conexión entre sí separados por interludios animados que a ratos recordaban a Monty Phyton y a otros a las grotescas animaciones 3D de Bizarre Mind, para darnos cuenta a posteriori de que, a pesar de su formato, las diferentes tramas tienen continuidad y giran, cada una con su tono particular, alrededor de un mundo en el que ha habido un gran terremoto que provoca enfermedades y mutaciones en la gente. Diarreas milagrosas, ojetes místicos, porno bizarro y mil y una locuras más se dan cita en este experimento delirante y grotesco.

DÍA 4

Con un Retiro repleto dimos inicio al cuarto día en la proyección del primer bloque de cortos oficiales a competición, con muchos de sus autores presentes y la ilusión flotando en el ambiente.

El Hada de los Dientes de Jeremías Segovia y Gonzalo Torrens dio el pistoletazo de salida con una fábula de terror de aroma clásico facturado en Uruguay. Destacable su mimada fotografía y la buena actuación de su pequeño protagonista.

Muchas ganas tenía ya de ver Caronte de Luis Tinoco tras un buen tiempo siguiendo los avances del proyecto a través de las redes de la gente de Onirikal Studio. Me imaginaba que el resultado iba a ser bueno, pero ni de lejos esperaba encontrarme con una producción digna de cualquier gran estudio. No hay que olvidar que es una producción indie cuyo capital humano ha sido la verdadera financiación y motor del proyecto. Vamos, que está hecho con dos duros y un par de huevos/ovarios. Una historia de ciencia ficción emotiva con un trabajo insuperable en el apartado visual en general. Un trabajo que, con una distribución potente, arrasará en festivales de todos los estilos, formas y géneros. Tiempo al tiempo.


La huella de Cronenberg es patente en muchos trabajos de todo tipo. Su imaginario, su forma de representar terrores prácticamente universales mediante grotescos seres y situaciones fue, es y será habitual en producciones de género. It Began Without Warning es una violenta historia con giros de guión a cual más retorcido repleta de homenajes al maestro de la nueva carne, especialmente a su The Brood (Cromosoma 3). A destacar su magistral plano secuencia inicial.

Escarabana, de la realizadora Sara Casasnovas, supone un giro onírico y elegante del género vampírico. Amor eterno al volante de un Cadillac en un trabajo tan mágico como desconcertante.

A los habituales en festivales del género les sonará Into the Mud del madrileño Pablo S. Pastor, un intenso corto que nos planteaba un survival con un giro inesperado e impactante, contando además con la participación del mítico Collin Arthur en los FX y el maquillaje. Había muchísimas ganas de ver qué había preparado Pablo para la ocasión con su homenaje a Scream y al cine de terror de los 80 y 90 (¡Poltergeist!) titulado Bye Bye Baby, y la espera valió la pena.


¿Recordáis la escena de Drew Barrymore al principio de la primera parte de Scream? Claro que la recordáis… Pues imaginad más jerséis de lana amarillos y más peinados noventeros en cabellos rubios. Imaginad una situación muy similar pero con pinceladas sobrenaturales. Imaginad una fotografía impecable y una dirección de arte para quitarse el sombrero. Imaginad un doble giro de guion espeluznante, un final que es puro Craven en su faceta más shocker, actuaciones excelentes y, en general, un producto mimado de principio a fin. Imaginad eso, y ahí tenéis a Bye Bye Baby. ¡Carne de festivales de primera calidad!

Mi guion favorito de la mañana llegó con el breve pero intenso corto de Stellan Kendrick, Goodnight Gracie. Una representación violenta y políticamente incorrecta de la futilidad y lo absurdo de la religión en este mundo oscuro y putrefacto. Un final épico que provocó aplausos y carcajadas entre el respetable.

Virgen es un cortometraje argentino dirigido por Nicolás Amelio-Ortiz en el que destaca una trama bien construida y elaborada para generar tensión, eso sí, a partir de cánones clásicos que la hacen algo previsible. Un trabajo que hará las delicias de fans de James Wan pero que personalmente no me acabó de convencer.

Cada vez es más habitual ver cortometrajes que te llevan a pensar “cómo lo petaría un videojuego así”. Y eso es Daemonrunner. Una salvajada futurista, frenética e intensa cargada de gore y acción con un despliegue de medios impresionante.


El bloque lo cerró Bestia, el último trabajo del colectivo canadiense Luchagore Productions, capitaneado por la incansable Gigi Saul Guerrero. Con una localización tan bella como desoladora y una ambientación bastante distinta a lo que nos tiene acostumbrados la mexicana, el corto contiene un mensaje potente: tu mayor depredador eres tú mismo. ¡Chapeau, amigos!

Corriendo como uno de los zombies de esa mierda infecta llamada Guerra Mundial Z llegué a Brigadoon para poder presenciar el homenaje al desaparecido pero siempre presente George A. Romero, con la presencia del maestro Dario Argento y el agente de Romero durante los últimos 15 años, que protagonizaron una presentación emotiva en la que se confirmó que Romero tendría que haber estado presente en esta 50ª edición del festival. Una lástima de noticia que nos dejó mal sabor de boca, el cual se encargó de quitar la proyección retrospectiva de Los Ojos del Diablo y sus entretenidas adaptaciones de Edgar Allan Poe. Nunca falla, sobretodo el demencial fragmento de Argento adaptando El Gato Negro.


A las 18:30 y con pocas esperanzas nos unimos a una cola kilométrica en El Retiro para ver la secuela de la popular Creep, producción de Netflix que sentaba definitivamente las bases del mumblegore con una frescura y una capacidad de inventiva que no dejó indiferente. Digo con pocas esperanzas porque la primera parte, pese a su final semiabierto, no dejaba muchas posibilidades de hacer una secuela sin repetir el formato. Pero Patrick Brice y Mark Duplass son unos tipos listos y, sí, al final el fondo es el mismo, pero las formas son muy distintas. Si en la primera película te preguntabas constantemente si realmente el personaje de Duplass era un asesino, en esta secuela uno ya sabe lo que hay, así que la duda se traspasa a la co-protagonista de la cinta esta vez. Además, su humor negrísimo hace que el tono de Creep 2 sea totalmente distinto a la primera. Aplausos y carcajadas constantes marcaron una de las proyecciones más sorprendentes del primer tramo del festival con un divertidísimo Q&A. Tú molas, Patrick.


Para finalizar la misa del domingo asistimos a la proyección del prometedor thriller La Serpent Aux Milles Coupures, un neonoir con sabor mediterráneo y una evidente crítica a los prejuicios raciales que deja demasiados cabos abiertos como para acabar de convencer. Una buena idea bien ejecutada pero mal construida que, a pesar de ello, consigue su misión: entretener.

Y con ello nos tomamos un involuntario break de dos días para volver a la cruda y dura realidad… ¡Pero volveremos!

HAIL SEITAN!
Óscar Lladó


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